MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Vivienda popular para fraccionamiento Anna en Torreón

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Pablo Neruda en el verso titulado “Oda a la pobreza” relata en la composición la desgracia que vive una persona que desde que nace lo acecha la pobreza y continúa entre verso y verso hasta llegar a la siguiente cita: "Te vi sacar mis muebles a la calle: los hombres los dejaban caer como pedradas", y quiero usarla para desarrollar la idea que quiero hablar.

Hace ocho años, al norte de la ciudad de Torreón, Coahuila, decenas de familias se asentaron en un predio irregular, lo que hoy se conoce como fraccionamiento Anna. 

Las condiciones de vivienda en Coahuila reflejan una grave desigualdad, donde los más pobres se ven obligados a ocupar tierras irregulares para poder construir un hogar.

Al día de hoy son 180 familias las que ahí viven. Han construido sus casas y han hecho sus hogares ahí, en un inicio con la promesa de que los ejidatarios de esos terrenos les iban a vender a precio justo el predio donde viven; sin embargo, esa promesa se esfumó con la adjudicación de una juez en Torreón el pasado 13 de agosto, que les dio un plazo de 30 días para desalojar de forma pacífica el lugar donde viven.

La ley en el cumplimiento de su deber prohíbe tanto al rico como al pobre las mismas situaciones. La gran diferencia es que el rico, como la palabra misma lo dice, tiene la posibilidad de enfrentar distintas situaciones y arreglarlas con dinero, a diferencia de un pobre, y es ahí donde la ley falla en favor de los que menos tienen.

Según datos del Inegi, en México hay 35.3 millones de viviendas, de las cuales todavía 8 millones están sin las condiciones necesarias para ser habitables, por lo que se consideran en déficit.

Esta problemática de vivienda impacta a 33 millones de personas. Únicamente el 70 % de los mexicanos vive en una vivienda propia o en proceso de pago, y el resto renta, es prestada o está en otra categoría.

En Coahuila, la población que no cuenta con acceso a algún fondo de vivienda asciende a 494 mil 453 personas, es decir, un 44 % de la población económicamente activa (PEA), que es de 1 millón 74 mil 872 habitantes, y eso dificulta que los coahuilenses tengan acceso a una vivienda digna y decorosa.

Esto ocasiona que la población busque otras formas de crear un patrimonio para sus familias. En un caso más específico, quienes toman la tierra y se asientan, tal como es el caso de los colonos de fraccionamiento Anna. Muchos de ellos son coahuilenses de escasos recursos que no cuentan con el dinero o préstamo que les permita comprar una casa o terreno, pero que, desde mi más sensible punto de vista, no lo hacen por querer hacerle daño a terceros, sino simplemente por la desesperación de contar con una casa.

Es por ello que hoy, a través de mi persona, el antorchismo nacional pide al Gobierno del Estado de Coahuila, que encabeza Manolo Jiménez Salinas, y al presidente municipal de Torreón, Román Alberto Cepeda, su intervención en este caso, pues es una problemática social que afecta directamente a 150 familias que al día de hoy viven decentemente en los terrenos que tomaron, pero que están dispuestos a pagar. Pedimos que no se criminalice a los colonos que solo piden solución a su demanda por un hogar para sus familias.

Pedimos de la forma más respetuosa a las autoridades antes citadas y a todos los involucrados en el tema de vivienda encontrar una solución en la que todos se beneficien, sobre todo los colonos de esta colonia, y también que no se criminalice el deseo de luchar por un lugar donde vivir.

En lo que respecta al Movimiento Antorchista y sus líderes, reafirmamos nuestro compromiso con la causa de seguir luchando por las causas más sensibles, como lo hemos hecho en los últimos 50 años.

Por el pueblo pobre y organizado, estamos dispuestos a enfrentar cualquier adversidad, calumnia o acusación, como lo ha hecho la compañera Karla Olivas, dirigente de los Antorchistas en Torreón. Aquí también reafirmo, por el Movimiento Antorchista, nuestro respaldo y apoyo hacia ella y a los colonos de fraccionamiento Anna, como ya lo mencioné.

No vamos a dejar que la pobreza saque los muebles de nuestros compañeros a la calle y que los dejen caer como pedradas al suelo, tal y como concluye Pablo Neruda:

"Te sigo, pobreza, te vigilo, te acerco, te disparo, te aíslo, te cerceno las uñas, te rompo los dientes que te quedan.  

Estoy en todas partes:  

en el océano con los pescadores,  

en la mina, los hombres al limpiarse la frente, secarse el sudor negro, encuentran mis poemas.  

Yo salgo cada día con la obrera textil."

Así los antorchistas; así los que luchamos todos los días.

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