MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Una carta a Trump con dos caras de AMLO

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En la reciente carta del presidente López Obrador al imperialista Donald Trump, se observa una contradicción entre las ideas que el mexicano propone para acabar con la pobreza en Centroamérica y las que propone para México y, consecuentemente, con ello acabar también con el problema migratorio, razón que motivó la medida coercitiva gringa por todos conocida así como la mencionada carta. El asunto no es menor y tiene particular importancia para los pobres de nuestro país porque López Obrador maneja dos soluciones claramente distintas y le promete al bárbaro empresario yanqui que, con las medidas obradoristas en nuestra patria, "en poco tiempo, los mexicanos no tendrán necesidad de acudir a Estados Unidos porque la migración será opcional". Poco tiempo...Este asunto, considerando la publicación masiva de la carta, más el revuelo que le han dado los medios de comunicación (precisamente en tiempos electorales, suspicacias aparte), debería despertar en el pueblo más humilde una verdadera euforia pues, como la carta misma lo dice, los mexicanos podrán "trabajar" y ser tan "felices" en su propia patria "en poco tiempo", que no habrá necesidad de emigrar. Así, pues, no nos queda a los pobres de México más que esperar ilusionados a que las medidas del actual Presidente de la República rindan fruto "en poco tiempo" y que el paraíso prometido por "la cuarta transformación" nos llegue como el maná del cielo.

Las medidas propuestas son: para México, la lucha contra la corrupción, definida como el principal problema de nuestra patria; para Centroamérica, sorpresivamente, no es la misma propuesta, sino ¡"inversiones productivas para crear empleos y resolver de fondo" el penoso asunto de la migración! ¡Ah, caray! O sea, allá el problema es de tipo económico, material y, por tanto, propone que se invierta en creación de empleos en ramas de la producción centroamericanas, en tanto que acá el problema es "moral". Para que no nos lleguen centroamericanos empobrecidos y migrantes y no se disguste el Imperio, allá sí aplican los principios básicos de la ciencia económica; acá no. Acá, no hay un programa de creación de empleos masiva, ni de mejoramiento de salarios a escala nacional; acá, arguyendo el combate a la corrupción, cual petate del muerto, el equipo gobernante de López Obrador cierra la construcción de un aeropuerto que daba ya empleo a miles, cierra guarderías infantiles por todo el país, arroja a la calle a miles de empleados, acaba con programas sociales que brindaban alguna ayuda como Prospera y el seguro popular, recorta el presupuesto para medicinas y servicios médicos, para universidades, para escuelas de nivel medio, para refugios de mujeres víctimas de violencia, destroza el ramo 23 del presupuesto nacional con el que se construía algo de obra pública básica que mitigaba las carencias de vida de millones, borra el programa de empleo temporal, desaparece los apoyos a los jornaleros, los de apoyo a la construcción de vivienda, su gobierno aumenta el desempleo y ¡carece de un programa nacional de reactivación de la inversión productiva!, más un largo etcétera...pero a cambio promete entregar ayudas monetarias directas "sin intermediarios ni moches", es decir, toma recursos de la inversión social y los destina a consumo. Totalmente lo contrario a lo que propone en Centroamérica. ¿Y eso? ¿Cómo explicarlo?

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Hasta el momento yo no sé de mexicanos que emigren diciendo que se van de aquí porque hay corrupción, sino porque no tienen trabajo y porque el empleo está pagado miserablemente, o sea, millones se van de México por las mismas razones que los centroamericanos salen de sus patrias. Hasta la carta de marras recurre a ese argumento: se migra por necesidad. Entonces ¿por qué la diferente medida? Podría decirse que las condiciones no son las mismas en la América Central que aquí, y ciertamente hay diferencias, pero hasta el momento la ciencia económica no ha descubierto ninguna parte del mundo conocido donde la pobreza no surja de la explotación del trabajador, de la injusta distribución de la riqueza generada por millones de trabajadores, donde la pobreza no brote de la misma abundancia, apropiada por unos cuantos y de que el capitalismo rapaz arroje a millones de trabajadores al abismo del desempleo, su principal arma para mantener bajos los salarios. ¿Entonces? ¿Por qué la política de López Obrador en el extranjero es más racional que aquí?

Pues búsquele usted, mi estimado lector, pero yo no veo otra explicación mejor que ésta: el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene dos caras, y las maneja de acuerdo a las circunstancias. Es veleta. Su actitud respecto a América Central demuestra que comprende perfectamente los principios de la ciencia económica, pero no los quiere aplicar en México, no quiere modificar el modelo neoliberal que nos rige. Aunque diga de palabra lo contrario, en los hechos es el más neoliberal de los neoliberales y está culminando brutalmente la obra que les corresponde a ellos: desmantelar los programas sociales culpándolos, sin demostrar, de corruptos. Ese es su verdadero objetivo y así está dañando el futuro de nosotros, los trabajadores y de los millones de desamparados, porque a nosotros nos conviene que el gasto social del Estado mexicano se incremente, no que se disminuya, ni que lo poco que quede se destine a dar limosnas para gastarse en el consumo (por ejemplo de telefonía celular). Y del otro lado, apenas el monstruo del Norte comienza a gruñir, López Obrador, al sentirse presionado se muestra "racional" y clama por inversiones productivas allende el Sur de Chiapas, a costa del mismo monstruo, por supuesto. Dos caras, hipocresía.

Los trabajadores de México saben que las inversiones productivas en nuestra tierra son una de las salidas reales a su precariedad laboral y a su miseria: una parte muy importante del proyecto de nación que Antorcha enarbola es el de la creación de empleos dignos y de salarios remuneradores. Y sí, en efecto, eso requiere de inversiones gigantescas, más todavía que un Dos Bocas o un tren maya o un cuestionado aeropuerto, mucho más. Riqueza social para hacerlo la hay, pero está mal distribuida y hay que componerlo mediante una nueva política de impuestos, progresiva (entre más ganes más pagas; no ganas, no pagas); como prueba de esto último está el hecho de que somos la catorceava economía productora de riqueza en el mundo: o sea, sí hay de dónde y con qué y no es necesario acabar con la propiedad privada, sólo recortarle las uñas a los ricos. Pero para este plan, lo pobres de México no pueden contar ni con López Obrador ni con sus compinches. Vencer a la pobreza y expulsarla para siempre de nuestro México, tiene que ser obra de los pobres mismos, está visto que no pueden confiar en nadie más.

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