Hace ocho meses escribí sobre un festejo que tendría a bien reunir a oaxaqueños (sin distinciones de ningún tipo). Se trató del III Concurso de Folclor Internacional que organizó el Movimiento Antorchista, en el que se abarrotó el honorable "Auditorio de la Guelaguetza" con la presencia de gente humilde de todo el Estado y pequeñas representaciones de todo el país, que en su vida habían tenido la fortuna de estar en una de esas butacas, para apreciar una gran riqueza cultural.
Ahora bien, con un mes de anticipación (en junio) de cada año, la difusión de visitar Oaxaca se hace intensa porque habrá una fiesta colorida, "del pueblo", dicen; y es que, en efecto, "La Guelaguetza" es una celebración cultural importante en México, que tiene lugar en la capital de Oaxaca y forma parte de celebridad desde la época prehispánica, ya que los pueblos de las ocho regiones del estado se reunían en el cerro del Fortín, para dedicar una reunión a la diosa Centéotl, "diosa del maíz tierno", a quien le ofrecían hermosas ofrendas y plegarias que concluirían con el sacrificio de una doncella del pueblo; posteriormente, en la época de La Colonia, se continuó con la tradición, pero ahora aunado a los cultos populares que se rendían a la Virgen del Carmen, los dos lunes después de la festividad católica (16 de julio), donde, dado que el festejo se realiza los lunes en el cerro del Fortín, surge el nombre "Los lunes del cerro".
Lo que en un inicio fue la forma de construir la identidad oaxaqueña, que tomó como pretexto los 400 años de la fundación de la ciudad de Oaxaca; cuando en 1932 se creó un espectáculo que involucró todas las culturas de las regiones del estado, surgió el llamado "Homenaje racial", que tomó como base la celebración prehispánica en honor a la Diosa Centéotl y al paso de los años se denominó "Guelaguetza", que en este 2019 festejará su 87 edición.
La palabra "Guelaguetza" en el fondo es de origen zapoteco y se designa a la acción de ofrendar, compartir o regalar. Es decir, el motivo de la festividad debería ser organizado para que el pueblo que lo fundó no olvide que es necesaria su unidad y hermandad, sin embargo, de lo que vemos que trata actualmente es que, en efecto, se hace visible la riqueza con la que cuenta nuestro Estado, pero se oculta la realidad que viven las culturas e indígenas de Oaxaca.
El video promocional de este año, por ejemplo, data que Oaxaca está ¡lleno de colores, música, danza y tradición!, y sí, en efecto, en México existen 68 pueblos indígenas que suman más de 11 millones de habitantes, casi el 10% de la población total del país. Pero los estados donde se concentra más población indígena son Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Campeche y, aunque en otras entidades pueda haber uno o dos grupos, los cuatro nombrados siembran la semilla de mantener viva su cultura. Además, el video promocional de nuestra máxima fiesta, de esa que hay que sentirnos orgullosos, dice que Oaxaca es ¡un mundo mágico, lleno de alegría! Pero...¿cuántos oaxaqueños creen eso? ¿Acaso el Gobierno no ve que en la entidad hay más de 2 millones de pobres, que no tienen nada que festejar? ¿Acaso los pobres festejan su cultura, cuando no tienen una vivienda, agua potable, caminos, etc.?
Está claro que el Gobierno del Estado no honra a los oaxaqueños porque los mantiene en la pobreza, alta marginación y en el olvido. Los funcionarios del Gabinete Estatal, dándole publicidad a las culturas y tradiciones de la entidad, con el pretexto del festejo de la Guelaguetza, lo que hacen es dar al mundo la imagen de un Oaxaca próspero, feliz, alegre; cuando la realidad es que la gente sufre, clama justicia y exige solución a sus demandas más sentidas. Por tal motivo, el antorchismo oaxaqueño, no quedándose con los brazos cruzados ante tales injusticias, después de haber exigido de forma paciente soluciones inmediatas a sus demandas de obra social, vivienda, educación cultura, etcétera, y de solo haber recibido palabras, promesas y más promesas, le mostrará a los asistentes de la Guelaguetza que, de lo que vieron en propaganda, no todo es así, pues en Oaxaca los pobres no tienen nada que festejar, los funcionarios del Gobierno Estatal niegan a atender necesidades urgentes de la gente humilde; por eso, en el marco de las fiestas de la Guelaguetza, el antorchismo denunciará y dejará al descubierto, el mal trabajo del Gobierno del Estado. ¡En Oaxaca no puede haber fiesta completa, si sus honrados se hunden en la pobreza! ¡Sí a la Guelaguetza, no al olvido de los pueblos indígenas!
0 Comentarios:
Dejar un Comentario