La inflación persiste y está provocando estragos en los más pobres; es decir, que la elevación generalizada de los precios de bienes y servicios que se compran y se venden, no solo afectan a los grandes países, sino que golpean a cerca de los cuatro millones 450 mil habitantes pobres , por ejemplo, de Chiapas.
No cabe duda, que para muchos hogares en todo el estado, el aumento a los precios de la canasta básica y otros servicios supone un desafío importante, ya que el incremento de los precios del frijol, la tortilla, el arroz, pan, aceite, el huevo, y otros productos de consumo diario y que forman parte de la canasta básica, han mermado el valor de los salarios y los ahorros, aumentando así, la pobreza de los hogares.
Lamentablemente, los impactos no afectan a todos del mismo modo. Los hogares de bajos y medianos ingresos tienden a ser más vulnerables a una inflación elevada, que la de los hogares más ricos. En este sentido, los medios de comunicación nacionales como Forbes han publicado la lista de las fortunas más grandes del mundo, entre las cuales hay muchos mexicanos cuya riqueza se incrementó durante la pandemia (y, en algunos casos, incluso más aceleradamente que en tiempos normales), mientras que los trabajadores formales e informales, los de empleo temporal y los que padecen desempleo en Chiapas ven cómo sus ingresos se encogen, pierden valor y compran menos cada día, ejemplo de ello, y como señalaba la semana pasada; en la entidad para adquirir la canasta básica diaria, una familia de cuatro personas necesita $574 pesos y el salario diario apenas es de $207 pesos. Visto de este modo, es evidente que actualmente no se está adquiriendo, si quiera, lo necesario para vivir, que los chiapanecos apenas sobreviven y para lograrlo buscan otras alternativas como emplear su fuerza de trabajo en otras actividades que le generen un poco más de dinero.
Ahora bien, esta ola ha puesto al descubierto que la inflación no es un fenómeno monetario, sino estructural, inherente al hambre de ganancia del capital, que se traduce en una lucha permanente entre la utilidad de las empresas y el salario de los trabajadores. Y como muy bien alertó el secretario general del Movimiento Antorchista Aquiles Córdova Morán, en su artículo publicado en septiembre de 2022, “La pandemia y la amenaza de guerra nuclear han desorganizado el mercado de insumos y de materias primas para los grandes monopolios, lo cual ha elevado sus costos de producción y disminuido sus utilidades”.
En este sentido, compañeros y amigos, la única solución posible es la lucha de los obreros por mayores salarios y mejores niveles de vida; una lucha no contra los patrones, sino contra el capital. Estamos llamados a transformar la lucha espontánea de los obreros contra los opresores en una lucha de toda la clase, en la lucha de un partido político con ideales concretos, para lograr acabar con esta política que tiene a los pobres más pobres.
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