MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Qué hay con el nuevo aumento al salario mínimo

image

De entrada diré que, de manera general, avanzar es mejor que permanecer o retroceder, siempre y cuando delante no esté un precipicio. Esto es relativo, y tratándose del salario creo que es positivo aumentar; sin embargo, desde mi punto de vista, la clase trabajadora no debe dejarse marear ni tomar el pelo.

?El salario, como se sabe, es la forma en que se adquiere el valor de la fuerza de trabajo que, expresado en dinero, diríamos que es el precio de tal fuerza de trabajo que compra el patrón mediante contrato al trabajador durante un tiempo determinado.

La fuerza de trabajo en el capitalismo, como cualquier mercancía, tiene un valor determinado por lo que cuesta socialmente producirla; es decir, en este caso, por la suma de valores de los medios de vida que el obrero consume para la producción y reproducción de su fuerza de trabajo.

Pero resulta que esta mercancía es especial porque al ser puesta en funcionamiento en el proceso de producción, que es al mismo tiempo proceso de valorización de las mercancías, además de hacer que los medios de producción utilizados transfieran con su desgaste una parte del valor que ellos encierran al producto, la propia fuerza de trabajo, al desgastarse productivamente como trabajo, produce nuevo valor, que al quedar “coagulado’ en la mercancía nueva, cuando esta se vende, hace brotar a aquel como plusvalía, o valor de más.

?Es decir, el trabajo del obrero materializado y agregado como valor nuevo, o plusvalor, se ve hasta que aparece como un incremento a la inversión inicial del patrón, que al vender la mercancía producida por el obrero en la fábrica, recupera su capital invertido en medios de producción y fuerza de trabajo, más una “ganancia”.

Ahora, tomemos en cuenta que la forma de pago del precio de la fuerza de trabajo no se da cuando se cierra el trato, sino hasta que el trabajador se ha partido el lomo durante un día, una semana o una quincena, por lo que aparece como pago de trabajo, o sea parece que el capitalista paga trabajo cuando en realidad paga fuerza de trabajo; pero además, resulta que en ese tiempo, el trabajador ha producido ya con su trabajo no sólo el valor equivalente a la suma de valores de sus medios de vida o salario, sino además, también, la ganancia que habrá de quedarse su patrón.

Ese ciclo se repite constante e incesantemente, lo que no deja lugar para “teorías” como “la renta del capital” puesto que, al cabo de un determinado número de ciclos, no importa cuánto tiempo se tarde: la suma de la “ganancia” igualará a la inversión inicial, punto que marcaría el término o agotamiento del supuesto rendimiento, y por tanto de aquel; pero eso no ocurre, gracias a que, en realidad, es el valor nuevo agregado por el trabajo del obrero en cada ciclo, es decir, la plusvalía, la que lo mantiene e incrementa de manera incesante.

?Es importante saber esto, porque como señala el autor Ralph Miliband en su última obra, por muchas mejoras que se hagan al salario dentro del capitalismo, este será siempre muy inferior a lo que la fuerza de trabajo rinde de valor como trabajo, y la diferencia con la ganancia que ella misma produce siempre será abismal, tanto que ningún capitalista querrá jamás ser asalariado.

La cosa empeora si tomamos en cuenta que el salario mínimo está determinado por el mínimo de lo mínimo, o sea, sólo por la canasta más básica. Además, los medios de vida que necesita el trabajador para sobrevivir y reproducirse como fuerza de trabajo los vende la clase de los patrones, que con sólo encarecerle tales productos recupera con la mano en la cintura lo que les había retribuido antes como salario. Esto no significa que el alza de salarios implique necesariamente una inflación o aumento de precios, pero sucede. 

Por muchas mejoras que se hagan al salario dentro del capitalismo, este será siempre muy inferior a lo que la fuerza de trabajo rinde de valor como trabajo.

Por otro lado, puesto que en el país el salario mínimo no es el salario promedio, pocos trabajadores, en comparación con el resto que no verán ese aumento, ganan el salario mínimo. Peor aún: no todos los mexicanos tienen empleo, ni formal ni informal, que es desempleo disfrazado. Bien visto el asunto, el actual aumento al salario mínimo es positivo, pero del todo insuficiente en cantidad y calidad.

?Es cierto que el sistema económico en que vivimos se basa precisamente en la explotación del trabajo asalariado mediante la obtención de plusvalía por parte del capital, y que la solución de fondo y a largo plazo será, por tanto, la construcción de una sociedad más justa  y desarrollada que distribuya de manera equitativa lo producido.

Sin embargo, mientras tanto, las masas trabajadoras deben hacerse claridad de que se puede mejorar sustancialmente su suerte, si el gobierno en turno quisiera realmente hacerlo, por ejemplo implementando un proyecto de país como el diseñado e impulsado por el Movimiento Antorchista, que consiste básicamente en cuatro puntos fundamentales: 

 

  1. Empleo para todos.
  2. Salarios remuneradores.
  3. Una política de recaudación de impuestos progresiva con la que paguen más los que tienen más ingresos.
  4. Una reorientación del gasto público poniendo el acento en la solución de las auténticas necesidades del pueblo trabajador.


Pero para que esto suceda, no hay de otra que el pueblo, es decir todas las clases trabajadoras, tienen que organizarse, educarse, politizarse y ganar el poder del país.

Aumentar sólo y en esa cantidad el salario mínimo en la actualidad tendrá el mismo efecto que en otras épocas como la de López Portillo: sólo será darle más atole con el dedo al pueblo, a tal punto que no ha dejado de ser válido aquello que solían repetir quienes ahora gobiernan: salario mínimo al presidente, para que vea lo que se siente.

0 Comentarios:

Dejar un Comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados *

TRABAJOS ESPECIALES

Ver más