Mezquina, esa es la descripción de una persona que es avara, con sus bienes, con sus afectos y hasta con sus acciones.Así es como puede y debe calificarse la actitud de quien le niega a los demás lo que por derecho les corresponde.Esto viene a cuentas cuando te enteras de las atrocidades que el presidente municipal de Othón Pompeyo Blanco, Otoniel Segovia Martínez, hace un día y el otro también.
El presidente Otoniel Segovia, tenía la oportunidad de cumplirle a los othonenses las promesas que les hizo cuando protestó al cargo como edil municipal, cuando suplió en la presidencia al difunto ex presidente Hernán Pastrana Pastrana, quien falleció a la edad de 79 años víctima de cáncer y con apenas unos cuantos días de haber tomado protesta en el Congreso del Estado.
Así, con el favor del destino, Otoniel Segovia se convirtió de la noche a la mañana, en presidente municipal.Cualquiera pensaría que, heredando el poder, sin hacer siquiera campaña, aprovecharía todos los recursos con los que contaba para beneficio de las clases más necesitadas, de los más pobres, a los que dice representar, pero no fue así.
Resulta inconcebible entender porque alguien que puede asumirse como héroe, prefiera ser villano; es muy difícil tratar de asimilar que el presidente Otoniel perdiera la cuantiosa cantidad de casi cinco millones pesos tan solo en recursos federales que estaban etiquetados para obras en beneficio social, para los más pobres, para los más necesitados, todo por no ayudar al pueblo pobre.
La Auditoría Superior de la Federación informó que la administración del "distinguido" alcalde, reintegró tal suma en dos diferentes entregas, la primera, por 2 millones 970 mil pesos en el mes de diciembre de 2018, y la segunda por un millón 870 mil pesos, apenas en abril del año pasado…, tantos millones de pesos sin ejercerlos, sin beneficiar a nadie.
Tal cantidad de recursos estaban destinados a electrificación rural y de las colonias más pobres, también estaba contemplado para el mejoramiento de vivienda, como piso firme, láminas, tinacos, pie de casa, etcétera, así como la atención en las colonias urbanas de alta marginación.Pero el alcalde no lo ocupó, no los aplicó, los devolvió sin ejercerlo, eso es mezquindad.Y si no, díganme cómo llamarlo.
Resulta que ahora los informes de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) revelan que se detectaron grandes y graves situaciones, en por lo menos 31 obras, que están llenas de irregularidades y cuya estimación supera los 35 millones de pesos.
Se reveló que existen nueve obras más que se encuentran suspendidas y que no justifican su gasto, tres más están inconclusas, pero ya casi pagadas, otras 12 ya están, pero están sin operar y, tres que ya están terminadas y funcionando, pero que no acarrean ni un solo servicio a la población.
Otra de las hazañas del alcalde es mandar golpear con la Fuerza Pública y encerrar en la cárcel a los maestros y jóvenes del Albergue Estudiantil "Felipe Carrillo Puerto", a quien lejos de apoyar en sus necesidades más básicas, como son el servicio de agua potable, el fluido eléctrico, becas, alimentos, mejor se dedica a denostarlos, a perseguirlos.
No conforme con eso, ahora intenta arrebatarles lo que por derecho a los estudiantes les corresponde, las instalaciones del Albergue, que al municipio no le costaron nada ya que fueron gestionados por el Movimiento Antorchista Nacional.En ellas, los muchachos reciben clases de inglés, danza regional, ajedrez, canto, poesía, oratoria, y, aun así, a pesar de todo, les niega la oportunidad de poder mantenerse ellos mismos, evitando que puedan desarrollar cualquier actividad que tenga como finalidad ganar dinero para poder solventar todas esas necesidades, que él, Otoniel Segovia, les niega.
Ahora, en plena crisis de la pandemia a causa de covid-19, el edil morenista está desaparecido, abandonó la presidencia municipal, pero no sus beneficios, ni su chofer, ni sus camionetas con vales de gasolina pagados con los impuestos del pueblo y mucho menos su sueldo.Un sueldo que cobra, pero no devenga.
Así es, los othonenses están en la indefensión total, abandonados sin ningún tipo de apoyo, ni ayuda, se las tienen que arreglar como puedan.Mientras los trabajadores del municipio cobran su sueldo y se resguardan en su casa para evitar enfermarse, los trabajadores de a pie, los que pagan impuesto, los que sostienen el aparato gubernamental, tienen que salir a trabajar, para poder medio comer, medio pagar los servicios de luz, agua y gas y además pagar sus deudas.
Qué bueno fuera y de cuanto provecho sería que el gobierno encabezado por el edil morenista repartiera despensas, entregara vales de gas, ayudara con una parte de los recibos de luz, así como del pago del agua.Y no serían regalos o limosnas, sería solamente reorientar el gasto y el presupuesto en beneficio de los más necesitados.
El sistema de salud colapsado, los hospitales repletos de enfermos covid-19, los muertos por decenas.La atención a enfermedades ajenas al covid-19, son inexistentes, así que las muertes por cáncer, diabetes, hipertensión y otras enfermedades crónico degenerativas, se han incrementado.
Lo indignante es que representa al partido de Morena, que dice que trabaja para las clases más necesitadas.Nada más alejado de la verdad, gobierna para él, y para sus amigos que siempre han estado empoderados; para ellos todo, para los demás nada, ni siquiera un espacio de su tiempo para ser atendido, para resolver un problema o responder a una gestión.
Para el pueblo pobre no hay nada, ni tiempo, ni atención, ni una resolución, nada, ni un ápice de trato digno para los 224 mil 80 habitantes del municipio, pero para sus camionetas y su vida de lujos, alcanza y hasta sobra y tan sobra, que ya hasta lo regresó.
Y por Otoniel Segovia Martínez, no votó nadie, fue resultado del destino que se convirtiera en alcalde.¡Ah, qué destino tan negro!
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