MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Timoteo Tochtli

image

El sol se filtraba oblicuamente por las ventanas e iluminaba una parte del piso de la iglesia, los bancos colocados en ambos costados de la nave, para dar alguna comodidad a los feligreses, están vacíos. A la izquierda en la banca del frente de cara al altar, solo una vieja solterona cabecea somnolienta. Al otro extremo, de rodillas e inclinando humildemente la cabeza, reza un indígena. Es Timoteo Tochtli, indígena náhuatl de la Sierra Negra de Puebla.

Su cabeza acostumbrada a llevar siempre el sombrero para cubrirse de las inclemencias del tiempo, está descubierta y denota claramente el surco circular que el uso del sombrero le ha dejado, el cual se ha quitado al entrar al templo y que ahora ha colocado sobre la banca; viste su acostumbrado pantalón y camisa de manta blanca, o que en algún día fueron blancas, pues el polvo de los caminos, el sudor producto del trabajo además del tiempo transcurrido los han deteriorado gravemente y ahora está sucio y raídos; los huaraches de viejas y desgastadas correas no han sido nunca suficientes para cubrir, ni mínimamente, los pies del indígena y el frío, polvo, lodo y las piedras del caminos han causado gravemente los efectos buenos y los han agrietado, ennegrecido ahí donde las correas no cubren la piel.

La actitud de Timoteo Tochtli es respetuosa, humilde, devota y por eso su mirada está clavada en el suelo frente al altar; reza, sus labios lo denotan y es evidente que debe ser así pues ha venido a la iglesia a realizar esta acción.

Mantiene esta actitud durante varios minutos en los que seguramente expresa, ante la virgen, los santos y todos los iconos de la iglesia, sus penurias, tristezas, quejas, arrepentimientos o peticiones que tanto le afectan o desea. Después de ese tiempo, Timoteo toma su sombrero, se pone de pie, hace una reverencia y da un paso hacia la izquierda para salir de la fila de bancos y queda en el corredor de la nave central siempre de cara al altar.

sd

Entonces en un lenguaje solemne, tranquilo, respetuoso se le oye decir:

-Pues si virgencita, como te estaba diciendo hace un ratito. Te vine a ver el 6 de diciembre del año pasado, en la tardecita, no se me olvida, y te pedí que me ayudaras porque se me había perdido mi burro y tu sabes, porque seguramente los sabes, tanto que lo necesito para cargar mi leña, yo te pedí ¿te acuerdas? me ayudaras a encontrarlo por que sin él, yo tengo que hacerla de burro, pos tengo que traer la leña desde harto lejos y no se que te pasó pero parece que no te importó mucho y tu sabes que mi burro no apareció.

Una vez hecha esta reclamación, Timoteo, que tiene el sombrero tomado con sus dos manos, frente a sus rodillas, echa el pie izquierdo hacia atrás y retrocede un paso sin dejar de mirar al altar en el que se encuentra su virgencita milagrosa. Y ahora vuelve a decir:

*Después te vine a ver y te traje tus veladoras bien bonitas, que me encontré en el mercado y que, aunque tú no lo creas, me costaron rete harto y te pedí le dijeras a tu hijo el "tata Dios" nos mandara la agüita, porque mi milpa se estaba secando y no iba a recoger nada de maicito y pos, ¿qué iba a tragar si no se me daba mi cosecha? Y tampoco, entonces no sé que pasó porque sólo cayeron unos chubasquillos que hicieron que mi maíz solo me diera unos cuantos molonquillos y, poco faltó para que me muriera de hambre el año pasado.

Nuevamente Timoteo da otro paso hacia atrás y volvió a hablar:

-Después que se puso remalo mi chilpayate, desde mi choza, te dije, te supliqué y te lloré para que curaras a mi hijo, y nada, y seguramente sabes que mi retoño se murió. Tampoco esa vez hiciste nada. Te recuerdo que vine a ver al padre Pascual para que te recordara lo que te pedía y me dijo que te hiciera una misa, te la hice. Se la tuve que pagar porque ese señor, dizque representante de "Tata Dios" en la tierra, no me quiso rebajar nadita y me cobró quinientos pesos, que para mi es mucho dinero y pos que tuve que conseguir prestados y todavía debo.

Timoteo volvió a dar otro paso hacia atrás y siguió:

-Y para qué quieres que ante tanta desgracia que me ha pasado la Chole que había vivido conmigo, me había dado mi chamaco y que después de lo que nos pasó estaba retetriste, se fue y me dejó solo, desde entonces no la he vuelto a ver, y ahora ya no tengo quien me haga las tortillas, ni me caliente la espalda o me haga compañía en las noches. También, cuando esto pasó te prometí más veladoras y te las traje, ¿a poco no te acuerdas? Pero, lo cierto es que la Chole no ha regresado y pos estando así las cosas...

Y nuevamente, retrocediendo otro paso hacia atrás prosiguió:

-...Que sin burro, sin hijo, sin mujer y para pagar todos los gastos que he hecho, estoy queriendo vender mi tierrita, pero tampoco encuentro quién me la compre. También ahora te he pedido que me ayudes para que me la paguen bien pero nada, o estas un poco sordita o yo no te importo gran cosa, pero lo que me dan por mi terrenito es una miseria y así no se puede ¿No te parece?

Y repitiendo la misma operación, pero ahora en la salida de la iglesia Timoteo Tochtli levantó la cara hacia el altar y alzando la voz dijo:

-Pero no te preocupes virgencita, por todo lo que te he platicado, tú estas bien ahí en tu altarcito y yo me tengo que ir, haber qué hago, pero, no te preocupes, aquí tienes a tu pendejo que te seguirá pagando misas y trayendo veladoras para que tú no sufras en tu templito.

Una vez dicho lo anterior Timoteo Tochtli se dió media vuelta y erguido dignamente salió de la iglesia.

  • Etiquetas:

0 Comentarios:

Dejar un Comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados *

TRABAJOS ESPECIALES

Ver más