No es difícil darse cuenta que los que sufren las consecuencias y los estragos de los fenómenos naturales, las pestes y las enfermedades como la covid-19, son las clases populares; pero también, y sobre todo, ese estrato social, que ya de por sí empobrecido, es sobre el cual recaen las consecuencias de las políticas económicas de los gobernantes ante tales fenómenos.
En estos meses que transcurren, en muchos países del mundo (en unos más que en otros), se está viviendo la experiencia del multicitado coronavirus, que se ha convertido en amenaza y terror para millones de seres humanos entre los que nos encontramos, los mexicanos. Para evitar contagios se han decretado las famosas cuarentenas, que no es otra cosa que la disposición de los gobernantes: "Quédate en casa"; pero en esta medida aplicada y exigida, a veces hasta con castigo, con multas o cárcel, es impuesta a raja tabla sobre una sociedad profundamente desigual en todos los aspectos de la vida y sobre todo en el económico. Por este hecho, ya es una medida injusta. Porque para que una familia pueda quedarse en casa, tiene que haber resuelto tener los productos necesarios para su alimentación, tener dinero suficiente para pagar renta, impuestos y servicios como el del agua potable, la luz, etc. Lo anterior no lo pueden tener en absoluto, porque millones de personas viven al día, dado que no tienen ingresos fijos y de esos no fijos, es de donde sostienen a sus familias. Por ello, exigirles a las amas de casa, a los campesinos, empleados y obreros despedidos, quedarse en casa, sin que el gobierno implemente mecanismos reales para que tengan lo necesario en sus hogares para vivir, es un crimen de lesa humanidad.
Los 44 millones de mexicanos que se quedaron en casa y sin comida, en estos momentos están literalmente abandonados a su suerte por el gobierno federal. Ellos no solo sufren, por el hecho de que pueden ser contagiados y morir, sino lo que más les preocupa, es que van a morir de hambre; estos millones de personas viven en una situación de zozobra, desesperanza, angustia y temor constante. Y López Obrador, casi levantando las manos al cielo, agradece que el coronavirus le "cayó como anillo al dedo" para afianzar y consolidar los proyectos de la 4T. En otras palabras, Obrador está feliz con la llegada de covid-19 porque él está pensando que esta enfermedad le va a servir para su reelección; este señor ya se enfermó de la cabeza, ya no pisa tierra. Y qué decir del gobierno de Oaxaca, si con la demagogia de siempre y alineado a la política de López Obrador, deja en el abandono a miles de oaxaqueños a quienes ni siquiera con una despensa ha apoyado.
Sobre esta desesperación y desesperanza que estamos viviendo muchos mexicanos, cae sobre nuestras espaldas otro "virus", otro latigazo más letal todavía que consiste en la actitud voraz y criminal de los prestadores de servicios y como un ejemplo, solo menciono a la CFE; millones de mexicanos en estos precisos momentos están sufriendo por esa actitud abusiva de esta empresa. Seguramente con la anuencia e indicación de los jefes económicos en contubernio con los gobernantes, están tratando de manera insensible a los usuarios que hoy se quejan que, de un mes para otro, con los mismos aparatos y focos, les están cobrando cantidades enormes de dinero. El día de hoy, formado en la fila en una oficina de pagos de la CFE en Santiago Pinotepa Nacional Oaxaca, vi y escuché la angustia e impotencia de un usuario, que se presentó a realizar el pago que generó el gasto de energía eléctrica de un pequeño taller, que por el problema de salud, está cerrado y sin actividad, el aviso de pago que, vía correo electrónico, se lo hicieron saber el día 16 de abril, y que sería por la cantidad de 882 pesos y grande fue su sorpresa que, cuatro días después, estando frente a la cajera, esta le informó que la cantidad a pagar era de mil ochocientos noventa pesos. Por mas que protestó y discutió, solo consiguió que le dijeran: "Eso tiene que pagar y si no lo hace en este momento, se le cortará el servicio". Y ¿De dónde? Si su negocio está cerrado. Este es solo un ejemplo de lo que millones de mexicanos están sufriendo con la CFE.
La covid-19 va a matar a centenas de miles de personas, pero el "virus" de la pobreza ya está matando de hambre a millones y lo seguirá haciendo.
Por eso, el Movimiento Antorchista Nacional, está en lo correcto al plantearle al gobierno de la república un PROGRAMA NACIONAL DE DISTRIBUCIóN DE ALIMENTOS, porque hasta ahora no se habla nada de cómo se va a atender a estos 44 millones que no tienen ingresos fijos y que se quedaron en casa y sin comida. Por otro lado, el gobierno del maestro Alejandro Murat Hinojosa, gobernador del estado de Oaxaca, debe atender en serio la petición de miles de oaxaqueños, que consiste en implementar un PROGRAMA ESTATAL DE DISTRIBUCION DE ALIMENTOS, ya que estamos en un completo abandono y sin comida; así mismo, solicitamos su intervención ante la CFE para que no siga haciendo su agosto con nosotros. Porque así se cumple el refrán popular: "Jodidos y apaleados".
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