El derecho a la organización o asociación es una de las garantías individuales de las que todo mexicano goza por el simple hecho de serlo, tal como dice textualmente el artículo noveno de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos: "No se podrá coartar el derecho de asociarse o reunirse pacíficamente con cualquier objeto licito; pero solamente los ciudadanos de la republica podrán hacerlo para tomar parte en los asuntos políticos del país.Ninguna reunión armada tiene derecho de deliberar"; es decir, la Constitución garantiza el libre derecho a organizarse, siempre y cuando no sea para un objeto ilícito.
Desde hace mucho tiempo, el hombre ha buscado coexistir a través de la colectividad, es decir, organizándose, a sabiendas de que a través de ella podrían resolver problemas e intereses comunes entre los individuos que conforman el colectivo, esto es, cumplir con las actividades ya sea simples o complejas que puedan garantizar su propia supervivencia.
Pero el derecho a organizarse no consiste solo en aglutinarse en masas, sino en educarse y unirse de forma constructiva para llegar a un fin común que permita a todos entender que la colectividad es con la finalidad de trabajar en colectivo.La educación colectiva permite a cada individuo integrarse en un proyecto social que brinde soluciones, de las necesidades propias de cada lugar de asentamiento y no en proyectos faraónicos e inviables que solo buscan engrandecer la individualidad de unos cuantos o de uno solo quienes están enfermos de poder, tal como lo vemos hoy en el Gobierno federal.
Si aplicamos lo dicho resulta que, ante un gobierno inerte y carente de soluciones, la organización oportuna, resulta en la mejor opción para sacar adelante, en este caso a todo un país: México.
Pero, ¿por qué organizarse? ¿Acaso no existe otra solución? La mayoría de los mexicanos nos damos cuenta de que el país está pasando por la peor crisis económica de su historia.Desde antes de la llegada de covid-19, el crecimiento de le economía nacional ya era del 0 por ciento anual, es decir que el país no creció económicamente hablando, pero sí se incrementaron la violencia y el desempleo en el país.Ya con la pandemia presente, la necesidad de las personas ha aumentado considerablemente, pues miles de personas perdieron su empleo a causa de las medidas sanitarias; además, para los que aún reciben algún ingreso, ya no es posible surtir la canasta básica, pues el dinero ha perdido su valor adquisitivo, también han aumentado las cifras de pobreza alimentaria en nuestro país.
México es de los países más ricos, pero más desiguales, además con la peor distribución de la riqueza social; el problema no consiste en ser pobres, sino en que el gasto social está mal distribuido y solo a través de la unidad podemos formar un frente amplio progresista, que sirva de contrapeso ante los malos gobiernos que solo piensan en ellos y no en la colectividad.Si hacemos lo que mencioné, formaremos un futuro prometedor y próspero.Unifiquemos nuestros esfuerzos, inteligencias e intereses para poner a México en la dirección correcta en las actuales circunstancias; no nos dediquemos solamente a contemplar cómo empeoran las cosas o a lamentarnos, y actuemos hoy, quizás mañana los peligros y las dificultades sean mayores.
Quienes estamos seguros de nuestra lucha, quienes sabemos a dónde nos dirigimos, estamos seguros de que vamos a triunfar en nuestras metas y sobre todo porque estamos guiados por un camino que es el correcto y que desde hace 46 años hemos seguido.Nuestra victoria está al frente.
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