Cuando el presidente de Tecate, Román Cota Muñoz, tomó protesta frente a un auditorio ampliamente lleno, dirigió un discurso contundente y claro, en él se asimilaban propuestas que pretendían llevar al municipio mágico a un progreso en sus diferentes áreas, sin importar clases sociales, aunque en buena parte de su discursiva, enfatizó que era un gobierno donde serían “primero los pobres”, pero en este auditorio, solo el 15 o 20 por ciento de sus asistentes formaban parte de este sector, del sector que vive en las colonias olvidadas, sin servicios básicos como agua, luz, drenaje, pavimentaciones, recolección de basura, entre otras muchas necesidades.
Poco más de 60 días han bastado para demostrar que el pueblo no es escuchado en Tecate, que sus demandas no le interesan al presidente y existen “prioridades” que no están en las colonias pobres
A quien se dirigía el mensaje no era a los pobres al final de cuentas, era a la clase que se ha ostentado casi siempre en las filas del poder o muy allegadas a ellas; esta oración que causó poco entusiasmo entre el público, intentó mostrar fuerza en el discurso, pero hoy por hoy se comprueba que solo fue un recurso para no olvidar el mensaje del expresidente de la República, con el cual atrajo simpatías y votos, pero aquí causó todo lo contrario.
Se apeló al mensaje de campaña y con el que se ha venido “construyendo” una ilusión poco sustentada, “Tecate al 100”; pero a solo dos meses y dos semanas de su gobierno está demostrando que esto será solo para algunos, pues de este “Tecate al 100”, no se habla en colonias olvidadas, en colonias donde se no ha hecho una sola obra o donde no se proyecta un avance significativo, pues a pesar de que se dice que hay “jornadas de bienestar”, esto no se ha traducido en que las familias vivan mejor, que tengan mejores condiciones de vida en general o en que tengan posibilidades de tener esperanzas, siquiera, de tener una pavimentación, alumbrado público u otro servicio.
Todo esto queda claro, cuando en efecto, los antorchistas de este municipio se acercaron a buscarlo desde la primera semana, para solicitar una fecha de entrega del pliego petitorio, documento que enumera solamente algunas necesidades en comunidades, sin embargo, a tres oficios y más de 10 visitas a las oficinas del presidente, la respuesta ha sido siempre la misma: no tiene tiempo, la agenda está ocupada o está reunido con empresarios; ejemplo tal es que a la entrega de dicho documento, no se dignó a presentarse ante el pueblo y comprometerse a dar una respuesta a la serie de demandas.
Y es que a pesar de que ha existido tolerancia por parte de los manifestantes, poco más de 60 días han bastado para demostrar que el pueblo no es escuchado en Tecate, que sus demandas no le interesan al presidente y existen “prioridades” que no están en las colonias pobres.
El próximo 20 de diciembre, una comisión de antorchistas volverá a asistir al palacio municipal a buscar al munícipe, intentará entablar un diálogo y buscar una ruta para la solución de las demandas, está en el presidente Román Cota, demostrar que lo que dijo en su discurso de toma de protesta fue cierto y que no fue solo para quedar bien con la gobernadora que ahí se encontraba, él tiene la última decisión, pues el pueblo no ve en él al morenista o antes priista, ve en él al político en el que confiaron para que sus vidas mejoraran, no de gratis ni tampoco mediante caridad, sino por los derechos que al mismo pueblo le corresponden y los que defenderá, porque este es su papel. La última palabra la tiene Cota.
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