Por segunda ocasión se ignora a los padres de familia, alumnos y a maestros durante la pandemia por covid-19. En esta ocasión, con el plan de regreso a clases presenciales impuesto por el presidente Andrés Manuel López Obrador y la secretaría de Educación Pública (SEP), el cual arrancará este próximo lunes en momentos en que México se encuentra en la tercera ola de pandemia y contagios diarios que superan los 20 mil casos positivos.
La primera ocasión que no se tomó en cuenta la opinión de los implicados fue el año pasado, durante el confinamiento, en el que tanto estudiante, docentes y los tutores, coincidieron en que no existían las condiciones para las clases a distancia. Falta de internet en decenas de comunidades, sin equipo de cómputo o televisión y la nula preparación de los docentes y los padres se reflejó en un mal desempeño académico.
Para justificar el retorno a las aulas, López Obrador argumentó de que ya ha sido mucho tiempo sin que los alumnos pisen la escuela. Y aquí cabe recordarle al mandatario que, si los jóvenes no han asistido a la escuela, no es porque no quieran, sino por el mal manejo de la pandemia que se ha dado hasta el momento, donde en lugar de que bajen los contagios por covid-19, estos han aumentado.
A días de la fecha establecida por el mandatario federal morenista, este no presentó un plan para un retorno seguro, se ha limitado a decir que “truene, lleve o relampaguee”, se volverá a las aulas, sin tomar, una vez más, en cuenta a los jóvenes y maestros que denuncian que no es seguro regresar a clases presenciales.
En el panorama nacional, los casos por covid-19 han ido al alza, sumando 21 mil 250 contagios y 986 muertes en las últimas 24 horas. Mientras que en Yucatán suman cada día 200 contagios más y alrededor de 14 defunciones por día, teniendo en total 60 mil 593 casos y cuatro mil 830 defunciones.
De acuerdo con la Secretaría de Salud federal, en lo que va de la pandemia, seis mil 361 niños, adolescentes y jóvenes, de cero a 19 años han enfermado de Covid-19 en la Península de Yucatán en los 17 meses que lleva la pandemia en México. Siendo la entidad yucateca, el estado con más contagios del patógeno en menores de edad, según el Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (Sipinna).
A cualquier persona estos datos serían alarmantes, sin embargo, para el Gobierno de López Obrador y el de Mauricio Vila Dosal, “son riesgos que se deben de tomar” y no ven las consecuencias que traerán consigo el regreso a clases presenciales, donde sólo la administración de Yucatán se limitó a presentar el “regreso a clases voluntario”, que se trata nada más de “medidas” a tomar para que en las instalaciones no haya aglomeraciones y donde cada tutor podrá escoger entre las dos modalidades, distancia o presencial, a lo que llamaron, “Modelo híbrido y voluntario”.
Además, tras un año de no asistir a clases, las escuelas a nivel nacional no se encuentran en condiciones para acudir, pues muchas de ellas fueron saqueadas o vandalizadas, por lo que su infraestructura no está en condiciones óptimas para que los alumnos tomen clases, aunado a que no se adecuan para que los estudiantes tengan y respeten su sana distancia.
Este problema se acentúa en las escuelas indígenas de Yucatán, cuyo apoyo gubernamental es ínfimo y no alcanza para costear o adecuarla según a las circunstancias actuales, o muchas de ellas no cuentan con un baño o incluso con el vital líquido, por lo que corren el riesgo de que haya infecciones entre el alumnado o al tener un aula pequeña, la sana distancia es imposible respetarla. Así ocurre en municipios como Umá, Yaxcabá, Chemax, Tekax, que no cuentan con instalaciones adecuadas para que regresen los alumnos a las aulas.
El Gobierno de México y el de Yucatán, debe garantizar un retorno a las aulas seguro. Es cierto que la suspensión de clases ya tiene mucho tiempo, más de un año, pero no por ello se debe de arriesgar la vida de los niños y jóvenes que son el futuro de México a que algo les pase ya estando en la tercera ola.
López Obrador y Vila Dosal deben escuchar a los estudiantes, padres y maestros que dicen no por capricho, sino porque ven el riesgo eminente que causaría volver en estas circunstancias a las aulas; ejemplos nacionales e internacionales hay de cuando se apresuró el retorno a clases presenciales, cuyo resultado fue el aumento de casos y muertes por Covid en menores de edad.
Estudiantes, padres y maestros, es justa y necesaria su lucha, no dejemos que la soberbia de uno, perjudique la salud de México y en su futuro.
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