MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Plan B de AMLO, atentado contra la constitución y vergonzoso sometimiento legislativo

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El pasado seis de diciembre se discutió y fue rechazada en el Pleno de la Cámara de Diputados, la iniciativa de reforma constitucional electoral del presidente Andrés Manuel López Obrador, presentada por el grupo parlamentario de su partido, la cual pretendía, fundamentalmente, la desaparición del Instituto Nacional Electoral (INE) y de los institutos electorales locales (organismos públicos locales), para concentrarlos en un nuevo órgano denominado instituto nacional de elecciones y consultas (INEC); así como la desaparición de los tribunales electorales estatales y su concentración en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, reduciendo, en ambos casos, el número de consejeros y magistrados.

Otras propuestas contenidas en la reforma son la reducción del número de senadores, diputados federales y locales, de los integrantes de los ayuntamientos, alcaldías, entre algunas más.

El propósito principal del presidente es centralizar y organizar los procesos electorales para perpetuarse en el poder, y su primera aduana es la elección de 2024; para lograrlo es requisito tener un árbitro que lo obedezca, por eso plantea en su reforma que la elección de los integrantes de los nuevos organismos sean a propuesta de los tres poderes que conforman la estructura básica del federalismo, pero, casualmente, en estos momentos están bajo su control, dicho de otra forma, López Obrador, con Morena, quiere seguir en el poder y para lograrlo requiere ser juez y parte en las elecciones, como hace décadas sucedía en nuestro país.

Ante el rechazo de la iniciativa de ley, al no alcanzar las dos terceras partes de los votos requeridos para una reforma constitucional, en la madrugada del día siete de los corrientes, es decir, solo unas horas después del fracaso, se presentó el plan B, que constituye una serie de modificaciones a las leyes reglamentarias en la materia, para las que no se requieren las dos terceras partes de los votos de los diputados y, con la mayoría simple que Morena tiene en esta cámara, fue suficiente para su aprobación, lo que sucedió esa misma madrugada, a pesar de los errores de todo tipo que presentaba y que la premura por aprobarla como se los indicó su patrón, el presidente Andrés Manuel López obrador les impidió corregir.

El llamado plan B también es una reforma regresiva porque debilita al árbitro electoral, porque permite y avala la trasmisión de votos a los partidos satélites aunque no los obtengan en las urnas; porque impide al juez, que es el INE, sancionar a los partidos o candidatos que cometan faltas y porque facilita al gobierno hacer campaña con los programas de gobierno sin  ser molestado, cómo se hacía antes.

Este proceder de los diputados y los senadores, que ya también aprobaron en lo general la reforma, además de constituir una flagrante violación a la constitución, es un vergonzoso sometimiento del Poder Legislativo al Poder Ejecutivo. 

Los diputados y los senadores morenistas y sus aliados del PT y del Verde, se han olvidado completamente del equilibrio de poderes que les confiere la constitución, que es el documento que ha dado vida y rumbo a nuestro país desde el siglo  XIX y que confirmó en 1917cómo República Federal, con tres poderes independientes entre sí, con la misma jerarquía que ellos tiran por la borda y de manera vergonzosa se convierten en tristes títeres del Poder Ejecutivo.

Los diputados y senadores morenistas y sus aliados, por ignorancia o porque así conviene a sus muy particulares intereses, o por las dos razones, creo es el caso, se pasan por el arco del triunfo, los postulados que el gran jurista jalisciense don Mariano Otero, emitió desde el seis de septiembre de 1842, en su escrito sobre la naturaleza prohibitiva de las constituciones en el que expuso, con toda claridad, que “las constituciones son consideradas como el pacto social de los pueblos. Establecida ya la sociedad, y no pudiendo toda ella en cuerpo ejercer esa fuerza, que es lo que se llama soberanía, se ve precisada a valerse de individuos que la ejerzan a su nombre, he aquí la necesidad de las constituciones, porque las naciones no pueden gobernarse en masa, tienen la necesidad de servirse de personas, que por precisión han de tener a su arbitrio una suma de grandes recursos de que poder abusar y extraviarse y por esa mayor suma de recursos son más temibles sus aberraciones que las de cualesquiera otros individuos; por lo mismo es más aplicable a estas personas (gobernantes), que a otras, precaución de ponerles trabas para que no puedan obrar el mal o que practique el menor que sea posible, caso que faltando a sus deberes, abusen de la confianza de sus gobernados. El desarrollo de esa precaución prudente es el objeto de una constitución. De aquí es, que éstas, por su naturaleza, son prohibitivas más bien que permisivas”.

Don Mariano Otero dejó está prevención: “En los pueblos en que haya aspirantismo, empleomanía, ambición y otros defectos semejantes, han de abundar las trabas al ejecutivo y a sus ministros; pues sin estas precauciones, es muy fácil que se exceda en el ejercicio de sus facultades, traspasando sus límites y convirtiéndose en opresor y déspota; tanto más, cuanto que sus recursos son los positivos de la fuerza física, que necesariamente han de estar a su disposición". 

En efecto, los diputados y senadores que comulgan con el presidente no se dan cuenta de que su lacaya actitud lleva al país hacia una dictadura. No se dan cuenta de que están pavimentando el camino para que en nuestro país se pierda completamente el equilibrio de poderes y  se haga la voluntad de un solo hombre, que por cierto, ya tiene el control de la fuerza física, en el Ejército Mexicano, que ellos mismos le otorgaron.

Termino con una cita del Maestro Aquiles Córdova Morán, dirigente de los antorchistas en el país, quien recientemente dijo: “Los antorchistas no defendemos a rajatabla la imperfecta democracia mexicana, pero sí nos oponemos, radicalmente, a que sea suprimida para colocar en su lugar a un político cuya capacidad de estadista y cuyo equilibrio emocional no acaban de convencer a la gran mayoría de los mexicanos”.

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