MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Sólo hay un camino contra la inseguridad: vencer la pobreza

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El domingo pasado se anunció por la presidenta de la república Claudia Sheinbaum un ambicioso Plan Michoacán por la Paz y la Justicia que consta de doce ejes centrales y de más de cien acciones. Ello, como respuesta a la escalada de violencia criminal que, con el asesinato el 2 de noviembre del presidente municipal de Uruapan, Carlos Manzo, puso patas arriba los avances anteriormente anunciados por el régimen morenista en el rubro de la inseguridad.

La miseria de las masas trabajadoras en México es el mejor caldo de cultivo de la delincuencia en todas sus formas.

El plan destaca en sus frentes más importantes el establecimiento de 12 mil elementos entre fuerza militar y de policía, con el fin de desactivar y someter a las grandes células delictivas que asesinan y cobran derechos por el comercio y las actividades productivas en ese estado.

El plan invertirá 57 mil millones de pesos, aparte del presupuesto normal de ese estado, dinero que, según el plan presidencial, se empleará en actividades como la mejora en obras y comunicaciones en beneficio de las comunidades y acciones en educación como el aumento del número de becas a los estudiantes y los demás programas sociales establecidos por este régimen.

Esta impresionante cantidad de 57 mil millones de pesos extras representa poco más de la mitad de los 99 mil millones de pesos del presupuesto normal asignado en 2026 para todo el estado de Michoacán, un estado que cuenta con poco más de 5 millones de seres humanos, repartidos en los 113 municipios que lo integran.

Sin embargo, no todo es felicidad por este lado, puesto que, como lo dijo claramente la presidenta Claudia Sheinbaum después de presentar su plan, el costo de este para Michoacán la obliga a aplicar recortes, a aplicar una política de “austeridad republicana”, recortes que van a afectar a otros rubros también necesarios a la población de este país.

No hay dinero sobrante en el presupuesto federal 2026, al contrario, como vemos en el actual problema de Michoacán. Además del aumento de la Deuda Pública que hizo López Obrador, cuyos intereses, que no son pocos, se deben pagar año con año, también se gastó, a su voluntad, todos los ahorros que el Estado tenía a la mano para casos como el que tiene actualmente Michoacán; todo lo gastó y encima nos endeudó todavía más con el extranjero.

Cuando en estos tiempos de tantas carencias y problemas en México está a la orden del día cobrarles más impuestos a los que ganan enormes cifras de dinero, como los multimillonarios Carlos Slim, Germán Larrea, Ricardo Salinas Pliego y otros más, el gobierno actual de Morena no los toca ni con el pétalo de una rosa; al contrario, se hace uno con ellos, y al pueblo que se lo lleve el diablo.

En este sentido, el Plan Michoacán por la Paz y la Justicia de la presidenta Claudia Sheinbaum no va al fondo del problema porque no lo quiere ver. El problema de la inseguridad en México es todo, menos algo que se resuelve con la simple voluntad de alguien, por muy poderoso que sea.

Estados Unidos con Trump u otros líderes no ha podido resolverlo; ahí están sus problemas con las drogas. El problema es el decaimiento de las sociedades por la pobreza creciente en las poblaciones y sus carencias de empleo, salarios que no aseguran una vida digna, carencias de salud, de educación, de vivienda, entre otras.

Esto es lo que sucede en México. La miseria de las masas trabajadoras en México es el mejor caldo de cultivo de la delincuencia en todas sus formas. Mientras no se extinga la pobreza que cargamos desde la dominación española, los mexicanos no nos veremos libres de ese lastre tan peligroso y difícil de extinguir que es la inseguridad.

Todo el sexenio pasado se perdió con la política de abrazos no balazos. En vez de enfrentar con inteligencia y firmeza el azote de la pobreza, se engañó a la población con minidosis de programas sociales, que todo mundo sabe que no resuelven el problema. 

“El país, ha dicho en estos días el líder del pueblo pobre de México, vive una de sus crisis más profundas, sólo el pueblo organizado y consciente, con la guía de Antorcha puede salvar a México”.

Por lo anterior: “Hay una urgencia de que Antorcha crezca y se desarrolle … Hay que expandir la consciencia, romper la rutina, atraer nuevos cuadros y multiplicar el trabajo político”. Estas últimas son las tareas que tenemos los hijos conscientes del pueblo pobre que sufre y trabaja manteniendo en pie este país.

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