MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

REPORTAJE | Ejido de Guadalupe, de la invisibilidad a la lucha por vida digna

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Nosotros contamos cuando necesitan el apoyo en las votaciones; vienen y nos piden los votos, nos prometen y nos dicen que ya nos van a dar servicios; pero, cuando inicia un nuevo gobierno nos dicen que no, que no contamos porque, como no pagamos ningún impuesto, no nos pueden dar ningún servicio y nuevamente se repite el ciclo, vuelven a ser iguales los siguientes tres años”, expresó Eugenia Palacios, habitante desde hace 19 años de la colonia Ejido de Guadalupe, municipio de Cuautitlán Izcalli, ubicada en los límites con el municipio de Nicolás Romero.

Nosotros contamos cuando necesitan el apoyo en las votaciones; vienen, nos prometen y nos dicen que ya nos van a dar servicios, pero, cuando inicia un nuevo gobierno nos dicen que no contamos porque no pagamos ningún impuesto.

A su voz se une la de Elizabeth Barragán: “nosotros tenemos muchas carencias, yo invito a las autoridades competentes a que vengan aquí, a darle una vuelta a nuestra colonia y que vean todas las necesidades, todo lo que nos hace falta; no tenemos agua potable, nos falta la terminación del drenaje y un centro de salud donde podamos atendernos. Somos seres humanos que necesitamos que volteen a vernos y que se den cuenta cuanta falta nos hacen todos los servicios”.

No son las únicas mujeres que vencen la resignación y la indiferencia y se unen para organizar e impulsar las mejoras que necesita su comunidad, caracterizada por un alto grado de marginación.

Junto a otras compañeras se han dado cita para continuar con la invitación a la gente de su colonia para que participen en su próxima movilización para la entrega de su pliego de peticiones a las autoridades municipales. El local en donde se reúnen está sumergido en un ajetreo continuo por el ir y venir de vecinos que, camino a sus actividades cotidianas, se dan tiempo para pasar a confirmar su asistencia al mitin, intercambian información con los ahí presentes, expresan su esperanza de hacerse escuchar y preguntan también por el estado de familiares y conocidos.

Parece que la colonia está destinada a hacerse visible cada tres años en la vorágine electoral impulsada por los partidos políticos ordinarios que sostienen un proyecto en apariencia popular; las promesas hipnotizan, despiertan una esperanza que se derrumba a los pocos días de haber tomado posesión el candidato, sin importar, hasta ahora, el nombre del instituto político que lo impulsa.

El argumento que resuena con cada administración, es el que Ejido Guadalupe no es una colonia regular, legalmente constituida y reconocida. Así han pasado más de 40 años sin que los habitantes de esta comunidad, accedan a los beneficios que se observan en otros asentamientos cercanos.

No obstante vivir en un lugar que no tiene servicios básicos, es la única opción que tienen para vivir, son conscientes de ello y han dado muestras, cuando es necesario, de su disposición a defender su patrimonio, como lo ejemplifica la resistencia al intento de desalojo que sufrieron hace casi 19 años.

Ninguna de sus calles está pavimentada: la avenida principal, con aspecto de bulevar, de principio a fin es de terracería y en ciertos tramos presenta grandes irregularidades en el nivel; el polvo que se levanta, por el tránsito vehicular, se introduce en los domicilios y se adhiere a las superficies de tal manera que representa un malestar a los habitantes por el peligro que representa para la salud; lastima los ojos, las vías respiratorias y es la causa de enfermedades intestinales.

Uno de los problemas principales lo representa el mal estado del drenaje. En la calle Lago Zirahuén existe una red de drenaje inconclusa que no permite a los vecinos conectarse a ella, por lo cual, tienen que hacer uso de fosas sépticas; sin embargo, por falta de desazolve, están a punto de derramar su contenido, con el riesgo a la salud que esto implica.

El drenaje inconcluso de esta calle, que es una pendiente, también perjudica a los domicilios que están en la parte inferior, ya que derrama sus aguas y forma una especie de barranca pantanosa que se prolonga hasta el lago de Guadalupe, esparciendo su aroma fétido en todo su recorrido.

Una situación similar se presenta en la calle Lago Cuitzeo, en donde se puede observar que el agua sucia corre por la superficie de terracería y se introduce en algunos domicilios provocando malestares. Esta calle también cuenta con una red de drenaje; sin embargo, se requiere una revisión y mantenimiento que permita resolver este problema.

Ninguna casa cuenta con agua potable. Frente a los domicilios puede observarse multitud de recipientes de todas formas y tamaños en los que almacenan el escaso líquido que reciben mediante los camiones cisterna llamados “pipas”.

Este conjunto de problemas que tiene la comunidad, es el que los integrantes del comité vecinal del Movimiento Antorchista, mejor conocido como “el pleno”, se han propuesto resolver con la organización y participación de todos los vecinos.

Recientemente, como resultado de la lucha que han desplegado organizados en el Movimiento Antorchista, han logrado avanzar en el proceso de regularización de la tierra, ya cuentan, desde julio de 2024, con un documento oficial que señala la desincorporación del predio, lo que permitirá derribar el argumento principal que esgrimen las autoridades para negar los servicios a la comunidad.

De esta manera, con la lucha firme y constante de los vecinos encabezados por su comité vecinal, la colonia Ejido de Guadalupe pasará de ser un asentamiento más parecido a un campo de refugiados, donde urge la ayuda humanitaria, a ser una comunidad en la que se disfruten los beneficios de los servicios públicos, derecho de todos los mexicanos.

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