MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La nueva clase jornalera, los repartidores de Didi y demás 

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Con la pandemia se hicieron más comunes los rostros con cubrebocas, el gel anti bacterial y los inútiles tapetes sanitizantes en las entradas de cada establecimiento comercial, eso, y un nuevo personaje (al menos en las ciudades y urbes en desarrollo), uno común, pero hasta cierto punto, desconocido. Los repartidores de las aplicaciones en línea.

En México existen una veintena de aplicaciones de delivery, disponibles en las principales tiendas de aplicaciones, que cumplen con la función en el mercado electrónico y que, en el caso de las que ofrecer servicios de comida, se valen de los repartidores que llevan los pedidos hasta la casa de quien los solicitó a través de la plataforma en celulares. Entre las apps más populares de nuestro país se encuentran: Uber Eats, Didi Food, Rappi, Ivoy, JOKR o Veloz.

A continuación, algunos datos de la nota “Plataformas de delivery tendrán un crecimiento adicional de hasta 7 por ciento”, publicada el 17 de mayo de 2021: Durante el Foro Internacional Día de Internet 2021: Regulación y Tecnología, de la Asociación de Internet Mx, Víctor Carreón, director de la División de Economía del CIDE agregó que las plataformas de delivery generaron una tasa de crecimiento de entre 28 y 33 por ciento para el periodo 2013-2020. Entre las entidades que han experimentado un mayor crecimiento se encuentran la Ciudad de México, Estado de México y Jalisco, las cuales tienen más comercios en el sector restaurantero. 83 por ciento de los internautas usan plataformas de delivery, de las cuales, el 76 por ciento la utilizan para ordenar comida; 60 por ciento, para pedir productos del supermercado; 53 por ciento, para realizar envíos y paquetería, y 49 por ciento para la compra de medicamentos.

De la nota de Milenio “El boom del delivery”, publicada el 14 de junio de 2021, extraigo algunos de los siguientes datos: y es que a raíz de los efectos de la pandemia del coronavirus, que inició en 2020 y durante ese mismo año alcanzó su punto más letal, aproximadamente un millón 629 mil personas perdieron su empleo según el INEGI. Fue en ese mismo periodo cuando las aplicaciones de reparto tuvieron su mayor despunte, Alejandro Solís, director general de Rappi en México, señaló que en 2020 tuvieron un aumento importante en el número de repartidores registrados, ya que al inicio de ese año eran 30,000 y a mitad del 2021, alcanzaron más de 50,000. DiDi también reportó un aumento de 150 por ciento en sus repartidores en diciembre de 2020. Por su parte Uber y Uber Eats reportaron que cuentan con 200,000 personas que usan su app para generar ganancias en México.

La detonación de las aplicaciones de reparto y transporte, como una alternativa ante el desempleo generado por la pandemia, a su vez visibilizó otro problema derivado de este servicio, la falta de regularización y la mala remuneración de este servicio. Como una de las principales ventajas de este tipo de servicios influyó mucho que al inicio estas no pagaran impuestos, por lo que representó una serie de beneficios que los pusieron por encima de otros servicios. Al empezar la regulación de estas plataformas, o al menos los primeros intentos, el negocio dejó de ser tan rentable para la mayoría de los pequeños empleados que se veían beneficiados.

Según el informe “Este futuro no Applica”, de la Oxfam y el Indesig, sobre las personas repartidoras en México: el 55 por ciento de quienes trabajan como repartidores tendría problemas para cubrir sus necesidades básicas y las de sus dependientes si sólo vivieran con el ingreso generado a través de las aplicaciones.

El 37 por ciento señaló como su razón para dedicarse a esto, el no tener otro trabajo y el 26 por ciento dijo que es para complementar sus ingresos. Además de esto, los y las repartidoras en México, no sólo enfrentan condiciones de precariedad económica, también se encuentran trabajando en total desprotección laboral, sin seguridad social, sin contratos, sin prestaciones de ley, sin un ingreso seguro en caso de incapacidad: 7 de cada 10 personas repartidoras no tiene ningún tipo de seguro médico, ni privado, ni público.

Las plataformas de delivery están entre las tecnológicas mejor valuadas en el mundo, pero los repartidores trabajan en condiciones indignas. Oxfam, en su mismo informe, propuso que si se impusiera un impuesto a la riqueza de 7.5 por ciento a los creadores de Uber y demás aplicaciones, el ingreso obtenido sería suficiente para pagar la seguridad social de los y las repartidoras en México durante cinco años.

El tema de las carencias criminales a las que se enfrentan los repartidores de comida llamó mi atención tras enterarme de la noticia de que el director y cineasta mexicano Gregorio Torres de 65 años, murió a causa de un accidente mientras realizaba su trabajo como repartidor, el perfil de Twitter “Ni un repartidor menos” dio a conocer el accidente y posteriormente el deceso del cineasta en el Hospital Regional Milpa Alta.

“Es digno trabajar de repartidor”. Es indigno morir como repartidor en moto contra un auto. Es más indigno tener 65, ser un gran cineasta mexicano y morir como repartidor en moto porque las políticas públicas de la Secretaría de Cultura nos dan desempleo y nos desactivan, comentaba en Twitter el cineasta José Antonio Cordero en respuesta a la funcionaria de la Secretaría de Cultura, Alejandra Frausto.

El lamentable el hecho de que, a lo largo del año, 61 repartidores han muerto de manera similar a la de Gregorio Torres; esto refleja tantos problemas en suma a los que el actual gobierno no ha hecho frente en ningún sentido. 

Lo he dicho desde hace mucho, la 4T no supo enfrentar la pandemia en el desempleo tal como se debía de hacer y ahora tampoco actúa eficazmente en la regulación de las alternativas que miles de mexicanos sin empleo han usado para salir adelante. La alternativa es simple, la unión, urge la unión de los trabajadores del reparto en México, la fuerza de miles es el único instrumento con que los miles de trabajadores sometidos pueden crear un verdadero contrapeso.

Del tema de la cultura y el desempleo de artistas hay mucho por aportar aun, por ahora solo queda lamentar la terrible perdida de Gregorio Torres.

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