En México ha hecho falta un gobierno que tenga trazados de una manera sistemática un plan donde se prioricen las necesidades de los más pobres, desgraciadamente nuestro país parece ir de mal en peor, no se aprende de los errores y nos inclinamos por lo que vemos y no por lo que investigamos.
Llevamos al poder al primero que endulce el oído, al primero que logre engañarnos, al primero que nos diga lo que queremos oír. El precio que se paga es caro y al final por las decisiones de unos terminamos afectados otros; no se analiza a detalle a cada persona que pretende llegar al poder. Pasamos de un gobierno que prácticamente sirvió de meme para todos a uno que se quedó estancado en el pasado. Y es justo aquí donde tendríamos que ponernos a pensar que destino estamos eligiendo para el país.
Se supone que se escogió una “transformación”, a una persona que tenía “claro las necesidades del pueblo”. Pero, al igual que al resto, una vez llegando al poder, pierde el rumbo.
No lo digo solo por atacar o querer criticar, pero si nos ponemos a pensar con la cabeza fría los datos, las comparaciones, los hechos, los cuales no concuerdan con las palabras ni en lo más mínimo. En 2019 el presupuesto destinado para el sector agropecuario era de 73,542.22; para 2021 se aprueba 50,967.36, esto genera una complicación para este sector, ya que, al venir de antecedentes donde el presupuesto no alcanzaba, el haber generado un recorte de más de 20 mil millones agudiza la crisis que se vive, ya que no todas las personas que dependen de la agricultura reciben un tipo de apoyo, el poco recurso que se destina no llega como debería ser, siendo este solo un apoyo para los que cumplen ciertos requisitos, mientras los pequeños productores siguen en lista de espera. Para 2022 se tiene planeado aumentar el presupuesto a 53,088.00 y volvemos a caer en la misma problemática, no se destina lo que necesitan los sectores. El INEGI reporta que en México existen 5.5 millones de personas que trabajan en el campo, mientras que en el sistema del programa Sembrando Vida, se tiene reportado solo 400.000 mil personas.
Haciendo que solo el 7% del padrón general sea beneficiada de este programa. Y así podemos comparar los diferentes sectores, como la educación, la ciencia, la tecnología, el deporte, etc. Los cuales con la pandemia y la caída de la economía se agraviaron. A todo esto, una mejor salida pudo haber sido enfocar el presupuesto de la Federación a los sectores más vulnerables, desgraciadamente al final quienes pagamos las consecuencias de tan malas acciones somos los más pobres.
Tan solo en Atoyac, el programa solo llega a zonas urbanas mientras la gran mayoría de campesinos sufren de demandas tan elementales como es el agua potable o caminos. Zonas tan alejadas que se dificulta poder seguir progresando. Son pocas las zonas que cuentan con el apoyo y aquellos que aspiran a ser beneficiados se topan con una extensa variedad de requisitos, los cuales la gran mayoría no logra cubrir. La población lo dice, lo ve y no es necesario demostrarles la cruda realidad, porque ellos lo viven día a día; ante todo esto los diferentes gobiernos poco apoyan y en el peor de los casos solo le dan falsas esperanzas.
Seguimos a la espera de la ya tan famosa “Esperanza de México” y confiamos tanto en los gobiernos tanto federal como estatal que no nos damos cuenta de la triste y amargada realidad que vivimos día a día. Seguimos creyendo que unos cuantos o un color de partido lograran lo que no se ha logrado en más de 20 años.
Sentados a la espera de que el cielo nos caigan las cosas o que de la noche a la mañana todo cambie, pero si seguimos confiando ciegamente en personas que no tienen claro su propósito, que se pasaron más de 18 años en campaña, dándose baños de pueblo esperando el momento exacto para entrar y diciendo lo que solo queríamos oír, ganar.
Le estamos dejando en sus manos el futuro del país a personas que ya demostraron no estar capacitadas para gobernar, los errores nos deben de servir para reparar los daños, si realmente queremos una mejor sociedad. No todo está perdido, mientras existan personas que luchen por el bienestar social, personas que analicen lo que pasa en el país y fuera de él, aún existe una solución, pero está claro que solos no podrán, se necesita un frente común, una verdadera defensa que no ponga a la ligera el destino de todos. Se les dio la oportunidad de demostrar de que eran capaces de hacer y en el terreno de los hechos ya nos demostraron que no pueden, por ello el llamado a todos los mexicanos debe ser un análisis crítico y riguroso de los resultados de la actual administración, no dejarse llevar por lo que dicen los medios o la opinión popular, en nuestra constitución está marcado el derecho a manifestarse y exigir a los funcionarios resultados y debemos hacerlos no solo por el bien personal, sino por la estabilidad social de todos los mexicanos.
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