El estado de Oaxaca tiene una importancia fundamental, no siempre justipreciada, en nuestro país y su desarrollo histórico. Así lo demuestran las desatinadas opiniones que recientemente vertió un personaje público desubicado. Y esa importancia radica no sólo en su posición geográfica o sus riquezas naturales, sino en los hijos que le ha regalado a la Patria. Fundamento mi afirmación en la voz de un grande. Hace poco llegó a mis manos la obra Juárez, su obra y su tiempo, del insigne educador mexicano Justo Sierra. Entre sus valiosas páginas alienta a sus contemporáneos a entender y sobre todo defender el gran reto que debió enfrentar Juárez con la realidad de un país poco menos que desmembrado, y ante todo a usar no menos que la razón para realizar la construcción de un mejor futuro: "...haríamos bien en aquilatar el doble trabajo titánico de abrir paso dentro de su propio espíritu al propósito de rechazar toda tutela que no fuese la de la razón y de escombrar y volver llano en la sociedad el camino agrio y escabroso que hoy recorremos sin esfuerzo; entonces nos parecerían todas nuestras gárrulas frases, vestidos arlequinescos con armazones de carrizo; todas nuestras enfáticas sentencias, cómicamente graves. De todo ello la posteridad no recogerá sino un poco de papel y un poco de tristeza, porque nos comparará y nos hallará pequeños al lado de los fundadores, de los iniciadores, de los batalladores, de los realizadores de la transformación social de México."
Hoy me apoyo en el mensaje de este pensador, por la evidente amenaza de represión orquestada desde el poder del Estado mexicano, que han dejado caer sobre las cabezas de todos los antorchistas del país, y especialmente del Secretario General de Antorcha, el Ingeniero Aquiles Córdova Morán. Hoy reflexiono acerca del papel que nos corresponde jugar a quienes hemos tenido la fortuna de recibir las enseñanzas del luchador social más honesto y cabal de nuestra patria. El paralelismo es asombroso. Quienes nos honramos de ser sus hermanos de lucha, no nos colocaremos jamás en el ignominioso papel de los oportunistas que, ante el visible naufragio de los partidos hegemónicos en los últimos tiempos, velada o cínicamente, abandonaron el barco, y que ante la aplanadora del partido en el poder, amainan el plumaje, temerosos de que el vendaval morenista los derrumbe.
El antorchismo nacional, consecuente con su lucha honesta y decidida contra la pobreza, al igual que antes del proceso electoral, en que manifestamos que no comulgábamos con el discurso imperante, sostenemos que la causa principal de la pobreza de la inmensa mayoría del pueblo de México, es la injusta distribución de la riqueza y no la corrupción, que es un efecto. Sostuvimos también, que el verdadero combate a la pobreza tenía necesariamente que referirse a cuatro temas cruciales en la vida de nuestro país, a saber: primero, cómo se garantizará empleo formal a los mexicanos; segundo, qué se hará para que el mexicano reciba un salario que le permita adquirir la canasta básica; tercero, establecer el mecanismo para una carga impositiva progresiva en la que pague más impuestos quien gane más y pague menos impuestos quien gane menos; cuarto y último, cómo se abatirá el enorme rezago en infraestructura que afecta a los sectores populares.
En aquel entonces, advertimos de la necesidad hacer un buen análisis de la realidad y hoy se comprueba que el Movimiento Antorchista Nacional y el Maestro Aquiles Córdova Morán, estábamos en lo correcto. Derivado de ese diagnóstico equivocado, se aplica un programa de gobierno que no sacará de la pobreza a los millones de mexicanos que la padecen. No se abatirá la pobreza únicamente re direccionando el mismo presupuesto con que se ha contado en los últimos años, dando 26.6 pesos diarios a los estudiantes de preparatoria y 40 a los adultos mayores durante dos o tres años, en detrimento de los recursos que antes se destinaban para infraestructura y para el campo.
No hay tal transformación, esta política es la aplicación de un principio básico de la administración de una empresa: reducir la planta laboral, que se manifiesta en el despido masivo y la reingeniería de las dependencias de gobierno, en menoscabo de los trabajadores especializados y de menor nivel, sostenido en el discurso de la austeridad administrativa. A eso responde el presupuesto asistencialista y la supuesta batalla contra la corrupción. No nos engañamos, se avecina la dictadura perfecta.
Por lo tanto, sabemos que el ataque contra los supuestos intermediarios, no es otro que el ataque contra el Movimiento Antorchista, que ha demostrado con su trabajo de gestión y representación en favor de millones de mexicanos, ser la única organización que resuelve las necesidades básicas de los humildes en las raíces del problema, y que ha logrado con ello crear un fuerte arraigo en la conciencia y cariño del pueblo. Así lo demuestra el haber mantenido y fortalecido el poder en los distintos municipios que gobernamos, a pesar del embate morenista. Esta hazaña, extraordinaria a los ojos de propios y extraños, no se nos perdona. Lejos de reconocer la sorprendente transformación que hemos logrado de esos municipios, muchos de los cuales estaban en la marginación y el olvido y hoy son ejemplo de desarrollo nacional, se nos ha declarado una guerra sin cuartel.
La campaña que se lanza desde los medios audiovisuales que hace no mucho eran parte de la "mafia del poder", como Televisa, son la punta de lanza para preparar el terreno de la represión de estado que se avecina en contra de nuestro Secretario General y nuestros principales dirigentes. No nos engañamos, jamás hemos tenido enemigos de buena fe, hemos pagado con sangre el precio de ser consecuentes con nuestros principios y nuestros ideales. Pero desde ahorita anunciamos que nos defenderemos con los medios a nuestro alcance contra estos desleales ataques, que si mañana se anuncia un golpe artero contra nosotros, será eso, artero y nada más. Si algún delito financiero hay que perseguir, no es la televisión el terreno propio para ello, lo son los juzgados y las instancias fiscales.
Los antorchistas declaramos que defenderemos el derecho constitucional que ampara nuestra voluntad de trabajar organizada y legalmente y defenderemos a nuestra dirigencia de cualquier amenaza, velada o abierta; asimismo rechazamos los ataques infundiosos que intentan sembrar en la opinión pública que los negocios que poseemos como organización son producto de actos ilegales. Las autoridades hacendarias tienen los medios para conocer el estado real de nuestra actividad financiera, actividad que nos ha permitido llevar cultura, deporte, educación y una defensa leal a los desprotegidos de nuestro país. Cualquiera de los dirigentes de nuestra organización puede, sin temor alguno, demostrar su vida austera. ¿Pueden, quienes hoy nos atacan, hacer lo mismo? Veamos cuánto presupuesto oficial reciben los partidos actuales y cuánto el Movimiento Antorchista Nacional. Esperamos la oportunidad para hacer la comparación.
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