El presidente Andrés Manuel López Obrador declaró, con motiovo de la desaparición del Fonden, que no abría de que preocuparse, que en lo subsiguiente los apoyos para las víctimas de desastres naturales iban a llegar completos, ahora sí, y sin intermediarios. Días después miles de tabasqueños se inundaban perdiendo con ello muebles, artículos electrodomésticos, animales domésticos y hasta, algunos de el sus propias casas. Han pasado 4 semanas y el apoyo gubernamental, federal, estatal o municipal, no les ha llegado a los damnificados. El Gobierno estatal ha comenzado a censar a los miles de familias víctimas de las inundaciones con la finalidad, dicen, de apoyar con 8 mil y hasta 10,500 pesos por familia. Pero hay un sinfín de quejas, denuncias y hasta demandas del pueblo tabasqueño porque la aplicación de dicho censo ha sido selectiva: sólo se está censando a los que simpatizan con Morena, sean o no, víctimas de las inundaciones. En realidad, de los únicos que han recibido auxilio en alguna medida, es del ejército y de algunos tabasqueños que han decidido ayudar a sus paisanos. Desde hace una semana se han sumado a ese apoyo humanitario diversas organizaciones civiles no gubernamentales, entre las cuales figura el Movimiento Antorchista que ha convocado a todos sus integrantes, a nivel nacional, para que auxilien con ropa, medicamentos, agua embotellada y alimentos enlatados principalmente, para los hermanos tabasqueños en desgracia. En su primer envío, el antorchismo, únicamente el mexiquense, mandó más de 12 toneladas de productos en apoyo a nuestros hermanos tabasqueños. Se espera que en esta semana, ya que se está haciendo a nivel nacional, se triplique el monto del apoyo y se esté enviando a Tabasco semanalmente.
Esta respuesta del pueblo en general y del organizado en Antorcha en particular, contrasta con la actitud displicente de las autoridades federales, estatales y municipales: cero apoyo, cero ayuda para los damnificados en un mes, en el que el nivel del agua casi no ha bajado. Y para coronar esta situación de total abandono, la visita, en la tercer semana del desastre, del señor presidente…en helicóptero. Y, luego, su cínica declaración: "permitimos que se inundaran zonas pobres para evitar que se inundara la capital, Villahermosa…” Y ante la pregunta de algún reportero de por qué no se bajaba a ver la situación más de cerca, contestó campantemente que él tenía otras cosas que hacer, que él no iba a hacer politiquería barata que hacían los políticos de antes, que él no iba a hacer como que apoyaba sólo para sacarse la foto, etc., etc.
En fin, el gobierno de Morena está repitiendo la misma actitud de autismo total que ha manifestado con respecto a la pandemia. Está implementando la política del avestruz que consiste en esconder la cabeza y esperar que todo pase y desaparezca el mal por sí solo, negando de manera muy clara lo que está sucediendo en el mundo real; es decir, mintiendo flagrantemente al minimizar los resultados desastrozos de su inacción.
Y no se le critica al presidente por ser incapaz de evitar un desastre natural, que conste, sino el hecho de no hacer nada por socorrer a las víctimas del mismo de manera urgente y, lo más importante, por no comprometerse con los miles de afectados a realizar las obras de drenaje necesarias para que el próximo año y los subsiguientes no vuelva a pasar lo mismo. él dijo que su gobierno sería diferente a los anteriores, pues esa sería una acción que lo haría quedar como un gobernante consecuente con lo que prometió en su larga campaña de más de diez años y lo posicionaría en lo más alto de las encuestas congraciándose con sus paisanos y ganándose un buen número de votos para las elecciones del próximo año.
Probablemente el presidente se justifique diciendo que no hay recursos para los damnificados. Pero está destinando miles de millones de pesos para sus obras-capricho: refinería de Dos Bocas, Tren Maya y aeropuerto de Santa Lucía (sin contar la compra de estadios de beisbol, etc.). En fin parece ser que el gobierno de la Morena no sólo quiere hacer historia a lo Eróstrato destruyendo la economía de México, sino también suicidándose políticamente. O ¿acaso creen los morenistas que el pueblo trabajador se las va a perdonar en las siguientes elecciones?
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