El más grande de los hombres sencillos, nuestro maestro.
Pablo Neruda
Quienes hemos tenido la oportunidad de escuchar a uno de los mejores oradores de la política contemporánea de México y del mundo, o la dicha de haber asistido a alguno de sus tantos cursos sobre historia de la filosofía o economía política, nos habremos dado cuenta de que la fortaleza de sus argumentos y, por tanto, la calidad de su oratoria, se encuentran en las verdades que sus palabras encierran si las contrastamos con la realidad.
Pero todo ello no es producto de la casualidad. En su tarea por educar al pueblo pobre, el fundador y dirigente del Movimiento Antorchista Nacional, el maestro Aquiles Córdova Morán, viene trabajando desde hace más de 47 años, explicándole a este pueblo el origen de sus problemas y los medios para solucionarlos. Y aunque la tarea principal del maestro Aquiles consiste en organizar y educar a las capas más pobres, esto no le impide que sus ideas trasciendan esas fronteras, pues está convencido de que no solo existe la esclavitud material sino también espiritual, y aquí entra toda la sociedad.
El maestro Aquiles es un hombre culto, un estudioso que maneja el método dialéctico-histórico, cuyo incansable trabajo y memoria sin par le han permitido adquirir una capacidad de análisis sin parangón, reconocida incluso por quienes no comulgan con sus ideas. Es un hombre capaz de discernir sobre cualquier tema que va desde la física cuántica hasta la filosofía. Pero no sólo eso.
El maestro es un amante del arte, de la literatura y, en especial, de la poesía, capaz de declamar el bellísimo Pórtico de Melpómene del poeta argentino Arturo Capdevilla sin mirar ninguna nota, lo cual, quienes hemos tenido la dicha de escucharlo, nos saca más de una lágrima mostrándonos el profundo humanismo contenido en su persona y el impacto del arte en el ser humano. Es en síntesis, un hombre universal.
Pero como los grandes hombres, el conocimiento no es un mero adorno para él. Como él mismo lo dice:
“Yo no soy filósofo ni economista, bueno ni político, me he hecho algo de todo eso porque así me lo ha exigido un compromiso social que ese sí es muy real, muy profundo, y es el que ha guiado toda mi vida hasta el día de hoy y espero que hasta el día que yo me muera. Nadie está dando en serio la lucha por los pobres y yo trato de que Antorcha sea ese hueco, llene ese hueco tan grande que existe en el país y en eso sí que estoy comprometido hasta la médula y por eso me he hecho economista, filósofo y bueno hasta poeta, porque dicen que de poeta y loco todos tenemos un poco, porque así me lo pide la lucha social que yo he decidido dar hasta el último día de mi vida”.
Es decir, para el maestro Aquiles, como para Marx, la ciencia no es un placer egoísta sino una poderosísima palanca de la historia, “una fuerza revolucionaria en el más alto sentido de la palabra”.
Este conocimiento pues, fue adquirido no para hacer gala de él sino porque así se lo exige su compromiso con los pobres del mundo y que lo han formado como un luchador social exitoso, fundador y líder de la organización mejor estructurada del país.
A lo largo de estos 47 años de organizar y educar al pueblo de México, el maestro Aquiles ha impartido miles de conferencias a campesinos, colonos, obreros, estudiantes y hasta profesionistas. Sus ideas filosóficas, políticas y artísticas, han llenado miles de páginas, muchas de ellas todavía inéditas. Ha escrito dieciséis libros, además de que sus artículos forman legiones.
Desde su nacimiento, nuestra organización ha sido acusada de grupo de choque, de asesinos, de brazo armado, y epítetos por el estilo. Sabemos que de dichos ataques ha salido siempre vencedor el antorchismo nacional, que a nadie se le ha demostrado absolutamente nada, que son solo bolas de excremento mediático que tiran sobre nosotros para formar ante la opinión pública una imagen de repudio contra nuestra organización.
Hemos sido y somos millones los jóvenes que gracias a las enseñanzas y el apoyo del maestro Aquiles, hemos tenido la oportunidad de estudiar, de conocer más allá de los límites de la pobreza, que gracias a Antorcha tenemos la oportunidad de mirar con otros ojos nuestra situación social, económica y política.
A través del estudio, del arte, de la cultura, del deporte, hemos visto el país que Antorcha quiere para todos y no solo se nos ha hecho admirable el trabajo sino que hemos seguido su ejemplo convencidos de que solo por ese camino se construye un México más digno, más democrático y justo para todos.
Han sido también millones los campesinos, obreros, amas de casa, profesionistas, quienes directa o indirectamente han aprendido de sus enseñanzas. Se sabe bien que dirigentes políticos, académicos, periodistas e incluso, en las mismas esferas del alto poder, discuten sus planteamientos para poder rebatirlos, pero no es nada sencillo, por la misma razón antes mencionada.
En este mundo donde es difícil diferenciar a la izquierda de la derecha, la verdad de la mentira, la sinceridad de la simulación, es donde la congruencia del maestro Aquiles hace honor a los grandes maestros de la lucha revolucionaria y nos demuestra que si nos comprometemos de verdad con la causa de los pobres del mundo, la felicidad está garantizada.
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