MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Clases sociales y medios de comunicación

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La división de la sociedad en clases sociales fue producto del desarrollo de los instrumentos de trabajo que causaron el incremento de la productividad, haciendo posible la aparición del excedente en la producción. Históricamente, esta producción extra, se la ha apropiado una parte muy reducida de la sociedad, surgiendo así la posibilidad de que la parte acaparadora, pueda vivir del trabajo de los desposeídos. Dos clases sociales con intereses diametralmente opuestos, pero que, en los hechos, se necesitan para poder existir. Marta Harnecker asegura en su libro ¿Qué es la sociedad? que "sin trabajo humano nada se produce; pero sin medios de producción el hombre no puede trabajar".

En la sociedad actual, en donde impera el modo de producción capitalista, encontramos dos polos opuestos representados por las dos clases sociales predominantes: la burguesía y el proletariado, que realizan funciones distintas en el proceso de trabajo. La burguesía es la dueña de los medios de producción, con el control total del proceso productivo, mientras que el proletariado, es dueño de su fuerza de trabajo –en tanto no la vende­­, recibiendo a cambio de ella un salario–; los trabajadores están sentenciados a un constante peregrinar de fábrica en fábrica buscando quién pague más por su fuerza de trabajo. Los trabajadores tienen libertad; pero es una libertad para elegir a su explotador. Sin otra opción, aceptan trabajar a cambio de un mísero salario.

Es así que los capitalistas, los amos, siendo dueños de todo: de la tierra, del amor, de la vida –decía Antonio Mediz Bolio en su poesía Manelic–, con el control total de la producción, ponen a su servicio a los comunicadores, quienes asumen la función de mensajeros de los dueños de los medios de producción, vendiendo su fuerza de trabajo, y a causa de la miseria a que los tiene sometido el propio sistema capitalista, optan por ofrecer sus servicios al patrón, siendo el contenido de lo comunicado un producto intelectual elaborado en defensa de los intereses de la clase económica, política y socialmente dominante, la burguesía. Es por ello que, no en pocas ocasiones, vemos como en los medios de comunicación nos pintan al propio diablo como a Jesús resucitado o a los probados luchadores sociales como bestias infernales, capaces de sembrar el caos y romper con las buenas costumbres que, según ellos, imperan en la sociedad burguesa. El periodista obtiene un salario; la clase en el poder, logra la difusión de ideas que buscan eternizar las relaciones de explotación existentes, sometiendo ideológicamente a los explotados.

Para ganarse la vida, ciertamente, en este sistema que tanta riqueza produce pero que no la distribuye, sino que, por el contrario, la concentra cada vez en menos manos, el hombre se vende como cualquier otra mercancía para poder alimentarse y alimentar a su familia –y aún más: crear plusvalía para la burguesía–. Viendo así las cosas, en una sociedad dividida en clases sociales, y por lo tanto, con intereses e ideas de la clase dominante situados en las antípodas de los de la clase dominada, ¿quién difundirá las ideas a favor de los explotados? Los mismos explotados. El comunicador y el medio de comunicación que toman partido, conscientes de la clase social a la que pertenecen y del papel histórico que les toca realizar en la lucha por la emancipación de los pobres, esgrimirán la pluma en defensa de los suyos. La liberación de todos los pobres es su propia liberación. Y que no se acuse a los comunicadores progresistas de radicales y subversivos, censurando y encarcelando a quienes deciden exponer la situación de explotación de los trabajadores y enseñarles el camino de su liberación, ya que en una sociedad dividida en clases sociales no puede ni debe haber comunicadores ni medios de comunicación imparciales. La imparcialidad burguesa no es más que la intención enmascarada del capital por ideologizar al proletariado a favor de los intereses de la clase dominante.

Son muchos los casos de censura, prohibición, y persecución política en contra de comunicadores y medios de comunicación a lo largo de la historia, por poner al descubierto las injusticias cometidas por las clases dominantes. Tal fue el caso de las denuncias de Carlos Marx en la Gaceta del Rin, en donde, por ejemplo, mostró la miseria en la que vivían los campesinos del valle del Mosela al no poder vender sus vinos en el mercado y no tener éstos el dinero suficiente para pagar impuestos, cayendo frecuentemente en las manos de los usureros, teniendo que entregar sus casas y tierras. A decir del presidente del gobierno provisional de Prusia, Marx sublevaba a los campesinos contra el gobierno. El presidente ordenó la prohibición de la Gaceta del Rin el 31 de marzo de 1843. Posteriormente, en Colonia, el 1º de junio de 1848 aparecería el primer número de la Nueva Gaceta del Rin, bajo la dirección de Carlos Marx, publicando junto a otros comunistas como Federico Engels, Wilhelm Wolff, Ernst Dronke, Heinrich Bürgers, Ferdinand Wolff, y los poetas Georg Weerth y Ferdinand Freiligrath, en el que se daba a conocer las demandas de soberanía popular, sufragio universal, libertad incondicional de palabra, prensa y reunión, así como protección laboral y educación infantil por cuenta del Estado. Además, alertó acerca de la contrarrevolución feudal, se luchaba por una república alemana democrática y unificada. El 16 de mayo Marx recibió una orden de destierro del gobierno, dándole 24 horas para abandonar Prusia. El último número de la Nueva Gaceta del Rin se publicó el 19 de mayo de 1849. En nuestro país encontramos el caso de Eligio Ancona, político liberal, periodista e historiador que dirigió y escribió en el periódico La Píldora, criticando el régimen de Maximiliano, fue censurado rápidamente. En 1866 se lanzó nuevamente a la crítica con el órgano informativo Yucatán, siendo esta vez apresado y enviado a la isla de Cozumel.

En tanto la sociedad continúe dividida en clases sociales, existirán comunicadores y medios de comunicación que rindan pleitesía al capital. A los pobres de este mundo, a los que sólo poseen su fuerza de trabajo para poder sobrevivir, sólo les queda organizarse, educarse y luchar para defender los intereses de la clase social a la que pertenecen ante los embates mediáticos de la burguesía, que se agudizarán al agudizarse las contradicciones internas del capitalismo, tratando de mantener su posición de clase dominante. Mientras tanto, como escribió el poeta Bertolt Brecht en su Canción de la rueda hidráulica:

"Sigue la rueda girando.

Lo que hoy está arriba no seguirá siempre arriba.

Mas para el agua de abajo, ay, esto sólo significa

que hay que seguir empujando la rueda".

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