Hay una infinidad de datos económicos y sociales que demuestran que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador fue un rotundo fracaso y nos demostró que la estrategia de las tarjetas y apoyos a la mano no son la solución a los problemas que aquejan a nuestro país. Pues la falta de organización, educación y politización de la población ha hecho que la gente crea que con un apoyo inmediato ya se les está beneficiando y resolviendo sus necesidades.
Se le hace creer a la gente que son ellos, los “bondadosos servidores públicos,” quienes hacen el favor personal a la gente, pero la realidad es que ese dinero que reciben es dinero que ellos mismos, con el desgaste de sus energías al trabajar, están creando.
No hay otra verdad más profunda, pero ¿dónde queda toda esa riqueza que el trabajador crea? Pues en las manos de un pequeño grupo de multimillonarios que en el sexenio de la Cuarta Transformación duplicaron sus riquezas.
Otra cosa que también creció en el gobierno de la 4T fue la inseguridad, la pobreza, la deserción académica, etcétera. Son algunos de los ejemplos de los logros de Morena en el poder. Pero el verdadero problema es, como lo menciona nuestro líder nacional:
“La pobreza sigue siendo el principal problema de nuestro país; la gente no tiene el suficiente dinero para educar a sus hijos, curarlos, alimentarlos, vestirlos, calzarlos, para mandarlos a la escuela o para arreglar su casa, para comprar despensas, que son cosas que el ser humano necesita para sobrevivir”.
La pobreza es el principal problema de México, y este problema es causado por la excesiva acumulación de la riqueza y la inexistente distribución de la misma. El sistema económico en el que vivimos, que es el neoliberalismo, es el sistema que defiende el gobierno de la Cuarta Transformación, a pesar de pregonar ser un gobierno de izquierda. Esto es falso, pues la realidad que vivimos en México es de una acumulación excesiva y de la falta de inversión en obras públicas y servicios a la población.
La solución está en que la gente debe organizarse y educarse, pues los trabajadores del país somos quienes vivimos la realidad día con día, mientras hay quienes tienen una riqueza tan excesiva que necesitarían diez vidas para gastarla. El pueblo debe conocer la fuerza que tiene cuando se organiza. A eso es a lo que el Movimiento Antorchista se ha dedicado durante 50 años.
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