MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

En busca de un equilibrio entre hombres y mujeres en Nuevo León

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La opresión machista está muy arraigada en nuestra cultura y sociedad. Hombres educados con una idea supremacista en torno a las mujeres, que creen que son superiores al género femenino. Ese pensamiento debe ser corregido y erradicado. 

Es tiempo de superar tabús y entender que las mujeres no solamente tienen las mismas capacidades que los hombres, tanto mentales como profesionales, sino que a ellas también les corresponden los mismos derechos.

Es necesario entender un poco más la equidad de géneros porque aún hay resistencia, inercias socioculturales y estructuras que impiden un avance pleno; este atraso se da por la falta de oportunidades impuestas por el modelo socioeconómico neoliberal existente hasta el momento.

La verdadera liberación de la mujer sigue pendiente, la lucha aún está inconclusa y debe continuarse en unidad fraterna con firmeza y sin detenerse.

De acuerdo con una recopilación de opiniones y experiencias de mujeres destacadas en el poder público, los deportes, el activismo social y el entretenimiento, todas coinciden en que han tenido que librar duros obstáculos para sobresalir y, de paso, también han abierto brecha para otras mujeres. En una postura libre de todo complejo o de reproches, ellas deben inspirar a entender mejor que en la búsqueda de la equidad no hay espacio para la mezquindad, los regateos ni los prejuicios.

Una de las áreas donde las creencias arcaicas aún convergen, es la de las relaciones de pareja. La desinformación, la desconfianza y a veces el miedo a tratar temas relativos a nuestro sexo pueden llevar a problemas emocionales, de ansiedad y, en el peor de los casos, de salud.

Sin duda, estas discusiones son necesarias para que nuestra sociedad evolucione y se vuelva más tolerante y sobre todo esté mejor informada.

El carácter emprendedor, nacido del modelo capitalista para producir riqueza y más riqueza, impulsado marcadamente por un sector pudiente, los dueños de los medios de producción de la población neolonesa, ha sido motor del éxito económico de Nuevo León, pero no así en todo el ámbito socioeconómico de la clase trabajadora, como ocurre con las mujeres que enfrentan una situación social y económica raquítica. 

El sector privado y universidades regias intentan ser una poderosa conexión entre las necesidades de los grandes corporativos del estado y los nuevos emprendedores, pero se olvidan de la clase trabajadora siempre presente para producir la riqueza, a pesar de que no disfruta de ella. 

En este sector de la clase trabajadora, la mujer queda relegada solamente al trabajo doméstico que es una tarea significativa, pero que no deja de estar sometida a una rutina y no le permite superarse.

Todo proyecto debiera avanzar y consolidare, sería muy bueno para Nuevo León tanto en derrama económica como en la generación de empleos mejor pagados; así que conviene no perder de vista futuros proyectos que emanen de gente sensible y humanista que consideren todo el entorno sociocultural humano y su contexto material, y a las mujeres como fuente indispensable para desarrollar una sociedad justa y equitativa.

La relación entre los patrones y la clase trabajadora siempre es tema delicado y complejo porque simple y llanamente, dadas sus condiciones de posicionamiento, persigue objetivos diametralmente opuestos. Mientras los dueños de los medios de producción buscan la ganancia y la riqueza a costa de la clase trabajadora, prácticamente sin importar más nada, la clase trabajadora solo busca sobrevivir dignamente, sostenida únicamente por su única fuente de ingreso, la fuerza física e intelectual que es con lo único con lo que cuenta en el ámbito socioeconómico actual. Es aquí en donde nuestra clase gobernante debe participar activamente propiciando y buscando la transformación, la enmienda que pudiera reducir, desahogar más rápido la desigualdad social sobre todo con las mujeres entre las que está muy marcada la injusta distribución de la riqueza. 

Insistiremos, solamente educadas, unidas y organizadas, las mujeres y toda la comunidad de la clase trabajadora, en una idea distinta a la que prevalece en el sistema económico actual, podremos cambiar nuestro entorno social y económico; solo lo justo y nada más lo justo para toda mujer y hombre, que trabaja día a día sin recibir en remuneración a sus esfuerzos lo necesario para una vida digna. En lucha constante y perseverante lo creemos viable y posible, sí, un equilibrio de fuerzas productivas entre hombre y mujer.

¡¡VIVA ANTORCHA REVOLUCIONARIA!!

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