En el marco del 50 aniversario del Movimiento Antorchista, resulta importante hablar acerca de los embates que ha librado valientemente.
Desde 1974 —año en que la organización nació en Tecomatlán, Puebla— Antorcha se ha enfrentado a enemigos de muy mala naturaleza: hombres, empresas y hasta partidos políticos que reconocieron en esta organización a un adversario poderoso en el progreso de nuestra patria. Y aunque los tiempos han cambiado, el peligro sigue siendo el mismo.
Actualmente, existe un movimiento seudoizquierdista llamado “Cuarta Transformación”, que, a través de Andrés Manuel López Obrador, ha lanzado calumnias sin fundamento en contra de nuestra organización.
Los hospitales se caen, se inundan; la gente muere por falta de medicamentos, pero los contratos millonarios para medicamentos o mantenimiento no fallan. ¿Y entonces? ¿Dónde están los millones? ¡En las megaobras del presidente!
“Roban terrenos, son intermediarios”, y demás inventos. Pero yo me pregunto: ¿dónde están las pruebas? Desde hace seis años que están frente al máximo poder de nuestro país, frente a la presidencia de la república, y han sido incapaces de mostrar siquiera una.
Mientras tanto, nuestra organización sigue vigorosa al día de hoy, realizando actos culturales, deportivos, políticos y estableciendo relaciones internacionales.
De hecho, gracias a la intervención de Antorcha, miles de mexicanos hoy en día gozan de mejores condiciones de vida. Antorcha, en cualquier lugar en el que tiene presencia, incita a la práctica del arte, del deporte, de la lectura de los clásicos y del comportamiento disciplinado de los ciudadanos para una sana convivencia.
En diciembre de 2021, la Policía de Chimalhuacán, un municipio entonces gobernado por Antorcha, obtuvo la Presea Zafiro de la Facultad Latinoamericana de la Universidad Nacional Policial A.C. (Unipol) por logros destacados en “Cooperación Interinstitucional de Labor en el Desarrollo de Programas de Capacitación y Profesionalización Policial 2021”.
Este reconocimiento es entregado a embajadores, gobernadores, secretarios de Gobierno, fiscales, magistrados, académicos y directores de instituciones policiales.
Mientras tanto, de acuerdo con el Inegi, el 60 % de los mexicanos se sienten inseguros desde que entró Morena (es decir, en 2018) y desde entonces, hasta febrero de 2024, en México se han registrado 180 mil homicidios dolosos.
En educación, organizaciones estudiantiles como la FNERRR han denunciado, año con año, el recorte en el PEF al presupuesto educativo, mientras que organismos internacionales como la Unicef denuncian que en México más de 4 millones de niños no asisten a la escuela y 600 mil más están en riesgo de dejarla por factores como la falta de recursos, la lejanía de las escuelas y la inseguridad.
En salud, los ayuntamientos antorchistas como Tecomatlán, Huitzilan y otros tienen atención las 24 horas, así como medicinas, médicos e instalaciones de calidad; mientras que el presidente asigna sólo 5.5 % del PIB nacional a este segmento, posicionando a México como uno de los países de la OCDE que menos invierte en salud.
Los hospitales se caen, se inundan; la gente muere por falta de medicamentos, por fallas en los elevadores, pero los contratos millonarios para medicamentos o mantenimiento de los hospitales no fallan. ¿Y entonces? ¿Dónde están los millones? ¡En las megaobras del presidente!
En la campaña anticipada de su relevo Sheinbaum: ahí están los millones, no en la atención de las necesidades más lacerantes de nuestros mexicanos.
Lo que los opositores más rabiosos del Movimiento Antorchista mencionan, pretendiendo atacar a nuestra organización, no son más que mentiras. Por un lado —el de la Cuarta Transformación—, sólo vemos incremento de la inseguridad, deploración del sistema de salud, un sistema educativo que es cada vez peor y un largo etcétera.
Por el otro, el del Movimiento Antorchista Nacional, vemos un verdadero esfuerzo por atacar los puntos claves en el malestar social. Ahí donde Antorcha ha gobernado ha habido un inmenso gasto en obra pública; se ha puesto especial atención en el desarrollo de la educación y la salud, y, aún más, ha tratado de que al pueblo le quede claro que su situación de fondo no se va a solucionar sino cuando se cambie de raíz el modelo económico que tiene como principio el incremento de la riqueza de unos pocos y el empobrecimiento de tantos otros.
En México no ha habido y no hay, en la actualidad, una organización social capaz de sintetizar estos puntos, que son parte fundamental de la construcción de una nueva sociedad. Queda a los mexicanos organizarse, unirse como uno solo y emprender la batalla hacia su liberación. Ningún partido político transformará de raíz el país.
Está en manos de todos nosotros, juntos, transformar nuestra realidad. Organícense con Antorcha, conozcan su proyecto, su historia y muchos más resultados de los aquí mencionados.
Los antorchistas tenemos claro hacia dónde vamos. 50 años de trabajo nos respaldan y continuaremos luchando. Nuevas generaciones nos adherimos a las filas de la organización y estamos convencidos de que este es el único camino hacia un mejor país.
Como dijo Revueltas en 1968: “Nuestra causa es la del conocimiento militante; refuta y transforma, revoluciona la realidad social, política, cultural y científica. No se engañen las clases dominantes: somos revolución, esta es nuestra bandera”
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