México atraviesa momentos de tensión en casi todos los rubros, como el económico, social y político, debido a que el gobierno de primero los pobres, el mismo que se ofreció como un gobierno progresista y que representaría al pueblo, ahora sabemos que resultó una farsa más de aquellos que están lejos de representar los intereses de la inmensa mayoría, es decir, al pueblo trabajador.
El proyecto de la Cuarta Transformación ha marcado aún más las desigualdades sociales y ha ahondado los efectos catastróficos en los distintos problemas del país.
El fracaso del presidente Andrés Manuel López Obrador, en materia de seguridad, con su política de abrazos y no balazos, ha provocado que cada mes nuestro país registre récord en delitos de alto impacto. La estrategia con la que supuestamente pretendía pacificar al país nos enfrenta a los mexicanos a todo tipo de actos violentos; lamentablemente uno de los sectores más perjudicados son las niñas, niños y adolescentes, a quienes el gobierno de la Cuarta Transformación ignora por completo.
Hay preocupación en los padres de familia, pues las escuelas viven momentos de tensión y tragedia: al interior de las instalaciones escolares, las alumnas y los alumnos son víctimas de violencia en niveles alarmantes.
Pero, además, el sistema educativo mexicano, no garantiza la educación a la mayor parte de los ciudadanos, razón por la que existen niños de comunidades que a lo largo de su vida no reciben la educación básica, un derecho humano fundamental, y mucho menos logran siquiera tener un certificado de bachillerato.
Es muy desalentadora la realidad de la niñez en nuestro país, pues según un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, (OCDE), en 2019 México ocupaba el primer lugar internacional en casos de bullying en educación básica, estas cifras van en aumento. El 50 por ciento de los estudiantes señalan haber sido víctimas de algún tipo de acoso, destacan casos de maltratos, insultos, amenazas, golpes, además de violencia verbal, psicológica y física.
Sería falso afirmar que esta situación que viven millones de estudiantes, se solucionará con la implementación de los operativos de mochila segura, en donde se intenta que no ingresen armas a las escuelas, pero la violencia la viven en un entorno familiar y por supuesto el entorno en que viven en el día a día de su comunidad.
Cabe señalar que esta ONG señaló que tan solo en 2021 hubo más de 27 mil 772 delitos en contra de niñas, niños y adolescentes. De ellos, 2 mil 450 fueron homicidios, otros 13 mil 758 fueron catalogados como lesiones. Vamos en la recta final del 2022 y la situación muy seguramente no mejorará.
Ante esta situación, gracias a las malas políticas educativas de la Cuarta Transformación, vemos de manera alentadora el despertar de nuevas generaciones de jóvenes estudiantes de universidades, preparatorias y normales, mismos que se notan cada vez más decididos a luchar contra las imposiciones arbitrarias del actual gobierno, quien se muestra más corrupto, antidemocrático y cada día más autoritario.
Organismos internacionales han recomendado que el gasto público para la educación represente entre 4.0 y 6.0 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). En México el gasto en educación alcanzó el 3.1 por ciento del PIB en el 2022, el nivel más bajo de la última década.
Los efectos de esta baja-nula inversión educativa no se sentirán en el corto plazo, pero las consecuencias se reflejarán en una disminución de la calidad de vida de las generaciones futuras, esto según el análisis del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
La política en nuestro país ha adoptado el discurso de que la niñez es el futuro de México; pero ¿qué están haciendo por el futuro de México? Es cierto, este no es un problema nuevo, pero debemos tener presente que, con la llegada de López Obrador al poder, esta situación va en aumento, debido a que no hay políticas serias que combatan a la violencia en todas sus expresiones y en particular la que viven nuestras niñas, niños y adolescentes.
Es urgente que los mexicanos nos organicemos en torno a un proyecto que sí apueste por la construcción de un futuro mejor para todos, iniciando por la infancia y adolescencia, no nos acostumbremos a tanta violencia. México necesita a los estudiantes aguerridos, críticos y dispuestos a luchar por una sociedad más justa, los necesita para que sean la luz de la liberación de un pueblo oprimido, la lucha estudiantil debe ser el principio para dar la lucha popular.
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