En junio de 2021 se adelantó que la empresa Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec (FIT) financiaría la modernización de 804 km de vías férreas que le asignó la hoy Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), la cual, ya negociaba la asignación presupuestal con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y que este proyecto, anunciado en su momento, conectaría con el Tren Transístmico (Eje Central, del 22 de febrero de 2022). Esto viene a colación, porque hace unos días fuimos testigos de un accidente de ferrocarril en estas vías, debido a la destrucción completa de los llamados “durmientes”, los cuales a todas luces son de mala calidad. Y no es que haya sido solo un accidente aislado. En el fondo lo que guarda es el descuido de fondo de la administración de la 4T en todas las obras faraónicas e insignias del gobierno federal. No hay que olvidar tampoco las críticas que se hicieron a la torre de control del aeropuerto de Santa Lucía.
La urgencia del presidente, de que sus obras de relumbrón sean terminadas lo más pronto posible, ha hecho que se descuiden los parámetros de calidad y seguridad que deberían ser obligatorias en toda obra pública. Anunció que estas obras serían un detonante para el desarrollo de nuestro país, sin embargo, lo que vemos es el desmoronamiento de sello. Morena y la 4T se están desmoronando tan rápido como sus obras recién hechas. Las obras no pueden salir de la cabeza de algún político por su simple capricho, y menos hacerse a vuelapluma para satisfacer su ego de buen administrados, pues el resultado para todas las obras en el futuro será el mismo que con estas vías que acaban de pulverizarse. Pero, ¿y todo el dinero invertido en esas obras? ¿Es un gasto innecesario salido de las bolsas del pueblo? Tal parece que así será. Ahora vendrán las justificaciones de que es culpa de los constructores, pero no se olvide que tanto peca el que mata la vaca, como el que le agarra la pata, es decir, en este fiasco de obra, tanto tiene culpa la empresa constructora, como el mismo gobierno por no supervisar la calidad de las obras. Pero como no es dinero que salga de sus salarios o sus bolsas, no hay preocupación.
Aun quedan por terminar las otras obras faraónicas de López Obrador, y esperemos que no se vengan abajo, porque el pueblo mexicano lo recordará como una administración que despilfarró los recursos que le exprimieron a ese pueblo ganado con sudor y sangre. Además, es preciso decir, que lo que López Obrador concibe como las prioridades de los mexicanos, en realidad son meros caprichos personales. Pues un campesino que vive al día, difícilmente podrá darse unas vacaciones en los vagones del Tren Maya, o difícilmente usará el aeropuerto. Lo que el pueblo necesita son obras básicas, caminos, hospitales, escuelas, agua, drenaje, luz, esto es lo que verdaderamente necesita el pueblo. Hay comunidades con más de cincuenta años careciendo de estos servicios. Hay gente sin empleo, hay millones de familias sin acceso a una salud de calidad, los problemas de los mexicanos son mucho mayores de lo que erróneamente cree el gobierno.
Por nuestra parte, los mexicanos debemos entender que la verdadera alternativa a todos los males del país no reside en lo que el gobierno crea que puede hacer por nuestro bien. No se piensa igual desde un palacio que desde una choza. López Obrador no sabe lo que en verdad necesita el pueblo. Así que es nuestro deber organizarnos, educarnos y luchar por una patria justa para todos, además ya lo dijo su canciller, quien habló a nombre del pueblo de México ante el problema de Rusia-Ucrania. Piden que se inicie el diálogo y que se cesen las hostilidades. Cuando el gobierno de la 4T ose reprimir al pueblo, les recordaremos sus propias palabras, pues ya ha sucedido que se han atrevido a reprimir a manifestantes pacíficos.
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