Está claro que por más de 40 años los programas sociales no han resuelto el problema social que representa desigualdad en el país, también está claro que el fracaso de los partidos que han estado en el gobierno se debe a que no instrumentan políticas encaminadas a cambiar el modelo económico, solo han reproducido el sistema de dádivas a través de dichos programas y que hoy quienes gobiernan los utilizan como herramienta de control electoral. Por ello no debemos dejarnos engañar, amenazar ni manipular.
Se acerca la elección por la gubernatura del Estado de México, y vemos como el partido Morena, a través de los siervos de la nación y estructuras de Gobierno municipal, empieza a amenazar a la población beneficiada de los programas sociales, pero el programa “Pensión para los adultos mayores” es ley y todo aquel que amenace con quitárselo al beneficiado puede ser denunciado y encarcelado. Ahora nadie puede condicionar o quitar dicho programa.
Los programas sociales en México surgieron para contrarrestar la pobreza y marginación que sufría el pueblo. Por primera vez, estos aparecieron impulsados por el Gobierno federal del priista Miguel de la Madrid Hurtado (1983-1988), a través del llamado Plan Nacional de Desarrollo (PND). Este plan lo integraban siete tesis rectoras que incluían la atención y combate a la marginación y pobreza, a través de la atención a las familias de más bajos ingresos concentradas en zonas rurales con una serie de programas, dentro de ellos se encontraba el “programa de asistencia social alimentaria” que, junto con otros, la intención era “garantizar el bienestar de las familias mexicanas y reducir la brecha de desigualdad.”
Durante el sexenio del también priista Carlos Salinas de Gortari, las políticas en torno al combate de la pobreza aparecieron dentro del PND bajo el nombre de Programa Nacional de Solidaridad (Pronasol) que incluía programas destinados a elevar las condiciones de vida de los mexicanos, sobre todo, para aquella población socialmente vulnerable. Se creó, dentro de muchos, el “programa de atención y mejoramiento nutricional” que tuvo como finalidad brindar apoyo a los sectores de la población marginada, proporcionando apoyos directos como desayunos y despensas familiares. Los programas sociales que instrumentaba el gobierno en su origen fueron ejecutados por la Secretaría de Programación y Presupuesto (SPP), la cual desapareció y fue sustituida por la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) para fines de ejecución y control de dichos programas.
Entre 1983 y 1995 los programas no solo eran insuficientes, el número de pobres creció en el país y se sumaba la crisis de 1995, esto dio pie a crear un programa universal que atendiera deficiencias muy marcadas en la población vulnerable como: educación, salud y alimentación, es así como en el sexenio del priista Ernesto Zedillo Ponce de León nació, en 1997, el Programa de Educación, Salud y Alimentación (Progresa) como un programa innovador de transferencias en efectivo a los hogares pobres rurales.
La revista “En breve”, editada por el Banco Mundial, en su edición de enero 2003 No. 17, dice que “Progresa creció hasta cubrir a 2.6 millones de familias a fines de 1999 que equivale al 40% de todas las familias rurales y a una de cada nueve familias en el ámbito nacional. Opera en 31 de los 32 estados, en 50,000 localidades y en 2,000 municipios… la donación máxima total en efectivo fue de 695 pesos mensuales por familia”.
En el año 2000, el Gobierno federal cambió de color, pues los pocos resultados de sus programas sociales para sacar al pueblo de la pobreza le cobraron factura, dándole la oportunidad al Partido Acción Nacional (PAN) por 12 años.
Sin cambiar mucho la estrategia para atender la pobreza en el país, implementaron un paquete de programas que fueron bautizados con el nombre de Oportunidades, es aquí donde aparece, por primera vez, en el combate a la pobreza y marginación el programa destinado a los adultos mayores, programa que como todos los demás con el paso del tiempo solo se ha modificado, pero no ha resuelto el problema de fondo que es: la pobreza y la marginación del pueblo mexicano.
Este programa, destinado a los adultos mayores, fue creado por el entonces presidente de la república, Vicente Fox Quezada, en el año 2003, bajo el nombre de “Atención a Adultos Mayores” y estaba destinado solo a los adultos de 60 años o más que vivieran en localidades rurales y de alta marginación, se otorgaban 700 pesos mensuales.
Su primera modificación fue un año después (2004), pasó a dar 2 mil 100 pesos de manera anual y podrían ser entregados en cualquier mes del año. Para el año 2007, durante la administración del también panista Felipe Calderón Hinojosa, se retomó el programa y como de costumbre solo se cambió de nombre, montos y cobertura, y lo nombraron “Programa de Atención a los Adultos Mayores de 70 años y más en zonas rurales” para después solamente llamarse “70 y más”, con un monto mensual de 500 pesos. En total se benefició a solo 3 millones de personas.
En el año 2013, el programa nuevamente cambió de nombre, monto, formato de entrega del dinero y edad límite de los beneficiarios: bajo la administración del priista Enrique Peña Nieto fue llamado: “Pensión Para Adultos Mayores”; se otorgaban 580 pesos mensuales mediante una tarjeta electrónica a todos aquellos mayores de 65 años. A pesar de que se nombró un programa universal, también contemplaba el rechazo para los jubilados o pensionados. A pesar de esta limitante a finales de la administración priista se benefició a una población de cinco millones 123 mil 553 adultos mayores.
Ahora durante la administración morenista, que encabeza Andrés Manuel López Obrador, el programa también ha sufrido cambios; pasó a llamarse “Pensión para el Bienestar de las personas adultas mayores”, la edad se incrementó a 68 años y el monto actual es de 2 mil 620 pesos bimestrales, beneficiando según datos del gobierno federal a 7 millones 702 mil 889 personas adultas.
Pero ¿dónde quedan los resultados del combate a la pobreza y marginación? Las estrategias instrumentadas con los programas sociales que prometían elevar el nivel de vida de los hogares mexicanos ahora son usadas de manera clientelar por el partido en el poder, pues se han dado cuenta del jugoso botín electoral que con ellos tienen, pues el gobierno actual carece de ideología que le permita tener consigo una base sólida de agremiados, abusando así del destino de dichos programas pues las carencias sociales siguen siendo las mismas y más graves.
El recurso destinado a los programas sociales es de los mexicanos y por lo tanto tenemos derecho a él. El presidente recientemente anunció que incrementará el monto al programa adultos mayores y que bajará la edad límite a 65 años. Está claro el fin, quieren manipular a los mexiquenses para ganar la gubernatura del Estado de México, en este 2023, y la presidencia de la república, en 2024, y así saquear al estado como lo han hecho ya en otros estados que gobiernan. También ha lanzado la consigna que para el próximo año la pensión será de seis mil pesos bimensuales, también está claro el fin: mantener a Morena por medio del uso de estos programas en el gobierno federal, pero si ya la realidad nos mostró que el dinero en forma de programas sociales no resuelve la miseria del pueblo, ¿seremos los mexicanos capaces de volver a confiar a Morena nuestro futuro y el de nuestra familia? Llegado el tiempo lo veremos.
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