Los antorchistas hemos dicho constantemente que es muy importante que todos, sobre todo los trabajadores, tomemos en serio la tarea de educarnos y organizarnos, por ser ese el único camino para acceder a un futuro mejor.
Es así porque nuestra realidad es, y ha sido por siglos, de angustia y dolor provocados por la pobreza que agobia a las grandes mayorías por la falta de ingresos suficientes para satisfacer las necesidades más urgente y elementales, pobreza de las grandes mayorías que es causa de todos los males que vivimos actualmente, y que es, a su vez, provocada por la desigualdad, que tiene su raíz en el mismo sistema económico y social cuyo fin es, precisamente, esa desigualdad, ya que es el único modo de lograr que unos cuantos se hagan inmensa e injustamente ricos; aunque sus teóricos y publicistas argumentan la “libertad” y la “democracia”, el fin del sistema que domina al mundo no es ni la libertad ni la democracia, sino la concentración de la riqueza en las manos de unos cuantos.
La poesía y la declamación son instrumentos fundamentales y muy eficaces en nuestra tarea vital de educar y organizar al pueblo trabajador de México.
Esto lo han explicado los más grandes pensadores de toda la humanidad desde hace más de siglo y medio, y han ofrecido soluciones científicas, pero ese conocimiento no se ejecuta ni se convierte en una solución práctica de la pobreza y sus males, porque precisamente esa gran cantidad de pobres no la conocen, no la hacen suya, ni se han propuesto a trabajar para hacerla realidad. Lo primero, pues, es hacer que esa masa inmensa de trabajadores conozca y entienda esas soluciones científicas, y se decidan a llevarlas a la práctica. Eso quiere decir educarse y organizarse: esa es la tarea del momento.
Ahora bien, debemos admitir que educarse no es una tarea fácil, pero es realizable, los mecanismos para lograrlo son de diversa índole, y no se trata solamente de leer y estudiar los documentos y los libros escritos por esos grandes pensadores de antes y los de hoy, como nuestros dirigentes antorchistas, sobre todo del maestro Aquiles Córdova Morán, sino que existen otros mecanismos que complementan la tarea de educarse como lo es el disfrute y sobre todo la práctica de la cultura, el arte y el deporte. Por eso nuestra organización promueve toda una serie de actividades en este sentido como son la música, la danza, la oratoria y demás manifestaciones culturales, así como el deporte, actividades que tienen su máxima expresión en las Espartaqueadas culturales y deportivas, y los eventos y concursos nacionales.
Es el caso de la II Jornada Nacional de Declamación, como una parte más de esta labor educativa, que se desarrolló a nivel nacional y en la que todos los antorchistas hicimos el esfuerzo de contribuir, por ser uno de los más importantes modos de educar la sensibilidad de nuestros compañeros y de toda la gente en general, pues la poesía es una de las formas más bellas de expresar las ideas, haciendo que estas, que son el contenido fundamental de la misma, revistan formas bellas, haciendo uso de los diversos recursos literarios, del ritmo a través de la medida y la cadencia, así como de la rima.
La poesía es un género literario que se define como la representación de un sentimiento, una historia o una idea de un modo estético y bello. De manera que esas ideas e historias, que por su propia naturaleza tienen su peso y su fuerza, las multiplican si, además, se expresan de forma bella, llegando de manera más profunda, sensible y permanente, por todo ello más eficaz, a la mente y al ánimo de quienes la disfrutan. Sea por la vía de la lectura personal o colectiva, en voz alta o, mejor, por el disfrute o la práctica de la declamación.
La declamación se define como un arte escénico que consiste en recitar un poema, que es una obra poética, o prosa con entonación, gestos y ademanes adecuados, de manera que el declamador, hace el esfuerzo de estudiar y memorizar la obra, después de haberla entendido y mediante su representación proyectar la comprensión del contenido, las ideas, historias y las emociones que lo conforman para hacer que el público sea parte de las mismas. Esta representación emotiva, aunada a la forma literaria estética del poema, despierta entre quienes la escuchan no solo la comprensión de las mismas sino las emociones que logra trazar el mismo texto y la habilidad del declamador para proyectarlo.
De esta manera, tanto el declamador como el que lo escucha y ve se educan, aumentan su comprensión de ideas profundas y significativas, además de hacerlo con el ánimo y la emoción que el poema y su declamador proyectan. Declamar, pues, requiere conocer y entender lo que se declama y su solo ensayo ya convierte al declamador en un educando, en pupilo de quien escribió ese poema, y al mismo tiempo en educador al ayudar a que otras personas, su público, logren hacerlo también.
Por todo esto, en nuestra tarea fundamental, nuestra tarea vital de educar y organizar al pueblo trabajador de México, la poesía y la declamación son instrumentos fundamentales y muy eficaces, los cuales, por ello, no deben ser minimizados ni despreciados, sino que debemos aferrarnos a ellos y blandirlos cada vez más y mejor en nuestra labor cotidiana entre los grupos con los que hacemos trabajo.
Todos, pues, debemos contribuir, en la medida de nuestras capacidades reales, pero con todas las ganas y la seguridad de que no es tiempo perdido, a promover la poesía y la declamación. Por eso, también los antorchistas campechanos pusimos nuestro granito de arena para participar en esta II Jornada Nacional de Declamación, y lo haremos cada día de mejor manera y en mayor cantidad. Por lo pronto invito a mis compañeros antorchistas campechanos a que participen y disfruten de las actividades de esta jornada y a que nos dispongamos a que, en nuestra labor cotidiana, estas actividades culturales ocupen cada día un lugar más importante y trascendente, pues los resultados positivos de esto los veremos reflejados en nuestra tarea de educar y organizar al pueblo trabajador y nos acercarán a la meta de verlo en el poder político al frente de la nación y realizando con entusiasmo y sobre todo con resultados, la verdadera transformación de nuestra querida patria, hacia una sociedad más justa, más soberana y poderosa, pero también más justa e igualitaria.
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