Teniendo en mente los generosos sistemas de salud de Dinamarca y Canadá, donde la atención a la salud es universal para los habitantes de estas naciones, que incluyen además, múltiples beneficios a enfermos con patologías crónicas y a los pacientes menores de 18 años, que pagan los medicamentos relativamente a bajo costo, el presidente López Obrador, fijó como fecha fatal el 1 de diciembre de 2020, en igualar el sistema de salud mexicano al de los países arriba mencionados. Hizo este compromiso, después de que Germán Martínez, director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), renunciara a la dirección del IMSS a finales del mes de mayo del año pasado, argumentando una alta injerencia de la Secretaría de Hacienda en el IMSS, violando con ello su autonomía y determinación y cuyos recortes presupuestales ponían en riesgo la salud de los más pobres del país. No estando de acuerdo con esta postura, y lamentando la renuncia, el presidente de la república respondió con el compromiso de que el pueblo de México recibiría por fin, bajo su gobierno, servicios médicos de calidad, con atención medica y medicamentos gratuitos. Aunque esta promesa, como tantas que ha hecho, se antojaba falsa desde el principio, era necesario que el tiempo transcurriera para comprobar que efectivamente esta afirmación, es parte de su charlatanería y una más de las miles de mentiras con que a diario pretende gobernar.
Los más de un millón de contagios y los mas de cien mil mexicanos fallecidos a causa del coronavirus, ponen en evidencia que el sistema de salud en México, ideado por el presidente de la república y los titulares de salud de su gabinete, está muy lejos de comparase con los sistemas de salud de los países a los que hace referencia el presidente López Obrador, pues las cifras de contagios y muertes en Dinamarca y Canadá están muy por debajo de las cifras de nuestro país. A estos datos, se agrega que México tiene el mayor número de personal médico fallecido a causa de la pandemia, lo que lo coloca según el ranking de bloomberg, en el peor país para vivir durante la pandemia, ocupando el lugar 53, a diferencia de los lugares 9 de Dinamarca y 13 de Canadá.
Y es que de acuerdo a los especialistas en materia de salud, en este y en todos los asuntos de servicios proporcionados por el estado derivados de sus funciones y obligaciones de gobierno, no solamente es necesario el deseo para que estos eleven su calidad y presten verdaderamente ayuda al pueblo, sino que son necesarios, en lo fundamental un presupuesto suficiente que garantice la construcción de una infraestructura de salud eficiente, personal suficiente y de alta especialidad, y gratuidad en los medicamentos. Condiciones que desgraciadamente no existen en nuestro país, debido a que el presupuesto es limitado y año tras año se recorta, invirtiendo menos en la salud de los mexicanos. En este rubro, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los países inviertan cuando menos el 6 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB), recomendación que el gobierno de México no acata, pues solo destina el 2.5 del PIB. Por eso, durante el primer año de gobierno de López Obrador empezaron a escasear los medicamentos para los pacientes con enfermedades crónicas y ahora en el segundo año, con el surgimiento de la pandemia las cosas se agravan más, por la resistencia de los encargados de la salud y del propio presidente, a instrumentar medidas que ayuden a contener los efectos letales del coronavirus.
Es seguro que en su ya próximo segundo informe de gobierno, el presidente encontrará muchos pretextos y culpables ante el fracaso de su sistema de salud, pero la realidad está ante sus ojos y esa no se puede ocultar, son ya miles de familias enlutadas a causa de la muerte de algún familiar, de algún amigo o compañero de trabajo por motivo de la pandemia y por la falta de medicamentos en los hospitales. Ciertamente que ambas causas de los miles de fallecimientos, pandemia y enfermedades crónicas como el cáncer, no pueden desaparecer totalmente, pero el gobierno federal puede, con un buen presupuesto y con medidas de sanidad y suficientes medicamentos, aminorar los efectos. Pero inexplicablemente estas políticas publicas no se implementan. Los mexicanos nos encontramos ante una situación muy peligrosa, y más ahora cuando en el mundo se habla de la aparición de la vacuna que combatirá el coronavirus, resulta que nuestro México no se encuentra en la lista de países que están apartando grandes cantidades de dosis para su población. De acuerdo a una publicación del World Económic Forum, en una lista de países que están adquiriendo vacunas con anticipación
Es conveniente que los miles de trabajadores del campo y la ciudad, sepan que los problemas derivados de los efectos de la pandemia y de la mala conducción de la economía por parte del actual gobierno federal, van a complicarse más de lo que ahora están. Hay voces de especialistas que anuncian macabramente que en junio del 2021, tendremos en nuestro país el doble de fallecimientos de los que hoy son, y la caída de 10 millones de mexicanos en pobreza extrema en estos dos años de gobierno de Morena, traerá más hambre en miles de hogares de nuestro país, Es necesario prepararnos para enfrentar momentos más difíciles, pero también para luchar con mayor brío. Preparémonos para salir a las calles para exigir la vacuna que proteja del coronavirus a las familias pobres, y ya protegidos, continuar con nuestra lucha para que los gobiernos resuelvan las necesidades de los pueblos y colonias pobres, y seguir incrementando la fuerza social organizada en el Movimiento Antorchista, única esperanza verdadera para aliviar los problemas de los trabajadores.
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