* Fue fundado por el Movimiento Antorchista chihuahuense hace ya 21 años
Padres de familia y docentes del preescolar Rayenari, que en lengua materna rarámuri significa “Sol”, ubicado en una zona marginada al sur de la ciudad en la colonia La Soledad, denuncian la falta de apoyo de las autoridades federales, luego de más de 21 años al servicio de la comunidad tarahumara que radica en la zona.
El preescolar fue fundado por el Movimiento Antorchista chihuahuense hace ya 21 años. Dos años trabajó con el programa Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe) y ya diecinueve años con clave de preescolar.
El profesor Iván Leo Tepatzi recuerda cómo gracias a la organización y lucha decidida de los padres de familia y colonos organizados en Antorcha se inició la gestión ante las autoridades correspondientes para que niñas y niños en edad preescolar pudieran estudiar, y que en su mayoría eran tarahumaras que viven en la colonia mencionada o colonias circunvecinas.
El docente explicó que en el año de 2003 se empezó con el programa Conafe, en el cual duró dos años. Ya después, gracias a las comisiones presionadoras, se logró la clave del preescolar y dos plazas.
Leo Tepatzi agregó que pasaron diez largos años de lucha intensa de los vecinos y padres de familia organizados en Antorcha para lograr que en 2014 el preescolar Rayenari tuviera ya sus propias instalaciones, con tres salones, una dirección, baños, una mini cancha de usos múltiples y cercado perimetral con malla ciclónica.
Han pasado, desde 2014 a la fecha, diez años sin que el Gobierno federal invierta en el preescolar. Le falta una cancha de usos múltiples, un domo, cercado perimetral con block, áreas verdes y de juegos infantiles.
No es correcto, opinó, que niñas y niños estén tomando clases en estas condiciones climatológicas, donde no tengan dónde resguardarse, practicar actividades cívicas, deportivas y recreativas por las altas temperaturas.
Urge, dijo, que el Gobierno federal y estatal volteen la vista al preescolar y se haga la inversión suficiente para tener una educación digna para las niñas y niños, así como lo marca la Constitución Mexicana en su artículo tercero: “De no hacerse, los padres de familia, vecinos y maestros volverán a salir a las calles, como hace 21 años, para hacerse oír por las autoridades”.
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