Desde que llegó a la Presidencia de México y a gobernar varios estados del país, Morena emplazó a todos los políticos mexicanos a que definan si están con la Cuarta Transformación o en su contra.
Muchos rechazaron este desafío, con el argumento de que ellos no creen que en el mundo exista sólo lo blanco o lo negro, sino que entre lo blanco y lo negro hay toda una serie de matices, de variantes, que impiden que una mente sana se defina en términos tan simplistas. Pero Morena insiste en su pregunta: ¿estás con la 4T o estás contra la 4T?
Los antorchistas no estamos de acuerdo en conducir al país a una aventura, a una explosión violenta de las inconformidades, porque eso nos puede llevar a una verdadera tragedia nacional.
Así las cosas, no podemos hacernos a un lado evadiendo la respuesta. Es necesario que los opositores de Morena decidamos si solamente estamos en desacuerdo con algunas medidas, quizá importantes, pero parciales, y en el fondo concordamos con su proyecto de país; o si, por el contrario, pensamos que muchas de estas medidas que nos afectan negativamente y provocan nuestra molestia y rechazo no son más que el resultado de un error de fondo que tiene Morena del cambio que propone. Y que debemos de sacarlos de la presidencia y tomar el poder de México.
¿Esa tarea la puede hacer el pueblo pobre en alianza con los partidos políticos? La realidad nos ha demostrado que no. Los cuadros más importantes del PRI, del PAN y del PRD se lanzaron a los brazos de Andrés Manuel, renegaron de sus antiguas ideas y, sometidos, evitaron la cárcel por un pasado posiblemente criminal o de corrupción.
Durante los primeros seis años del gobierno de Morena, hubo momentos en que la oposición partidaria pudo cerrar filas y mostrar fuerza para planificar una estrategia seria para derrotar a la 4T en las urnas. Pero no se hizo.
La oposición no se pudo poner de acuerdo en lo concreto y, por lo tanto, no hubo bases para formar una unidad, ni un frente nacional que derrotara a la 4T. El resultado ya lo conocemos: la oposición perdió las elecciones de 2021, 2022, 2023 y, también, las de 2024.
Desde el 2018, Morena inició una campaña de persecución contra sus antagonistas. Nosotros tuvimos que aguantar todo eso, porque López Obrador se propuso liquidar a la “Antorcha Mundial”. Sufrimos ataques mediáticos, cancelación de cuentas bancarias y órdenes de aprehensión de algunos líderes.
Cuando se dio cuenta de que eso no disminuía nuestra fuerza, decidió no resolver las demandas de la gente pobre. Y así nos la llevamos durante seis años.
En Puebla, el gobierno de Miguel Barbosa también desató una persecución rabiosa contra los antorchistas, utilizando a la Fiscalía y al Ejército, mismos que llegaron hasta Balcones y Tecomatlán para tratar de amedrentar a los artistas y a los jóvenes de nuestra organización.
Ninguno de ellos se dio cuenta de que fue la gigantesca fuerza de masas la que nos mantuvo en pie, luchando de manera valiente y aguerrida. Quienes nos persiguieron ayer, ahora son fenómenos políticos inexistentes. Y hoy, seis años después del triunfo de Morena en el país, Antorcha sigue viva, actuando, luchando y organizando a la gente pobre.
Pero la tarea, desde luego que no está terminada. Invito a todos los mexicanos a que formemos un bloque opositor a Morena, juntando a la gente progresista del país. Es nuestro derecho y nuestra obligación.
Los antorchistas no estamos de acuerdo en conducir al país a una aventura, a una explosión violenta de las inconformidades, porque eso nos puede llevar a una verdadera tragedia nacional que, además de que no resolverá los problemas que busca curar, terminará creando peores. Por ello, nosotros llamamos a crear un frente para que podamos ganar el poder del país con el voto popular.
Pero no olvidemos que Morena es un partido político que también representa los intereses de un sector de la clase burguesa, de un sector del empresariado nacional. No es un partido de la clase pobre, no son los amigos del pueblo.
Por lo tanto, ¿quién encabezará al nuevo poder? Sólo puede ser un partido de nuevo tipo, en el que esté afiliada la vanguardia proletaria, que sepa unir a todas las clases marginadas y a todos los hombres progresistas que deseen, en realidad, un país mejor. Y ese partido lo está creando el Movimiento Antorchista.
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