MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Pobreza y marginación, garantizadas con la 4T (I/II)

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Debido a la concentración desmesurada de la riqueza y el crecimiento exponencial de la pobreza, la marginación debería ser un tema muy importante para todos. Según datos estadísticos serios, este flagelo social afecta al 80 por ciento de la población y esta situación se replica en cada uno de los países del mundo. Hay excepciones, pero son solo eso, excepciones.

Quienes en algún momento estudiaron este fenómeno social, coinciden en su definición y la manifiestan en los siguientes términos: “la falta de vivienda y de alimentación es la principal característica de la pobreza, lo cual afecta a los grupos sociales más desprotegidos, marginándolos, generando así una gran brecha entre las dos principales clases sociales, (que Don Quijote definió así: “dos linajes solos hay en el mundo… el tener y no tener” -TFL-). Estos grupos quedan excluidos, de una posible mejora en su calidad de vida. Así, la pobreza es una situación o forma de vida que surge como producto de la imposibilidad de acceso o carencia de los recursos para satisfacer las necesidades básicas humanas que inciden en la calidad de vida de las personas, tales como la alimentación, la vivienda, la educación, la salud y al acceso a servicios de calidad, como el agua potable, por ejemplo.”

“Es condicionante para llegar a una situación así, la falta de medios para poder acceder a tales recursos, como el desempleo, la falta de ingresos o un nivel bajo de los mismos. También puede ser el resultado de procesos de exclusión, segregación social o marginación. La situación de pobreza se presenta cuando no es posible cubrir las necesidades incluidas en la canasta básica de alimentos. La situación persistente de pobreza lleva al pauperismo”.

“La simple entrada en el mundo de la pobreza nos hace conectar ineludiblemente con el de la marginación, entendida como forma de exclusión social, soledad, discriminación y otros muchos modos de exclusión social.” (extraído del documento “La pobreza como marginación y delito” de José Rodríguez Molina Departamento de Historia Medieval. Universidad de Granada).

Detener la perpetuación de esta situación debería ser la tarea de los gobiernos que se dicen del pueblo, como el de México encabezado por Andrés Manuel López Obrador, uno más de los que deben su encumbramiento en el poder a este membrete que por sí solos se colgaron.

Los hechos hablan por sí solos. Gracias a las obscenas campañas de publicidad se ha hecho creer a el común de la gente que ahora sí van a ser beneficiados con los pingües negocios que se harán al concluirse las mega obras, insignia del presente sexenio. 

Cualquier estudiante de primer semestre de economía sabe que en un mundo globalizado los dueños de los medios de producción, si no quieren ser desplazados, deberán ser más eficientes y competitivos a la hora de ofrecer sus productos en el mercado, y para eso, lo que primero necesitan es modernizar sus medios de producción y sus vías de comunicación, de donde se concluye que los principales beneficiarios de la construcción de mega obras con las características de las que se construyen en nuestro país, se hacen con esta finalidad. Por eso la importancia de implementar costosas campañas publicitarias para hacer creer a la gente lo contrario.

La sospecha que se tenía al inicio de la actual administración de que sería un gobierno clientelar y que utilizaría recursos públicos para invertidos en ayudas otorgadas a solo una parte de la población en condición de pobreza y marginación; en la última etapa de este sexenio, ya no lo es; la sospecha está confirmada.

Es oficial este método de condicionamiento que se utiliza si se quiere recibir apoyo gubernamental. Así se garantiza el voto de esta gente previamente aleccionada.

Las innumerables incongruencias que hemos conocido en el actuar de la autoridad, a la hora de tratar temas de vital importancia para la salud social de la nación, no tienen otra explicación que la improvisación, porque nunca se contó con un plan alternativo como lo pregonaron en los tiempos que eran oposición y aspiraban gobernar a México.

En una de las más recientes de estas, se tiene el descaro de presentar una iniciativa del presidente ante el Congreso de la Unión para modificar la constitución y garantizar el monopolio a favor de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en la generación y distribución de energía eléctrica en el territorio nacional, cuando el artículo 28 de nuestra carta magna prohíbe esta práctica. Mientras que, por otro lado, Pemex, la empresa del Estado, en país ajeno invierte en la compra de infraestructura afín a la mercancía que oferta en el mercado internacional: los combustibles. Para la 4T esto no es neoliberalismo.

Hablan del pueblo, pero no lo hacen para referirse a la gente menos privilegiada social y económicamente, sino para lapidar la definición de la que hablaba Don Quijote, porque saben bien que, en este concepto, sin ningún problema, pueden incluir también a sus patrocinadores, que siempre los han tenido, como Ahumada, Slim, Epigmenio.

El pleito que vemos en los medios de comunicación es entre empresarios neoliberales: entre los que perdieron el privilegio de que disfrutaban en sexenios anteriores y los que entonces se sentían excluidos, pero ahora gozan de esos mismos privilegios; ahora los representa el mismo presidente de la república. Dicen que no son lo mismo, que ya no es lo mismo; pero si lo son, y todo sigue igual o peor.

En otros tiempos, el PAN hizo lo mismo, el término que usó fue sociedad civil (Yo no trato con organizaciones, yo trato con la sociedad civil, nos espetaban los recién estrenados presidentes municipales y gobernadores), el fin era exactamente el mismo: salvaguardar sus intereses y garantizar ganancias a los grandes inversionistas afines a ellos. Todo el tiempo le han tenido miedo de la gente organizada y politizada.

La clase privilegiada, a la que AMLO llama la mafia del poder y de la que él mismo se ha valido, siempre ha tratado de que la inmensa mayoría de la gente en este país olvide que nuestra sociedad está conformada por clases sociales con intereses opuestos, que los menos privilegiados se den cuenta que en todas partes son mayoría y es su número lo único que tienen para defender sus intereses; solo necesitan unirse y organizarse.

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