Las elecciones pasaron y con ellas la ola de propaganda electoral y promesas también concluyó. A nivel nacional no solo fue el año electorero en donde las votaciones se elevaron, sino también a nivel local, como en el caso de Ixtapaluca, donde la alcaldesa electa obtuvo más de cien mil votos; ganó con una diferencia de 17 mil votos a favor del PRI o mejor dicho a favor de Antorcha.
Y es que es de notarse que en estas elecciones Ixtapaluca decidió dar su voto por un proyecto que ha venido construyendo un municipio de bienestar y progreso a través de casi ya seis años.
Miles de ixtapaluquenses se sumaron al trabajo de campaña: asambleas, faenas, difusiones, colocación de vinilonas, realización del tan conocido toque de puertas para llevarle a la gente las propuestas de la candidata...trabajo que se vio materializado el 1 de julio en las urnas.
Ahora, la tarea -no solo para un gobierno antorchista sino para todos los que participaron en la campaña y para los más de cien mil votantes que le brindaron su confianza- es mucho más grande y retadora que en otros años.
Sabemos que las obras y los servicios ya no son suficientes para hacer de éste un municipio ejemplo; ahora de lo que se trata es de transformar las conciencias de los ixtapaluquenses, pues se vienen tiempos difíciles, tiempos de lucha constante e intensa.
En Antorcha sabemos que el problema de fondo de todos los males que aquejan a nuestro país, y que necesariamente repercute en nuestro municipio, no es la corrupción como tanto lo manifestó López Obrador; el verdadero problema de México es el modelo económico en el que vivimos.
Y eso no solo lo dice Antorcha, también lo dicen expertos como Josepth Stiglitz, premio nobel de economía, quien asegura que mientras exista una pequeña elite de empresarios, de gente que concentre grandes riquezas solamente para ellos y que esa riqueza les permita manejar al Estado, la gran parte de la población trabajadora seguirá estancada en el rezago y la miseria.
Por eso ahora el reto es mucho más alto para el antorchismo nacional y el ixtapaluquense: ya no se trata solo de transformarle la vida a cientos de personas a través de obras y servicios; ahora se trata de encaminarlos hacia la verdadera lucha política que los llevará a transformar por completo sus vidas.
Los activistas y plenistas de Antorcha y el gobierno municipal deberá hacer esfuerzos titánicos por lograr una educación política y madura de los ixtapaluquenses, para que ellos mismos en un futuro no muy lejano para el antorchismo vean la realidad tal cual es y no como la pintan los falsos mesías.
En Ixtapaluca vamos por más progreso, pero ahora no solo será progreso reflejado en grandes obras que beneficiarán en mucho a la gente, sino también debe ser un progreso político y de bienestar en aras de la transformación de miles de conciencias porque solo así podremos dar la lucha el día que Antorcha se convierta en partido político, ese partido que será quien de verdad termine con la desigualdad social y la injusta repartición de la riqueza nacional.
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