El pasado año 2024, la población de la capital del estado enfrentó una severa crisis por desabasto de agua potable, como consecuencia del desecamiento de las principales fuentes de abastecimiento de la ciudad y también de la falta de inversión pública para ampliar el sistema de suministro hidráulico. Dado que dichas circunstancias no se han modificado sustancialmente, este año puede que la situación se ponga peor.
La carencia de agua potable no afecta de la misma manera a todos. El problema no es solo medioambiental ni de crecimiento demográfico, sino también un problema derivado de la desigualdad social, de la disparidad de ingresos y de la diferencia de clases sociales.
Los sectores populares son los más afectados, pues deben enfrentarse al duro programa de tandeos instrumentado por el gobierno municipal para afrontar la crisis. El año pasado diversas colonias populares se quedaron hasta dos semanas seguidas sin recibir ni una gota del vital líquido, razón por la cual cientos de ciudadanos protestaron en las calles para lograr que la Comisión Municipal de Agua Potable les surtiera del agua potable.
Además, en las colonias de la periferia de la ciudad, que llevan muchos años esperando la introducción del sistema de agua potable, la situación es mucho más grave, pues sus habitantes deben comprar pipas a empresas particulares que en época de estiaje las venden a precios exorbitantes, o bien tienen que realizar interminables comisiones de presión hasta CMAS Xalapa para que se las envíen de forma gratuita.
Tal es el caso de las colonias Humberto Aguirre Cruz, Unión Antorchista, El Roble, etcétera, organizadas en el Movimiento Antorchista y que llevan más de quince años sin sistema de agua potable.
Es cierto que uno de los principales compromisos de la administración municipal ha sido atender esta problemática, pero veamos en qué van las cosas:
En marzo de 2021, CMAS Xalapa informó a través de un comunicado que las cuencas hidrográficas de las que se abastece la ciudad estaban perdiendo volumen de forma acelerada, siendo el río Huitzilapan en Puebla, que abastece el 58 % del consumo; el río Pixquiac, en Perote (38.2 %) y siete manantiales ubicados en el ejido El Castillo, al este del municipio, que abastecen el 4 % restante.
Sólo el río Huitzilapan había perdido 21 % de su caudal entre los años 2018-2020, por lo que el volumen de litros por segundo también descendió exponencialmente.
En el mismo comunicado, el ayuntamiento de Xalapa reconoció que en los últimos treinta y tres años no se había hecho prácticamente nada para aumentar las fuentes de abastecimiento de la capital ni para ampliar la red hidráulica por toda la ciudad, a pesar de que la población creció de 200 mil a más de 600 mil habitantes.
En abril de 2024, el entonces alcalde Ricardo Ahued informó que la Comisión Nacional del Agua (Conagua) autorizó la perforación de cinco pozos dentro del territorio del municipio para extraer agua potable.
El alcalde reconoció que se necesitaba una inversión de mil 900 millones de pesos para atender toda la problemática de la ciudad y dijo que dichos recursos sólo podrían conseguirse con la participación tanto del gobierno federal como del estatal.
Más tarde, en septiembre, CMAS informó que ya se había licitado la perforación del primer pozo, que estaría ubicado en la comunidad de El Castillo. La obra se realizaría por la empresa Mecánica Hidráulica de Precisión Dos, SA de CV, y la primera etapa costará 4 millones de pesos.
En un reportaje publicado por el portal lasillarota.com el 5 de septiembre de 2024, se dan detalles sobre el acuerdo firmado entre el ayuntamiento de Xalapa y Conagua para que el pozo de El Castillo sea explotado por diez años, con un volumen de extracción de un millón 261 mil 440 metros cúbicos anuales de agua, que estarán destinadas a beneficiar más de 12 mil familias que viven en diversos fraccionamientos de la zona de Las Ánimas, pero principalmente a las grandes plazas comerciales y otros negocios instalados en esa zona.
Y mientras tanto, cientos de familias de las colonias Unión Antorchista y Humberto Aguirre Cruz, solo por dar ejemplos concretos, continúan esperando que se haga efectivo el compromiso del ayuntamiento de Xalapa de suministrarles el servicio de agua potable antes de que concluya la presente administración. Nuestros compañeros han realizado innumerables comisiones de presión tanto al ayuntamiento como a CMAS, pero el asunto no se resuelve.
En el caso de la colonia Humberto Aguirre, más de trescientas familias llevan casi un año esperando que se concluya la instalación de un hidrante para suministrarles agua. Esto fue un compromiso contraído personalmente por el alcalde, pero hasta el momento sigue sin concretarse.
Por otro lado, la solución planteada por el ayuntamiento para la colonia Unión Antorchista es verdaderamente ilustrativa: a las más de doscientas familias que la habitan se les lleva diciendo desde hace tres años que recibirán agua proveniente del sistema de manantiales que existe en el ejido El Castillo y que es administrado por el Comisariado Ejidal. Sin embargo, la construcción del tanque elevado y de toda la red de tuberías para llevar el agua hasta la colonia y otras diecisiete comunidades aledañas no será realizada ni por CMAS ni por la Dirección de Obras Públicas, sino que serán los ejidatarios y avecindados quienes deberán “construir” tan complejas obras de ingeniería civil. La participación del ayuntamiento únicamente se reduce a la donación de algunos materiales, parte de la tubería y el envío eventual de maquinaria para las excavaciones pertinentes.
Como dicha obra es sumamente compleja y costosa, hasta el momento los avances son escasos y solo se está provocando inconformidad y problemas entre los vecinos de las localidades circunvecinas, pues se les está obligando a “cooperar” entre 3 mil y 7 mil pesos para la construcción de un sistema de agua que debería realizar el gobierno municipal, tal como dice la ley.
Pienso que es ilustrativo porque resulta que, precisamente en El Castillo, se está perforando un nuevo pozo para extraer agua potable para la ciudad y, sin embargo, los beneficiarios no serán los habitantes ni de El Castillo (que también son víctimas del estiaje y los tandeos) ni de las localidades circunvecinas como La Perla, El Pinal, El Coyol, El dólar, Los pinos, Aguacatal, etcétera; no, porque esa agua ya está destinada para los sectores más ricos de la ciudad, para sus casas y, sobre todo, para sus lucrativos negocios.
En este ejemplo concreto, podemos ver claramente cómo la carencia de agua potable no afecta de la misma manera a todos. Se nota cómo el problema no es sólo medioambiental ni de crecimiento demográfico, sino también un problema derivado de la desigualdad social, de la disparidad de ingresos y de la diferencia de clases sociales que sí existe, aunque se nos intente convencer de lo contrario.
Así las cosas, los que pertenecemos a la clase trabajadora, que somos la mayoría de la población y que somos también las víctimas principales de la falta de agua potable, debemos comprender que no tenemos más alternativa que la organización y la lucha callejera para hacer valer nuestros derechos constitucionales ante los gobiernos que generalmente solo están al servicio de las minoritarias clases sociales privilegiadas, aunque digan lo contrario. En Xalapa, los colonos humildes debemos exigir que se atienda el problema del agua para todos y salir a las calles nuevamente si no hay más opción.
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