MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Tabasco entre pandemia e inudación

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Van cerca de tres semanas transcurridas desde que el ciclón "Eta” inundó Tabasco, suceso que dejó ocho fallecidos y 302 mil 498 afectados los cuales todavía sufren las duras consecuencias de lo que el desastre natural ocasionó.

Hablamos al menos de 161.6 mil hectáreas de tierra inundada, de acuerdo con estimaciones de la red europea Copernicus que realizó un mapeo de las zonas afectadas, de ese total 38.6 mil hectáreas afectadas pertenecen a áreas agrícolas, otras 12.3 mil hectáreas corresponden a zonas boscosas, 14.9 mil hectáreas son humedales y otras 7.3 mil hectáreas corresponden a zonas no especificadas. Con estas cifras podemos dimensionar los daños del estado.

La población ha optado por mantenerse en sus hogares. Pero las condiciones en las que están intentando sobrevivir son muy infaustas, ya que el nivel del agua es tan alto que, varias familias viven ahora en lo que era el techo de su hogar o únicamente ocupan la segunda planta de su casa, en algunos casos adaptaron un pequeño fogón para preparar alimentos, mientras que el único medio de transportación tanto de personas como de víveres se realiza en pequeñas barcas.

De la noche a la mañana literalmente, miles de familias lo perdieron todo, en un abrir y cerrar de ojos se encontraban desechos sus hogares que, con tanto sufrimiento y años de intenso trabajo, habían logrado levantar. Hay incluso declaraciones muy estremecedoras de gente humilde donde dicen que sus pertenencias van nadando entre el agua, muchas de ellas compradas a crédito o animales perdidos, además de cultivo, en el caso de los agricultores que se vio arruinado, entre otras cosas.

Por lo anterior, el reclamo para que se aplique un plan emergente fue solicitado por los propios pobladores y cuando todos esperaban una ayuda real, la situación empeor&oacute, pues, aunado a la grave situación que ya vivían estas familias, se suma una noticia que se volvió viral, donde medios informativos, analistas, periodistas y ciudadanos afectados, por supuesto, critican severamente la decisión que el presidente Andrés Manuel López Obrador, junto con las autoridades "especializadas” determinaron, que constó de inundar las zonas en donde se encuentran las comunidades indígenas del estado.

Las recriminaciones se intensificaron al oír de boca del presidente, quien además es originario de Macuspana, Tabasco, que tuvo que tomar la decisión de cerrar la compuerta de Macayo y permitir el desfogue de presas para evitar la inundación de la ciudad, dejando a su suerte a los más pobres de la entidad.

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Cito a continuación lo que dijo: "tuvimos que optar entre inconvenientes. No inundar Villahermosa y que el agua saliera por las zonas bajas. Desde luego que perjudicó a la gente más pobre, pero teníamos que tomar una decisión. Ahora ya estamos ayudando allá abajo y donde vive la mayoría de la gente de Tabasco se evitó una inundación mayor”.

Este es el contenido de un video que, repito se viralizó en las redes sociales el cual contundentemente recibió reclamos, entre ellos y con justa razón la eliminación del Fondo de Desastres Naturales (Fonden) que se suprimió junto con los fideicomisos recientemente, mismo que ahora resulta imprescindible ante lo acontecido. Otros reclamos fueron, por ejemplo, la intención de salvar una zona donde se sabe que está establecida la refinería Dos Bocas a la que se han ido millones de pesos, obra faraónica que el presidente impuls&oacute, entre muchos reclamos más. No es para menos, aquí se denota una vez más, en mi opinión, la falta de estrategia ante tales hechos y en la manera de llevar su gobierno. Según las declaraciones del propio presidente, esa decisión, la de inundar las zonas bajas, tuvo que ver directamente con las administraciones pasadas, que carecían de un buen control en las presas, hecho que denunci&oacute, al tiempo que anunci&oacute, se corregirá de inmediato y dijo que se decretará que, en la operación de las presas e hidroeléctricas de la Comisión Federal de Electricidad, el criterio principal ya no será la generación de energía eléctrica sino la protección civil, como parte de las medidas estructurales para resolver el problema de fondo en Tabasco.

Lo anterior fue el remedio que, según el presidente, era el más apto. Sin embargo, su acción de criticar lo pasado y escudarse en ello, no alivia los males de estas miles de familias que cada día luchan por sobrevivir en las condiciones ya descritas, no olvidemos que este desastre natural, evidentemente, se vino a sumar a la crisis por la pandemia que ya era dura, a la que tampoco ha puesto remedio, pues vemos que el estado tiene más de 34 mil casos de contagio y poco más de tres mil muertes por covid-19 de los ya oficialmente 100 mil registradas en todo el país.

Los hermanos de Tabasco están pasando pues, por una situación dolorosa que exige al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador un plan emergente que radique su pena.

Así que, por mi parte me sumo a reprobar la actitud tan indolente que muestran las autoridades. Y desde este espacio quiero plantear mi inconformidad con las políticas tan arbitrarias a las que nuestro presidente está acostumbrado aplicar. La tragedia, desesperación e impotencia de este pueblo no debe quedar impune, no es justo lo que se decidió y considero que una manera de pagarle con la misma moneda estas acciones que afectan tan cruelmente sería sumar fuerzas, unirse a un frente común todos los que hemos sido golpeados por Morena para que, en las próximas elecciones del 2021, mediante el voto, se les quite el poder. Nosotros, el pueblo que siente las injusticias y que pasa hambre, que vive en la miseria y sufre tanto no podemos seguir así. 

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