Todos hemos escuchado alguna vez la máxima "divide y vencerás”; luego de pensarlo por algún tiempo, creo que sí, efectivamente, quien divide a sus opositores, vence, y es precisamente por eso, que me parece peligroso que el pueblo mexicano no advierta la importancia que pueda tener en nuestros días la dispersión social y política a que alude la frase expuesta.
En lo que va del gobierno de la Cuarta Transformación, muchos sectores sociales se han visto golpeados, amenazados, calumniados e incluso se les han negado recursos para dar solución a sus problemas, y todo esto en ciego y fanático acatamiento de las órdenes y el mandato del presidente López Obrador; pero, aunque pareciera increíble, los sectores así afectados por la tozuda negativa gubernamental, el bloqueo administrativo y la represión judicial, se encuentran dispersos.
Creo necesario volver a recordar a mis lectores que el año próximo tendrá lugar la elección más grande en la historia de nuestro país, por el número de cargos de representación popular en juego, donde se elegirán, de manera destacada, los diputados al Congreso de la Unión, instancia decisiva para la toma de decisiones, particularmente la aprobación del Presupuesto anual de Egresos de la Federación, la distribución del gasto público y el orden de prioridades con que ello se hace; el reparto de los recursos del erario que, dicho sea de paso, provienen sobre todo de los impuestos de todos los mexicanos. Así pues entremos en materia.
Para nadie es novedad ni mucho menos desconocido que para el 2019 se eliminó de tajo el Ramo 23, ordenanza administrativa que garantizaba recursos para construcción de infraestructura como clínicas, escuelas, unidades deportivas, carreteras, complejos culturales, entre otros; se eliminaron también las instancias infantiles y los comedores comunitarios, por mencionar algunos; y para este año la cosa pinta peor todavía, pues los programas no sólo no recibieron más apoyo, sino todo lo contrario, desaparecieron muchos de ellos.
Todos estos recortes están afectando ya al país entero, principalmente a la clase trabajadora, que durante muchos años ha sido la más golpeada y abandonada por todos los colores que se han sentado en la silla presidencial; pero ahora también el gobierno federal ha decidido golpear a la pequeña y casi extinta clase media, y a los pocos que se consideran clase alta; se golpea y calumnia a los gobernadores y presidentes municipales; se abandona a los intelectuales, la academia, la investigación científica, el deporte, la cultura; los periodistas siguen siendo golpeados y acallados, colegas a quienes las plumas y los micrófonos les han sido arrebatados y a quienes se pretende imponer mordaza.
El país se encuentra dividido pues, en varios grupos, uno, que sigue siendo incondicional al presidente, ya sea porque realmente tenga convicción en lo que plantea y cómo trabaja; y los otros, que han sido los agraviados, pero que desafortunadamente se encuentran dispersos, peleando cada uno una batalla diferente, gritando so donde cada uno de los ecos se amontona, pero al final, ninguno se escucha.
Por toda la geografía nacional se vislumbran pequeñas chispas de inconformidad, pero que se apagan casi al instante, impidiendo que la llamarada crezca. Pero si se espera un cambio verdadero, radical y definitivo, es condición indispensable que la inconformidad de los mexicanos, no sea fugaz y dispersa; toda la amargura por la pobreza y las privaciones, la desesperación social, la ira y la frustración deben canalizarse políticamente también; aquí tenemos todos a un problema común, un agresor, el gobierno federal que pretende manejar todos los hilos del poder en el país, pero que desafortunadamente, no ha sabido hacerlo; algunos tienen nudos ya, otros fueron cortados, y la gran figura del país, ya no avanza. Más bien se ha enredado en la madeja y en ello nos lleva a todos al desastre.
No sólo se han cercenado desde el poder central los magros logros que el pueblo por años peleó y conquistó; pequeños apoyos; las garantías constitucionales se encuentran en peligro también. Esta semana se aprobó lo que los medios han dado en llamar "Ley Nieto&rdquo, que da facultades a la Unidad de Inteligencia Financiera, encabezada por Santiago Nieto para cancelar cualquier cuenta bancaria sin que sea necesaria la orden de un juez que regule dicha actividad y proteja a los ciudadanos, es decir, que si un día el presidente amanece enojado con alguien, como es su condición, simplemente da la orden y se cancelan las cuentas, sin que exista prueba alguna, sino solamente los deseos caprichosos del señor de Palacio.
Frente a la ola de abusos que afectan a todos los mexicanos (salvo a los incondicionales de la 4T), en varias entidades se han anunciado ya varias alianzas entre los partidos, PAN, PRD y PRI para pelear las gubernaturas; dichas alianzas se han conformado con la intención de quitarle el poder al abusivo partido de Morena. Sin embargo, ese alcance es todavía limitado, una inconformidad local, y aunque se logre el cometido en los comicios estatales, el Congreso de la Unión seguirá teniendo el poder y control sobre estado, municipios y la sociedad toda.
Hoy sigue siendo urgente la unión de todos los mexicanos; es necesario que los nuevos golpeados volteen la vista hacia aquellos que siempre lo han sido. Todos debemos crear un frente común, para evitar que prosiga la política gubernamental que nos está llevando a una dictadura que enconará las contradicciones y conducirá a la confrontación entre los mexicanos. La alternativa que nos queda a todos es lograr que el polvo, que ha estado disperso durante tanto tiempo, se vuelva roca, firme y capaz de resistir todos los embates del poder.
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