MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El reto para los estudiantes mexicanos

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En este país, ser estudiante no es garantía de superación personal ni mucho menos profesional, menos ahora con los planes de la Secretaría de Educación Pública (SEP) que traen a relucir los verdaderos intereses con sus apoyos directos como las becas “Benito Juárez” y “Jóvenes Construyendo el Futuro”, que no abarcan al total de la población, en edad y condiciones de recibirla, ni cumplen con sus propias reglas de ser constante. Además, estos apoyos no garantizan la superación de los estudiantes y menos sacar del atraso tan grande al país, pues los otros elementos que implican una mejora para este sector no están siendo cubiertas como la infraestructura o mejor preparación de docentes.

Haciendo memoria, antes de la pandemia, no contábamos con una base firme de nuestro sistema académico capaz de sostener todo el edificio de la formación educativa y profesional de niños, adolescentes y jóvenes que están en edad de estudiar. Hemos visto cómo diversas instancias gubernamentales y no gubernamentales, así como organismos nacionales e internacionales, publican datos sobre los resultados de evaluación sobre el nivel de aprovechamiento de los estudiantes, en los que se evidencia el grave atraso en el que nos encontramos con respecto a conocimientos básicos, que nos dejan muy por debajo de los resultados de otros países y México está en los últimos lugares. La pandemia, pues, terminó por desnudar la desigualdad que persiste en el sistema educativo y, sin acciones claras, la brecha actualmente es pronunciada, acrecentando el detrimento de los estudiantes de escasos recursos económicos.

La falta de infraestructura, la poca cobertura y actualización en el uso de la tecnología, el magro presupuesto destinado al desarrollo de la ciencia y tecnología (menos del 0.3 por ciento, cuando la recomendación es que se le destine más del cinco por ciento del PIB, siendo poco los países que cumplen esta recomendación), los deficientes programas implementados por la SEP, los cambios de titular, los constantes cambios en la reforma educativa, entre muchas más políticas que se han implementado, cada gobierno que pasa a la silla presidencial, sea el color y del personaje que sea, hasta ahora, no han podido fortalecer a este sector, no han logrado crear una base sólida que les permita a los estudiantes tener una buena educación y llegar a ser profesionistas ejemplares. Esto ocurre en la educación pública, donde la inmensa mayoría de los estudiantes son de los estratos más humildes, hijos de familias que viven en condiciones deplorables: sin trabajo –y los que trabajan, con salarios paupérrimos-, sin vivienda propia –y lo que lo tienen, sin los servicios básicos o en hacinamiento-, que, sin duda, difícilmente puede solventar los gastos que implican la formación de sus hijos.

Sin embargo, el Gobierno federal no tiene claro cómo y qué hacer para sacar del bache en el que se encuentra el sistema educativo nacional, y sus políticas no han resultado ser la panacea que aseguraban mejorar tan grave situación. Aun así. muchos esperan que llegue la dichosa beca para que amortigüe el golpe de la crisis económica que atraviesan las familias mexicanas ya que el año nuevo nos sorprendió con el aumento de precios, cada vez hay más pobreza y hambre. Por eso las familias se encuentran en el dilema de comer o educar a sus hijos. Lo que viene ahora es peor que la pandemia, es un problema de desastre.

Se habla de tres millones de desempleos, según datos de la revista Forbes, y los afectados serán evidentemente las familias ya sumergidas en la pobreza y, por tanto, los estudiantes de esas familias. Y el estado de Tlaxcala no se exenta de este escenario, pues de acuerdo con el Índice de Tendencia Laboral de la Pobreza (ITLP) del Coneval, el estado se ubicó como la séptima entidad donde más aumentó la población con un ingreso laboral inferior a la canasta básica, pues el 45.3 por ciento de la población tlaxcalteca no puede adquirir la canasta alimentaria con su ingreso laboral. En este sentido, otra tremenda epidemia nos espera a los estudiantes: la falta de oportunidades, la ignorancia y alistarnos a la reserva laboral en el mejor de los casos.

México no estaba preparado para enfrentar una pandemia, lejos de ello, ha generado graves estragos en los diferentes sectores de la sociedad, entre ellos de la comunidad estudiantil y las condiciones que teníamos antes ni las de ahora son las adecuadas para enfrentar el problema de la educación, pero con las secuelas de la pandemia, se agudizará aún más la desgracia del sector estudiantil.

Por ello, los estudiantes alzamos la voz para que se instrumenten las medidas necesarias que puedan crear las condiciones para enfrentar estos retos que ahora se nos presentan en el terreno educativo, pues las medidas actuales no han pasado de la simulación, atendiendo los intereses mezquinos de los que tienen el poder económico.

Se requiere mayor inversión a la educación, así como en la ciencia y la tecnología, que permita formar a jóvenes científicos, con pensamiento analítico, críticos de la realidad que nos aqueja, prepositivos y de esta manera hacer frente a cualquier fenómeno social o de salud que se nos presente. Es hora compañeros de levantar la voz y demandar lo que por derecho de futuro nos corresponde, como lo dice una poseía: “… la salvación de México de su juventud depende”. Es el reto. 

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