MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La ingenuidad ante la riqueza

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Se ha hecho un fetiche común el que las revistas y medios especializados en finanzas, economía o tecnología sigan religiosamente el movimiento de las riquezas mundiales y de los hombres y mujeres que la encabezan; en el conciente colectivo están nombres como Elon Musk, Bernard Arnault, Amancio Ortega y Jeff Bezos entre los que han encabezado estas listas. Uno de estos medios es el diario argentino El Clarín destacó estos últimos días en redes sociales con una nota publicada en 2018, que llamó la atención de los internautas desde su título: “Jeff Bezos se convirtió en el hombre más rico del mundo, pero sus empleados trabajan mucho y ganan poco”. Con esta nota nos damos una idea del entendimiento del problema que se da en la actualidad, que quiere entender la riqueza de unos pocos y el trabajo de muchos como dos fenómenos independientes el uno del otro.

En 2024, el fundador de Amazon es la segunda persona más rica del planeta -sólo superado por el francés  Bernard Arnault-, tiene un patrimonio neto estimado de 199 mil 600 millones de dólares (mdd) que ha ido incrementando en el transcurso del año, ganando a principios de este año un aproximado de dos mil 500 mdd en un solo día según Forbes, esto es equivalente a casi 40 mil veces el gasto promedio un estadounidense por año (63,036 dólares, imhelp.com), una cifra abismal del fundador y CEO de una empresa que vale alrededor de 2 billones de dólares. Con estos datos, cualquiera con dos dedos de frente podría razonar que los trabajadores tendrían que ser bien remunerados y contar condiciones óptimas para hacer su trabajo, siendo su empleador uno de los hombres más opulentos de toda la historia de la humanidad, sin embargo estaríamos cayendo en el mismo error de los periodistas de El Clarín.

Según el Comité de Salud, Educación, Trabajo y Pensiones (HELP, en inglés), los trabajadores de esta compañía tienden a lesionarse constantemente debido a la intensa carga de trabajo y a la falta de personal, especialmente en temporadas festivas o en sus temporadas de ofertas: “Según el reporte, los datos internos proporcionados por Amazon muestran que sus almacenes no han tenido suficiente personal durante Prime Day y las temporadas de compras navideñas, "poniendo en peligro a los trabajadores que tienen que gestionar un mayor volumen sin un mayor apoyo". El informe cita un documento interno de Amazon, titulado “Lecciones aprendidas del Prime Day 2021”, que afirma que Amazon “cumplió sólo el 71.2 % de su objetivo de contratación” entre mayo y junio de 2021” (telemundo.com, 16 de julio de 2024).

Por si no fuera suficiente, en 2016 el periodista James Bloodworth se coló de incógnito en un almacén de la empresa en Rugeley, Inglaterra, donde narró las condiciones de horror del primer mundo: “el infiltrado ya había contado a The Sun que el personal del almacén orina en botellas porque no tienen tiempo para ir al baño al estar obligados a cumplir objetivos de productividad que sólo son factibles si corren por el almacén y no se detienen nunca: "Si estás en el último piso, sabes que tardarás cinco minutos en ir al baño, y todo ese tiempo estás siendo amonestado por tomar demasiado tiempo libre" (códigonuevo.com, 18 abril de 2018). A esta presión, que se remunera con poco más del salario mínimo estadounidense se le suma el constante peligro a perderlo; más de 27 mil trabajadores del servicio AWS (uno de los que más ganancias tiene) fueron despedidos entre finales de 2022 y principios de 2023, todo para anunciar próximos recortes en la segunda mitad de 2024.

Todas estas condiciones han llevado a los trabajadores a buscar realizar un sindicato, el cual les ayude a mejorar sus condiciones laborales, mismos intentos que se han visto mermados por el mismo Amazon que en 2022 gastó 14.2 mdd para pagar expertos antisindicales y asegurarse de que el movimiento fracasara según el Huffpost. Asesorando a la dirección sobre las diferentes formas de eludir o de violar las leyes federales y lograr así el objetivo de acabar con la organización sindical. Y aunque, actualmente están a punto de afiliarse al sindicato Teamsters, los intentos de la empresa por anular esto siguen en pie.

Esta explotación no sólo se remite a Estados Unidos, según el reporte de Amnistía Internacional Don’t worry, it’s a branch of Amazon, (No se preocupe, es una filial de Amazon), trabajadores de sus almacenes en Arabia Saudita estuvieron reiteradamente expuestos a abusos y condiciones de vida y trabajo infrahumanas llegando a la trata de personas: “la mayoría de los trabajadores estuvieron alojados durante meses en lugares sucios y masificados, en ocasiones con chinches. Trabajaban en almacenes de Amazon, pero las empresas proveedoras de mano de obra solían retener parte de su salario o su asignación para alimentación, o ambas cosas, sin explicación alguna, y les pagaban menos por las horas extras. Según dijeron los trabajadores, en los almacenes los obligaban con frecuencia a cargar artículos muy pesados y forzar el ritmo para cumplir objetivos de rendimiento agotadores, los vigilaban constantemente y no les permitían descansar bien. En algunos casos esto les provocó lesiones y enfermedades” (amnesty.org, 10 de octubre de 2023).

La ingenuidad del “pero” se transforma en porque: Jeff Bezos es el segundo hombre más rico del mundo, porque sus trabajadores no son bien remunerados, porque son explotados laboralmente, porque no se les permite descansar, porque no se les permite afiliarse a un sindicato, porque el sistema en el que vivimos está configurado para que unas pocas manos concentren la riqueza que es producida por miles. Los trabajadores son los que toman riesgos, los que trabajan día y noche y sin los que Bezos no podría generar en 13 minutos lo que una persona normal el resto de su vida. Es necesario que los trabajadores entiendan su importancia y luchen por defenderla a toda costa.

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