Son varias las características de una actitud soberbia de los individuos, como actuar imponiendo sus deseos y creencias, pensando que siempre tienen la razón y que su opinión es la única válida, negándose a escuchar los argumentos de otras personas; no reconocen los errores que cometen al creer que siempre están en lo cierto y los demás equivocados; consideran inferiores a otras personas y por eso merecen su desprecio, entre otras.
La actitud soberbia de Morena se apega plenamente a estas y otras características y los resultados que lo comprueban están a la vista, su fracaso en la política de seguridad que tiene incendiado al país, la política de salud que dejó sin atención a 30 millones más de mexicanos de los que recibió cuando llegó al gobierno y un largo etcétera, pero, la cereza del pastel, la constituye la reforma al Poder Judicial, que esencialmente es un atentado contra el sistema federalista como forma de gobierno en nuestro país, que se caracteriza principalmente por la división de poderes en Ejecutivo, Legislativo y Judicial, al cual, quieren desaparecer como contrapeso de los otros dos, que en los hechos son uno mismo en nuestra patria.
Lo que en realidad buscan Morena y sus aliados es que cualquier ocurrencia que tengan y plasmen en la Constitución no pueda combatirse, y eso es dejar a todos los mexicanos en la indefensión jurídica
El argumento principal de esta reforma es la corrupción en la impartición de la justicia y como medida para combatir estas prácticas, proponen la elección popular de los ministros de la Suprema Corte, magistrados de circuito, jueces de distrito, así como los magistrados electorales, de esta manera se cambiaría de un modelo basado en exámenes profesionales a un sistema de votación.
Se integrará un Comité de evaluación de las candidaturas, que elaborará un listado de aspirantes y dicho listado será depurado mediante tómbola, además, la reforma establece la constitución de un Tribunal de Disciplina Judicial, también electo por voto popular, con facultades amplias para supervisar y sancionar al personal judicial; el grupo político que capte este órgano, lo tendrá como un instrumento de presión contra los juzgadores que no se disciplinen a los dictados del poder en turno (Morena).
El problema de la reforma judicial radica en que la elección popular de autoridades judiciales, filtrada por intereses políticos, económicos y de otro tipo, van a debilitar la protección de los derechos humanos y la seguridad, dejando a los ciudadanos en general y a los opositores al actual régimen expuestos a la impunidad y el abuso. Es por esto, que la reforma más bien busca desaparecer al poder Judicial como contrapeso del Ejecutivo y del Legislativo, los cuales han actuado como uno solo en este propósito.
Para cerrar con broche de oro su actitud soberbia, la aplanadora morenista en el Congreso de la Unión, deja en la indefensión al país entero con la aprobación de la reforma llamada supremacía constitucional, la que propone que el poder Judicial no tenga atribuciones para aceptar y discutir amparos contra reformas constitucionales, en particular con la Judicial, situación que, los legisladores oficialistas, niegan categóricamente que exista, pero, con esta reforma, lo que hacen es aceptar tácitamente que la corte tiene esa facultad, si no ¿para qué la reforma de supremacía constitucional?
Lo que en realidad buscan Morena y sus aliados, es que cualquier ocurrencia que tengan y plasmen en la Constitución, no pueda combatirse y eso es dejar a todos los mexicanos en la indefensión jurídica.
Mariano Otero, gran jurista jalisciense en su documento -Sobre la naturaleza prohibitiva de las Constituciones- escrito en 1842, dijo: “En los pueblos en que abunde el espíritu de ergotismo (abuso) y cuyos individuos sean muy propensos a la disputa y a las sutilezas metafísicas, se ha de hacer difícil la formación de las leyes, exigiendo para dictarlas, requisitos que vengan a servir de trabas a los cuerpos legislativos, para que no multipliquen las leyes, ni las varíen a cada paso, porque de este modo a más de que la legislación sería tan extensa que casi se haga imposible su estudio, será también muy complicada y confusa, según las alteraciones que hayan recibido aquellas”.
Continua: “Las Constituciones han de abundar en trabas respecto aquellas personas que pueda temerse que abusen más de sus facultades y, en consecuencia, no todas las constituciones han de adoptar unas mismas reglas”, sigue, “el desarrollo de esa precaución prudente es el objeto de una constitución. De aquí es, que éstas, por su naturaleza son prohibitivas más bien que permisivas. Aún las declaraciones que en ellas se hacen y que parecen concesiones, son indirectamente prohibidas; pues no se establecen con otro fin, sino con el de que sean respetadas por los funcionarios públicos”.
Este legado histórico en materia jurídica, debe conservarse, a pesar de los intentos de Morena por dinamitar al Poder Judicial para hacer su santa voluntad sin que haya un contrapeso que se lo prohíba.
Tarde o temprano el pueblo mexicano se dará cuenta de que lo que buscan los morenistas, no es el bienestar de la población, sino el poder absoluto para enriquecerse y beneficiarse, como cualquier ambicioso de los que tanto critican, pero que la realidad se ha encargado de demostrar que, aquellos eran niños de pecho comparados con ellos. Que conste.
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