En todo el país, todos los que formamos el Movimiento Antorchista Nacional, sabemos la difícil lucha que están enfrentando nuestros compañeros del estado de Hidalgo, que llevan ya varios meses pidiendo a su gobernador Omar Fayad Meneses, obras y servicios de elemental necesidad para la vida de cualquier ser humano; agua potable, drenaje sanitario, vivienda, salud, educación, caminos a sus comunidades y pavimentos en las colonias populares. Estos justos reclamos están dentro de la ley, y por tanto, no debería molestar a la autoridad cuando se le solicite y se le exija de ser necesario. La respuesta ha sido oídos sordos durante toda la administración de Omar Fayad, quien en lugar de solucionar las necesidades de sus gobernados, se ha dedicado a calumniar, amenazar y a reprimir, incluso con balas (tal y como pasó el día primero de abril, donde fue balaceada una camioneta donde se transportaban cuatro compañeros antorchistas) a los peticionarios y sus dirigentes.
¿A qué se debe la falta de respuesta positiva a las peticiones de los antorchistas hidalguenses?
Simplemente, porque los que hoy gobiernan consideran los recursos públicos como patrimonio propio, de un grupo o de una clase social, que no son precisamente los pobres, a quienes consideran poco menos que animales. El estado de Hidalgo, históricamente durante todo el siglo XX y lo que va de siglo XXI, ha sido gobernado por familias caciquiles que se rotan el poder, todo esto con la venia del poder federal en turno, así, los hidalguenses han visto pasar a los Rojo Lugo, a los Austria, a los Osorio Chong y ahora a los Fayad, todos ellos caciques de rancio abolengo, que han mantenido a la población hidalguense en una pobreza espantosa, al grado que Hidalgo tiene los mayores índices de marginación y pobreza del país; esto no lo dice Antorcha, lo dice el Coneval, el INEGI. A estos caciques de viejo cuño, les molesta, les repatea, les encabrona que Antorcha le abra los ojos a la gente humilde, a los indígenas, que los eduque y organice para la defensa de sus intereses; ven un peligro en el pueblo unido y organizado, y por eso lo atacan y calumnian, creyendo que hoy son las mismas circunstancias que en el siglo pasado, se equivocan, hoy el pueblo trabajador unido en Antorcha, está más consiente y dispuesto a dar la pelea por la parte del presupuesto a que tiene derecho, y cuenta además con el respaldo de tres millones de antorchistas de todo el país, dentro de los cuales están los sinaloenses.
Conociendo el carácter caciquil y violento de los gobernantes de Hidalgo, desde ahora responsabilizamos al gobernador Omar Fayad, de cualquier agresión que sufra la marcha de 40 mil hidalguenses, afiliados a Antorcha, programada para mañana, 10 de abril, y de la vida de los dirigentes antorchistas, en especial de la profesora Guadalupe Orona Urías, miembro destacado de nuestra Dirección Nacional y Comité Ejecutivo.
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