MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La lucha es por el derecho a vivir

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Según la doctrina clásica de los Derechos Humanos, aquellos que constituyen la dignidad humana y que son por su naturaleza universales, inalienables, irrenunciables, imprescriptibles e indivisibles, el derecho más importante de todo ser humano, del que deviene la posibilidad de ejercer el resto, es el derecho a la vida. No se requiere teorizar demasiado para aceptar que, efectivamente, el bien jurídico más valioso que tiene cada persona es su propia vida, arrebatarla o denigrarla se castiga con las penas más severas en la inmensa mayoría de los países del mundo.

Así, desde que en el mundo se ha impuesto cada vez más la corriente jurídica que establece la protección de los Derechos Humanos como la base de todo Estado moderno, la protección de la vida de las personas se ha vuelto la tarea fundamental de todo gobierno. En México, desde la reforma constitucional de 2011, se incorporó esta visión a todo el cuerpo normativo del país; el artículo 1ª de la Constitución General de la República se reformó para incorporar a su texto que,..." todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse" y que, en este sentido, "Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos".

Entonces, ahora que una pandemia como la de la covid-19 amenaza la vida de todos los mexicanos, la tarea fundamental del Estado mexicano es hacer todo lo posible para preservarla. No hay para donde hacerse, si bien la pandemia no es culpa del gobierno mexicano, sí es su obligación legal velar porque exista la menor cantidad de muertes posible.

Sin embargo, vemos que el gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador rehúsa obedecer el mandato constitucional, pues oculta la cifra real de infectados que hay en México, mantiene el sistema de salud público casi en el abandono total y hace muy poco por garantizar que la población que no labora en un sector esencial pueda aislarse en casa (como se ha recomendado) teniendo las condiciones materiales esenciales para poder sobrevivir el tiempo que dure el enclaustramiento. Con ello, él y su gobierno vulneran el derecho de los mexicanos a vivir.

Por ello, es que resulta absolutamente legal y absolutamente necesario que los médicos del país protesten porque el Estado mexicano no les brinda los materiales de protección necesarios para atender a los pacientes infectados por covid-19 sin el riesgo de enfermarse, o porque los centros hospitalarios en donde laboran no cuenten con los instrumentos ni espacios indispensables para tratar a los enfermos, de coronavirus y de todas las otras enfermedades y padecimientos que se siguen dando, pues precisamente en las manos de los trabajadores de la salud el gobierno puede y debe concretar el mandato legal de garantizar y proteger la vida de los mexicanos. Y porque los médicos, enfermeros (as), camilleros (as), personal de limpieza, vigilantes y todo el cuerpo administrativo de los hospitales y clínicas del país son personas como el resto, con una familia a cargo y a por la que naturalmente se preocupan. Todo el pueblo de México debería indignarse ante este terrible atropello del gobierno de López Obrador, pues no sólo se desentiende de la salud de los ciudadanos del país, sino que expone la integridad de quienes son la esperanza de que millones sobrevivamos a la pandemia. Desde aquí nuestra solidaridad con los trabajadores de a salud, su lucha es, naturalmente, la lucha de todos los mexicanos de bien.

Por otro lado, tampoco es exagerado ni desproporcionado la exigencia de todos los sectores pobres del país que han perdido sus empleos o que han perdido sus fuentes de ingreso en el sector informal, que piden que el gobierno federal ponga en marcha un programa nacional de distribución de alimentos para ayudarse, a todos ellos los asiste la razón, pues tienen que verse en la necesidad de salir a las calles si quieren llevar comida a sus hogares poniendo en riesgo su vida, la de sus familias y la de todo el país o, lo que es peor, al ser obligados por la fuerza policial a recluirse en sus hogares se enfrentan al terrible riesgo de morir de hambre. Aquí también, el Estado, el gobierno mexicano debe echar mano de todos los recursos económicos de los que disponga para apoyar a esas familias (más de 30 millones), ahora, no para cuando la pandemia pase, pues todo esfuerzo de las autoridades, por grande que sea, no será suficiente, tomando en cuenta que se trata de proteger el derecho humano más importante.

Así pues, mientras los días pasan y el presidente López Obrador y secuaces hacen oídos sordos ante esta realidad, se acrecienta la posibilidad de que miles tal vez decenas de miles de mexicanos no sobrevivan a la pandemia, unos por enfermedad y otros por inanición, con lo que su gobierno, estaría cometiendo lo que en Derecho se conoce como un crimen de lesa humanidad: genocidio. Pues, los delitos no solo se actualizan por acción, también por omisión. Y al mostrarse el presidente López Obrador, incapaz de proteger el derecho humano elemental, el derecho a la vida, también estaría perdiendo legitimidad como gobernante.

Hoy los mexicanos, particularmente los más humildes, para quienes las desgracias siempre son más severas, luchamos por lo más valioso que tenemos, nuestra vida, enfrentándonos a un gobierno que se ha desentendido de su principal obligación. Es momento de repensar y reflexionar, de unirnos en torno a una sola fuerza social que se proponga como meta principal velar por que la vida de los mexicanos se respete y que además esta sea digna. Una vida en donde todos los mexicanos tengan satisfechas sus necesidades elementales, donde haya empleo y disfruten del fruto de su trabajo y donde puedan convivir con su familia con tiempo suficiente para recrearse. Un México en donde el derecho a la vida digna sea una absoluta realidad. Esa gran fuerza de mexicanos trabajadores se está formando y crece más cada día, es momento de ser un solo hombre.

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