MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Y ahora, ¿qué sigue?

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Lo que se afirma en el ejercicio que realiza la titular de la actual administración federal para informar oficialmente de las estrategias y acciones de su administración, y ha dado por llamar “la mañanera del pueblo”, lo que escuchamos en este ejercicio de comunicación oficial y desde donde se nos quiere hacer creer que el estado que guarda nuestro país está muy bien; en realidad está muy lejos de reflejar la realidad que a diario vive el ciudadano común.

A los campesinos mexicanos desde siempre se les ha administrado para que aceptaran las escasas migajas que recibían, con la clara intención de mantener controlada la inconformidad que hay en el sector, situación que se agudizó en los últimos siete años.

El formato de su conferencia de prensa tiene la intención de entretener, de desviar la atención de los asistentes a tal ejercicio para no tocar los temas importantes, evitar dar una postura oficial ante los acontecimientos graves que se presentan y que deben ser atendidos por las dependencias oficiales correspondientes.

Lo acontecido recientemente sólo es la gota de agua que derramó el vaso, sólo es una muestra del deterioro social que se está llevando a cabo ante nuestros ojos.

Dejemos para otra ocasión el problema de la inseguridad que padecemos y comentemos, sólo como ejemplo de lo que afirmamos, algo sobre el movimiento de protesta de los productores de maíz, puesto que es una de las consecuencias del abandono en que se tiene al campo, y este abandono no inició ayer.

A los campesinos mexicanos desde siempre se les ha “administrado” para que aceptaran las escasas migajas que recibían, con la clara intención de mantener controlada la inconformidad que hay en este sector de la población, situación que se agudizó en los últimos siete años.

La última versión de este control es la “tarjetita de ayuda monetaria directa”; esta no es más que la forma más descarada del poder del Estado para condicionar la voluntad electoral de los campesinos y que, hasta la fecha, excluye a una parte considerable de campesinos con el pretexto de que “se sigue combatiendo la corrupción”.

La actitud de los productores de maíz ante tal trato no debería sorprendernos. Ya no les era posible continuar con esta situación y se decidieron a exigir garantías a quien le corresponde dárselas.

Hasta este momento, sigue la incertidumbre entre los productores maiceros, porque es la hora en que se les sigue ninguneando el apoyo que reclaman para que puedan seguir generando valor con su trabajo diario.

Tenemos presente que los maiceros no son los únicos productores agrícolas organizados en asociaciones de producción rural; están también quienes producen aguacate, limón, caña de azúcar y café. Quienes no gozan de mejores condiciones u obtienen mejores beneficios por sus productos puestos en el mercado.

La tensión social en el campo está en sus límites y se necesita atender urgentemente. Pero parece que, al igual que la salud, la educación, la vivienda o la cultura, el bienestar en el campo mexicano no es prioridad para la actual administración federal. Así queda de manifiesto en la propuesta de ley del Presupuesto de Egresos de la Federación 2026 (PEF 2026).

En el campo mexicano no sólo existen organizaciones de productores que tienen como actividad económica principal la producción y comercialización de granos, frutas, legumbres y hortalizas.

Existe otro numeroso sector en el medio rural que no goza de los beneficios que se obtienen al cultivar y comercializar sus productos. 

Este sector, para empezar, no cuenta con la extensión de tierra suficiente para producir para el mercado; sólo cultivan pequeñas áreas que en ocasiones son rentadas o prestadas.

Lo que producen se destina para el consumo familiar, y como esto no es suficiente, se ven obligados a emplearse como peones, como jornaleros agrícolas, con el fin de obtener lo necesario y así poder completar su gasto familiar.

Este sector es la hora en que no se considera en los programas sociales, no se toma en cuenta a la hora de trazar las “estrategias” para alcanzar el “bienestar”. Esto no es nuevo; toda la vida han lidiado con esta situación; se les ha obligado a aceptar y vivir así por el resto de sus vidas, generación tras generación.

Sólo una muestra daremos de esta situación, por si se piensa que no tenemos la capacidad de reflejar la realidad que a diario observamos en nuestras comunidades rurales.

En plena Sierra Occidental, entre los municipios de Ayutla, Villa Purificación, Unión de Tula y Autlán de Navarro, en el Estado de Jalisco, en este pasado ciclo agrícola primavera-verano no llovió lo suficiente y, por lo tanto, los campesinos de varias comunidades que en esta región viven no van a cosechar el maíz necesario para el sustento familiar.

Esta situación es recurrente. Durante los últimos diez años, en seis han enfrentado la sequía y, solamente en tres ocasiones, han tenido acceso a algún apoyo del gobierno local; la mayoría de las veces han sido ignorados por las dependencias oficiales que deberían atender este tipo de situación.

Por motivos de espacio, sólo comentamos la situación de uno de los sectores olvidados por quienes deberían enfocar la política social para superar de manera definitiva las condiciones en que viven estos mexicanos, en un país que presume de estar entre las catorce mejores economías del mundo.

Nos queda claro que el deterioro social que hay hoy afecta a más sectores sociales. Nuestro objetivo es insistir en que nuestra sociedad no goza de cabal salud, que las consecuencias de esta situación las padece principalmente la clase trabajadora, el sector más numeroso en cualquier parte de nuestra geografía nacional. 

A este sector le insistimos a que se informe del porqué de esta situación, si se suponía que el postulado principal, con el que le convencieron para que brindara su voto y accedieran al poder del país las actuales autoridades federales, era: “primero los pobres”.

La gente trabajadora debe darse cuenta de que ha sido engañada. Y la lección que debe sacar de esto y tener siempre presente es que el pueblo consciente y organizado es el único que puede enfrentar y superar la difícil situación que ahora vive. 

Que ningún redentor o aprendiz de mesías va a hacer lo que al pueblo le corresponde hacer, y para que esto sea posible, es necesario que se eduque políticamente y que se organice, si no quiere seguir siendo engañado. Eso es lo que sigue.

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