MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El despilfarro de diputados de la 4T: una burla para el pueblo trabajador

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En días pasados los medios de comunicación publicaron una nota destacando que los diputados federales de la 64 Legislatura -donde son mayoría Morena y sus aliados PT, PES y Verde Ecologista-, gastaron aproximadamente 200 millones de pesos, en la adquisición de productos, bienes y servicios para mantener el Palacio Legislativo de San Lázaro; evidenciando el despilfarro al que están acostumbrados quienes controlan el Congreso de la Unión; días después, los medios daban cuenta de los datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), confirmando el aumento de la pobreza en lo que va del 2021. En pocas palabras los que dicen que “primero los pobres” derrochan en superficialidades, mientras el pueblo trabajador empobrece más.

Veamos, los legisladores federales en dos años y medio, adquirieron según consta en la plataforma CompraNet de la Cámara de Diputados, entre otras cosas, una silla de madera tipo velvet en 31 mil pesos; sin embargo, el precio de mercado de este tipo de sillas no supera los 10 mil pesos. Mientras los diputados se pitorrean de la “austeridad republicana” dictada por el presidente López Obrador, dándose el lujo de comprar una silla, ¡una sola silla¡ en más de 30 mil pesos; el Coneval informó que el ingreso laboral real por persona a nivel nacional fue de mil 827 pesos, lo que significa que para que un trabajador con su ingreso de un mes, pueda adquirir una silla como la que compraron los legisladores en 31 mil pesos, debe dejar de comer por un lapso de cuando menos 17 meses. ¿No es eso una burla al pueblo trabajador?

Otra de las compras facturada a la Cámara de Diputados -lujos que seguirán disfrutando los diputados afines a Morena y que mantendrán la mayoría-, fue un aparato para hacer ejercicio Body Crunch AB Tomin, marca Inova, para la Dirección de Relaciones Laborales y Servicios al Personal, en más de 26 mil pesos -su precio en tiendas de electrodomésticos es de 5 mil quinientos pesos en promedio-, no se aclara si el aparato es para los trabajadores de la Cámara o para uso exclusivo de los diputados; en cualquier caso es, evidentemente, un capricho que no se puede dar un trabajador con ingresos laborales menores a dos mil pesos al mes, porque en caso de imitar a quienes lo representan en la Cámara, tendría que abstenerse de ingerir alimentos por unos cuantos meses, ¡14 para ser precisos! ¿No es eso una broma macabra para cualquier trabajador?

Para quienes piensen que este tipo de comparaciones, pueden estar motivadas por conservadores de derecha o incluso con intentos “golpistas” como dijo Hugo López-Gatell, al referirse a las protestas, de los padres de niños con cáncer, contra el desabasto de medicamentos; aclaro que simpatizo y apoyo a los movimientos auténticamente de izquierda y me opongo a cualquier uso de la violencia porque se debe dar la lucha de forma enérgica y pacífica. Solo aspiro a poner ante los ojos de la gente humilde, el engaño y la burla del que son objeto, por quienes se llenan la boca del slogan “primero los pobres”.

Para seguir con mi labor educadora, doy otros dos ejemplos, -publicados por la misma Cámara de Diputados federal en su plataforma Comprantet-. Los diputados, a través de las áreas administrativas, también se encargaron de comprar alimentos y bebidas: suscribieron un primer contrato para recibir 470 bolsas de un kilogramo de café 100 por ciento puro, café arábigo de altura, originario de Chiapas, por un monto de 130 mil pesos y como los diputados no pueden prescindir de las galletas a la hora de tomar café, suscribieron otro contrato para la adquisición de galletas Marian y té surtido por 59 mil 689 pesos, ambos contratos con fecha 7 de octubre de 2020. Si bien es cierto tomar café con galletas no es ningún delito ni motivo para criticar a nadie, estos ejemplos sirven para dejarle claro a los trabajadores que, en dos años y medio, los diputados que rinden culto a la “austeridad republicana” gastaron sólo en café y galletas, lo que representa ocho años de trabajo de un obrero con ingreso laboral real de mil 827 pesos mensuales. ¿No es esto una burla, para las familias que para comer toman café hecho con tortilla quemada y galletas de animalito?

Como los ejemplos que se relatan en los medios que dan cuenta del despilfarro de 200 millones de pesos en gastos de productos, bienes y servicios por parte de diputados de la 64 legislatura son muchos, para no abusar de mis posibles lectores, menciono uno más, porque pone de relieve el patriotismo de los diputados que nos ocupan; resulta que otra de las compras, incluida en la lista de gastos, es la adquisición de una bandera nacional de cuatro por siete metros, en 60 mil 551 pesos, es admirable como los legisladores no escatiman en recursos cuando se trata de hacer honor a nuestro lábaro patrio. Veintiocho metros cuadrados del más puro patriotismo, ningún obrero de esos que ganan el salario mínimo debe, ni por equivocación dudar de que ese gasto era imprescindible, aunque signifique que él no podrá ser igual de patriota que sus representantes ante el Congreso de la Unión, porque tendría que ahorrar todo su salario durante ¡dos años y siete meses! Ni modo, una burla patriótica, el obrero en cuestión deberá conformarse con una banderita made in China, de esas de 100 pesos.

El derroche de recursos públicos, de gastos excesivos, por parte de nuestros diputados por un lado, mientras por otro lado, los obreros ven reducidos sus ingresos, gastando cada vez menos en sus necesidades básicas; no solo ocurre en el ámbito federal, también en las legislaturas locales, donde hacen mayoría Morena y sus aliados, se repite el mismo despilfarro, la misma burla inhumana hacía el pueblo humilde. Ejemplo de ello son los diputados del Congreso del Estado de Quintana Roo, los cuales han sido calificados por el Observatorio Legislativo como los más caros en comparación a su productividad y asistencia; cada diputado le cuesta al erario público 19.4 millones al año, de esa cifra a cada diputado se le otorgan en promedio 11.5 millones anuales para servicios personales, viáticos, vales de gasolina y otros gastos. En un día cada legislador tiene la posibilidad de gastarse 31 mil 500 pesos, mientras que en el primer trimestre de 2021, el 37 por ciento de los quintanarroenses percibieron un sueldo que no les permitió adquirir los productos que contiene la canasta básica, eso significa que comieron uno o dos veces al día, lo que quiere decir en buen cristiano, se quedaron con hambre. 

El despilfarro, la vida de lujo y comodidades que se dan los diputados defensores de la 4T, mientras el pueblo ve reducidas sus raciones de alimento y muere de enfermedades producto de su desnutrición crónica o del mortal virus de la covid-19, esos males se acabará en el momento que el pueblo vea claro quiénes son sus verdugos, que se visten con piel de oveja pero en el fondo son experimentados lobos que toman por el cuello a su presa. Por esa razón, el Movimiento Antorchista hoy más que nunca, sigue su labor de educación y concientización política de la clase trabajadora de México, llamándola a unirse, ponerse de pie y luchar por una sociedad donde la riqueza se reparta de forma más equitativa, es una lucha justa y necesaria, a la que están invitados los mejores hombres y mujeres de nuestra querida patria.

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