En México hemos alcanzado en días recientes la escalofriante cifra de más de 104 mil muertes de lo que es la primera ola del coronavirus SARS-CoV-2 y estamos siendo testigos de una segunda en países europeos e incluso en China, que el fin de semana pasado cerró a toda una ciudad con unos 300 mil habitantes, (poco menos que la población de Tepic) pues detectaron dos nuevos casos y de inmediato a la gente se le realizaron pruebas.
Pues bien, eso es allá, del otro lado mundo. ¿Y qué sucede en nuestro país y particularmente en Nayarit?
En días recientes el Congreso del Estado de Nayarit aprobó el uso obligatorio del cubrebocas, una medida conveniente para la población pues es de conocimiento público, que quienes lo usan, previenen las posibilidades de contagiarse de covid-19, contrario a los que no lo portan.
Para aquellas personas que no usen el cubrebocas, así como estornuden sin cubrirse la cara, no se coloquen gel antibacterial, no respeten la sana distancia o en su caso escupir en la calle, serán multados. Jornaleros, el sector obrero y otros oficios, se les sancionará con una multa menor al salario mínimo, sin sobre pasarla; en otros casos, la sanción llegará hasta los mil 700 pesos o en cualquiera de las dos cuestiones, cubrir 36 horas de detención.
Estas medidas son sin duda importantes y se han venido estableciendo a nivel internacional con el fin de evitar la propagación del virus y con ello el aumento de muertes; pero la misma medida que se ha tomado para cuidar a los nayaritas se vuelve difícil poderla acatar por la gran mayoría de la población. Veamos porqué.
De acuerdo con el índice de la Tendencia Laboral de la Pobreza elaborado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), Nayarit es uno de los ocho estados junto con Aguascalientes, Zacatecas y Durango que en seis meses de pandemia sus habitantes dejaron de tener un ingreso suficiente como para adquirir la canasta alimentaria, eso significa que los nayaritas padecen hambre.
En el mes de abril el secretario de Desarrollo Económico, Ernesto Navarro, reportó la pérdida de 20 mil empleos formales, y en estas fechas la situación seguramente se ha agravado, basta con caminar por alguna avenida popular y darnos cuenta de cuánta gente sale a los cruceros a ganarse una moneda en el empleo informal; niños, jóvenes, amas de casa y ancianos llevan sobre su espalda la pesada tarea de conseguir alimento para sus familias.
¿Cómo se supone que sin tener un ingreso ahora la población deberá comprarse un cubrebocas? ¿Por qué los diputados tomaron esa decisión sin considerar otras necesidades de los nayaritas? No hemos visto a los legisladores salir a las colonias a llevar alimento a la gente, gel antibacterial, sanitizante o tapabocas o ser testigos de una verdadera preocupación, más humana y sensible hacia el pueblo.
Considero que es conveniente la medida que se toma, pero, ¿valdrá el esfuerzo de un obrero que deje de adquirir un humilde desayuno (coca y pan) para comprarse un cubrebocas y llegar a su casa y no tener el vital líquido para lavarse las manos, su cuerpo y sus ropas de trabajo? Ahí está la falta de sensibilidad y empatía por parte de los diputados que ignoran las dificultades de la gente, pues hay colonias que tienen meses sin agua en sus domicilios, hay personas que ahorran la poca que recolectan o en su defecto de lo poco que ganan hay que comprar pipas. Ante esto guarda silencio el Congreso del Estado que es presidido por un médico valioso en la entidad.
¿Qué le queda por emprender a la población? Llamamos a los nayaritas a ser críticos con su situación, a buscar por todos los medios, sobre todo la denuncia a través de redes sociales de la situación que viven en sus casas y cuestionarse si ¿tienen alimentos buenos y suficientes para sus hijos?, ¿agua limpia para asearse, preparar la comida y beber?, ¿cuentan con empleo para poder subsistir?
Los antorchistas hacemos un llamado a los nayaritas para que de manera organizada podamos formar un frente común y así exigir a nuestras autoridades, en este caso a los diputados, que deberían de velar por los intereses de la población, que si bien el uso del cubrebocas es obligatorio, dote de el sino que a las familias se les lleven despensas y lo elemental para vivir; no es pedir nada regalado, eso también es preservar la vida y es nuestro derecho.
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