De nueva cuenta en estas elecciones salen a relucir las promesas de los candidatos a la Presidencia de la República, senadurías, diputaciones y, en algunos lugares, a las presidencias municipales. En estos tiempos empezamos a escuchar de los aspirantes (muchos de los cuales "salen de la nada") discursos de progreso, desarrollo, combate a la corrupción, etcétera. Esos mensajes, que sin duda son mensajes subjetivos y vanos, dejan mucho que desear, pues sus planteamientos dividen y confunden, aunque mucha gente piense que son "la mejor opción" o, como es mejor conocido, que son "la esperanza de México".
Mucha gente, durante la campaña electoral 2018, se está dejando llevar por sus sentimientos rencor y de enojo (reales, pero no objetivos), por el discurso que no es nuevo en esta elección. A lo largo de 12 años, ese mensaje tan "contundente" viene repitiendo el planteamiento de que el principal problema de nuestro país es la corrupción y que, por lo tanto, se tiene que quitar a "la mafia del poder" de la Presidencia, llevando a un nuevo partido al poder político, porque los ya conocidos "ya robaron mucho".
Es este planteamiento, poco razonado por parte de quienes dirigen a MORENA, lo que me lleva a escribir.
Antorcha nació con el propósito de organizar a los más pobres del campo y de la ciudad, para luchar por sus intereses inmediatos, pero también para luchar por sus intereses históricos, es decir, por la justa distribución de la riqueza nacional, la eliminación de las diferencias sociales radicales, para lograr mejores condiciones de vida de una manera permanente para todos los mexicanos. Hemos planteado, pues, que el problema de México no reside en el combate a la corrupción, sino la pobreza que queja a más de 100 millones de mexicanos.
A lo largo de 44 años de una intensa lucha, hemos comprobado a la ciudadanía que Antorcha lucha y trabaja todos los días (y no sólo en elecciones) para llevar desarrollo, progreso y bienestar a las localidades, pues ni aun después de las elecciones las situaciones de marginación, olvido y rezago de los pueblos y colonias, cambian.
Nuestro trabajo ha residido en que a través de los activistas, que no trabajan desde un escritorio, sino desde el terreno práctico de campo, junto a la gente, estudiamos, vemos cuáles son las necesidades que existen y nos organizamos para gestionar ante los diferentes instancias gubernamentales, desde apoyos para mejoramiento a la vivienda, hasta obras de alto impacto social que combaten en serio la pobreza en la que vivimos. Pero trabajamos aún más en organizar a más gente en nuestras filas para llevar a cabo nuestro proyecto de nación, cuestión que lograremos tomando el poder político, pero nosotros como no somos producto de un capricho ni de una lucha espontánea, estamos preparando a hombres y mujeres sencillos, honestos, capaces de resolver los problemas de nuestro país, conocedores de la situación en la que se vive, porque son hijos del pueblo pobre trabajador. Hemos crecido mucho y los datos son bien conocidos.
Pero aún no hemos llegado al crecimiento proyectado para lanzarnos en estas elecciones, con un partido propio, a buscar la presidencia de la república, nos falta a los antorchistas pues, crecer en cantidad y calidad. No tenemos ni debemos olvidar que para cambiar al sistema económico en el que vivimos solo lo lograremos continuando con nuestra tarea principal que es el crecimiento del 1x1x1 y para cumplir con nuestra meta, estas elecciones no deben dividirnos ni mucho menos hacernos dudar de donde estamos y si vamos por el camino correcto. Las pruebas que tenemos más palpables de cómo no estamos equivocados y que por el contrario hemos logrado transformar la vida de algunos mexicanos son: Tecomatlán, Chimalhuacán, Ixtapaluca, por mencionar algunos de los municipios gobernados por antorchistas.
No debemos pues, poner en duda lo que hemos estudiado y lo que hemos logrado organizados hasta la fecha.
Tan visible es nuestro avance y crecimiento en calidad y cantidad de masas, que como era de esperarse, los ataques y calumnias que no cesan en contra de nuestra organización a nivel nacional pero, también en Oaxaca. El día 21 de abril del presente año, Beatriz Pérez López, candidata de MORENA para la diputación del distrito 06 de la Heroica Ciudad de Tlaxiaco, en su página oficial de twitter cita los siguientes mensajes: El presidente actual de Putla el Mosco, ya probó las mieles del trato con la Antorcha Campesina, no sería raro que tengan por ahí escondido un acuerdo para seguir en el poder municipal. Para quien aspire gobernar Putla debería de analizar cuál sería el trato con esta organización priísta con grupo de choque fuertemente armado y mucho recurso para dar y repartir en la campaña electoral´, antorcha campesina sigue incrementando su presencia en Putla y en los pueblos circunvecinos, lo que ha provocado mayor violencia". (¡Sic!)
Con estos mensajes, no queda duda que la intención es crear entre la gente un odio hacia nuestra organización. Pero nuestros hechos perduran y salen avantes ante los ataques calumniosos que nos envían. Se trata de un discurso de odio de algunos candidatos de Morena contra Antorcha porque no compartimos su postura política; por eso no atacan de manera superficial y ridícula. Al final de esto la gente decide y se da cuenta de quién dice la verdad, quien está con ellos cuando más lo necesitan y quienes sólo salen con mensajes demagógicos en tiempos de elecciones a pedir votos aun con calumnias y mentiras.
No nos dejemos engañar. Nuestros hechos demuestran lo que unidos y organizados podemos lograr: las calumnias negras que todo el tiempo están, pero más en estos tiempos se desatan en una ola de mentiras increíbles en nuestra contra son pasajeras. Compañeros, las elecciones juegan un papel importante sí, pero no debemos olvidar nuestra tarea principal, el crecimiento del uno por uno por uno para llevar a cabo nuestro proyecto de nación, sigamos pues, dispuestos en la lucha, pues como dijo Don Miguel de Cervantes: No hay que aguardar más tiempo a poner en efecto el pensamiento pues, hay agravios que deshacer, tuertos que enderezar, sinrazones que enmendar y deudas que satisfacer.
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