Dicen que predicar con el ejemplo puede más que mil discursos.En el caso que padece México y el mundo entero a causa de la pandemia del coronavirus, no es la excepción: todos los mexicanos hemos sido testigos de la manera tan inadecuada en que el gobierno de la 4T ha tratado el gravísimo problema.Desde los primeros meses en que el mortal virus llegó a nuestro país el presidente hizo declaraciones contrarias a las advertencias y medidas sugeridas por organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS).En sus famosas mañaneras hizo alarde de irresponsabilidad al declarar que "aquí no va a pasar nada", "abrácense" a los mexicanos no nos va hacer nada ese virus, "salgan a la calle" no pasa nada, etc.Incluso, entre muchas de sus ocurrencias, llegó a decir que la mejor defensa contra un posible contagio eran "las estampitas" que él siempre porta en su cartera.El caso es que hasta la fecha el señor no usa el cubrebocas, lo cual refleja su total desprecio a una de las medidas básicas que la OMS ha señalado como clave para el combate a la pandemia.Y junto a Donald Trump, Salinas Pliego y otros, ha expresado que tarde o temprano todos nos vamos a contagiar y que se tendrá que dar una especie de selección natural en la que los fuertes resistirán y los débiles morirán.También, y por la misma "razón", es del vox populi que el señor presidente no cree conveniente gastar en la compra de pruebas para detectar a tiempo a los contagiados, aislarlos y mediante un tratamiento (que cada vez es más preciso y exitoso) esperar su pronta recuperación.En fin, llegó a decir que en México los muertos por covid-19 no iban a pasar de seis u ocho mil.Haciéndole eco, el Secretario de Salud manifestó, también desde un inicio, que todo estaba controlado, que no se hiciera alarma, que no llegaríamos ni de lejos a la cifra catastrófica de 70 mil muertos como en algunos países de Europa.Hoy sabemos todos que esa cifra ya la rebasamos.Y que si la comparamos con las actas de defunción expedidas por el Registro Civil resulta que, en realidad, es solo la tercera parte del número real de muertos.
Esa actitud displicente, que a nivel internacional se ha dado en algunos países y a nivel nacional en la inmensa mayoría de nuestros municipios, contrasta de manera muy clara con los gobiernos humanistas de países como China, Rusia y Cuba que no escatiman recursos económicos y humanos para salvar vidas, el primero construyendo un hospital en diez días, el segundo fabricando la primer vacuna y el tercero enviando brigadas médicas a unos 80 países.A nivel nacional ha sido poco reconocido, casi ignorado diría yo, el éxito del gobierno antorchista de Chimalhuacán en la lucha por salvar vidas de contagiados.Por supuesto que para obtener este resultado el pueblo de Chimalhuacán encabezado por su presidente municipal, el biólogo Jesús Tolentino Román Bojorquez, tuvo que manifestarse en infinidad de ocasiones, tomando las debidas medidas de precaución, ante el gobierno estatal, federal y autoridades de Salud.La lucha emprendida en los meses de marzo, abril, mayo y junio, principalmente, dio sus frutos: se obtuvieron los insumos necesarios para los tres hospitales designados para combatir al covid-19, equipos de protección adecuada para el personal médico, ventiladores y más de 20 mil pruebas para detectar a tiempo a los contagiados.Desgraciadamente las 327 defunciones que registra el municipio, de más de 800 mil habitantes, se concentraron en los primeros meses de la pandemia, cuando no se tenían los equipos y las pruebas necesarias para dar una lucha eficaz contra este mal.Hoy, en Chimalhuacán el índice de mortandad a causa de la pandemia es uno de los más bajos a nivel nacional; pero esto no es casual, es producto del humanismo consecuente del gobierno antorchista que pone como prioridad máxima la vida de sus gobernados.Ojalá así actuara el gobierno de la 4T, el cual dice, pero solo de palabra, que los pobres son primero, seguramente no habríamos llegado nunca al tercer lugar mundial en número de decesos y al primer lugar en fallecimientos de personal médico.Pero en lugar de pedirle peras al olmo, mejor pensemos en poner en su lugar a la 4T en la próxima contienda electoral.Es decir, Morena debe quedar fuera del gobierno, por lo menos del poder legislativo 14 gubernaturas y miles de municipios.Que así sea.
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