Una mañana de música, poesía, danza y conciencia social marcó el inicio de una fiesta cultural sin igual
Tecomatlán, Pue. El sol apenas comenzaba a despuntar cuando los primeros contingentes de artistas y espectadores abarrotaron las calles de Tecomatlán.
Desde muy temprano, el ambiente era distinto: los colores de los trajes típicos, el eco de ensayos de marimbas y el murmullo emocionado de quienes, una vez más, se reencontraban con la cultura como herramienta de identidad y resistencia.
“Un pueblo que no se sabe diferente, no se defiende. Por eso debemos sembrar cultura como se siembra la tierra: con trabajo, amor y conciencia”.
Así arrancó la XXI Espartaqueada Cultural Nacional 2025, un evento que durante nueve días reunirá en la Mixteca Poblana a más de 25 mil artistas de todo el país.
No es un festival convencional: es una movilización masiva de arte con mensaje, un acto de defensa cultural organizado por el Movimiento Antorchista.
La inauguración oficial tuvo lugar en la Plaza de Toros “La Antorcha”, que, con sus gradas llenas, vibró con aplausos, porras y banderas al viento.
Desde el estrado, Aquiles Córdova Morán, líder nacional del movimiento, lanzó un mensaje profundo y combativo. Para él, la Espartaqueada no es sólo un escenario: es una trinchera donde se libra una batalla contra la indiferencia, el olvido y la manipulación ideológica.
“La cultura debe tocar el alma del pueblo”, declaró. “Sólo así podrá reconocerse a sí mismo, entender de dónde viene y por qué debe defender lo que es suyo”. Y advirtió que el verdadero peligro no siempre viene con armas, sino con discursos que debilitan el pensamiento crítico y promueven la desmovilización de los sectores populares.
Córdova no dudó en señalar al neocolonialismo como el enemigo silencioso que, desde hace décadas, busca convertir a las naciones en consumidores dóciles, despojados de identidad. “Un pueblo que no se sabe diferente, no se defiende. Por eso debemos sembrar cultura como se siembra la tierra: con trabajo, amor y conciencia”.
El líder antorchista también cuestionó los resultados de la autodenominada “Cuarta Transformación”, asegurando que la pobreza y la desigualdad siguen tan arraigadas como siempre, bajo nuevas formas de explotación. “La solución no es el asistencialismo, sino organización del pueblo pobre”, afirmó, en medio del aplauso de los presentes.
Por su parte, Avelino Rivera, presidente municipal de Tecomatlán, dio la bienvenida a los asistentes con orgullo visible. “Esta semana, Tecomatlán se convierte en el corazón cultural del país”, dijo, resaltando el impacto económico y social que el evento trae a la región.
Y como muestra del poder del arte para conmover y convocar, el programa inaugural ¡Viva México! llenó el escenario de música, danza y poesía. Bailes de Jalisco y Veracruz, canciones populares interpretadas con fuerza y sentimiento, y versos de poetas como Gregorio de Gante se entrelazaron en un mosaico que hizo vibrar a la multitud.
La Espartaqueada Cultural no es un evento de escaparate, ni busca la fama efímera. Es, ante todo, una propuesta de país: uno donde el arte no sea privilegio ni entretenimiento vacío, sino herramienta para construir conciencia, unidad y orgullo.
Durante los próximos días, la plaza, las calles y los corazones de Tecomatlán seguirán latiendo al ritmo del arte popular. Porque aquí, en esta pequeña población de Puebla, el pueblo no sólo canta, baila y declama: también resiste, sueña y se organiza.
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