MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

¿Nos amenaza una nueva epidemia?

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El 11 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia del covid-19. Esto marcó un punto nodal crítico en lo que se convertiría en la peor crisis de salud pública mundial desde la pandemia de gripe de 1918-1920, afectando profundamente la salud y la vida de toda la población mundial y desestabilizando la vida social y política en todos los países.

Una nueva amenaza se cierne sobre nuestras cabezas: el aumento de casos de tos ferina y sarampión, enfermedades que se creían erradicadas en México.

Hay quienes comparan su impacto con el de la Primera Guerra Mundial en el siglo XX (1914-1918), no sólo por la gran cantidad de pérdidas humanas, sino también por la crisis mundial que desató y que expuso la bancarrota política, social y moral de la sociedad capitalista.

Ante una emergencia de salud pública de una magnitud sin precedentes, prácticamente todos los gobiernos del mundo —a excepción de China— se negaron a implementar las políticas necesarias para prevenir infecciones masivas, enfermedades debilitantes y muertes.

Los intereses económicos, específicamente los de la élite financiera y empresarial, determinaron la respuesta a la pandemia. Se antepusieron las ganancias a las vidas. La humanidad está lidiando con las consecuencias de la respuesta socialmente criminal de los gobiernos a la pandemia.

Recordemos cómo el propio presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, anunció a los cuatro vientos que no había de qué preocuparse, que todos saliéramos a las calles, a trabajar, que bebiéramos té, que usáramos estampitas para espantar el mal, etcétera.

Él mismo se negó a usar cubrebocas y su doctor “muerte”, el subsecretario de Salud, promovió la política de rebaño: que se infecten todos los que deban infectarse y se mueran todos los que no resistan.

La política de López Obrador, como la de la inmensa mayoría de los gobernantes neoliberales, fue “sálvese quien pueda”, que la economía del país y de los grandes potentados tiene que seguir avanzando. Y, como sabemos, las fortunas de los multimillonarios se duplicaron y las empresas farmacéuticas hicieron el negocio de su vida.

Asimismo, no debemos olvidar las políticas gubernamentales que se distinguieron por una terrible indolencia hacia la vida humana, por una política criminal (los nombres cambian, pero no los gobiernos neoliberales, no la clase en el poder), reflejada y expresada con toda crudeza por boca de algunos presidentes.

En noviembre de 2020, el ex primer ministro británico Boris Johnson espetó: “¡No más encierros, que los cuerpos se apilen por miles!”. Posteriormente, el presidente estadounidense Joseph Biden declaró en una entrevista televisiva el 18 de septiembre de 2022 que la pandemia había terminado; sin embargo, ese mismo día en que se transmitió su declaración ante una audiencia nacional, hubo, según el New York Times, 61 mil 712 nuevas infecciones oficiales y 464 muertes por covid-19 en Estados Unidos.

Las luchas pasadas contra la poliomielitis, la malaria, el sarampión, la viruela y otras enfermedades infecciosas han constituido justamente hitos en el impacto progresivo de la ciencia en la civilización.

No habrá ninguna celebración de la respuesta oficial al covid-19. Su historia será un registro de mentiras y crímenes de los gobiernos, los medios corporativos y las instituciones oficiales que han subordinado la salud de la sociedad a los intereses lucrativos de una pequeña oligarquía empresarial-financiera.

A pesar de los grandes avances de la humanidad en nuestro conocimiento científico y tecnológico durante el siglo pasado, el SARS-CoV-2, el virus que causa el covid-19, ha demostrado ser la enfermedad infecciosa más devastadora desde la pandemia de influenza de 1918, que mató entre veinticinco y cincuenta millones de personas en el lapso de sólo dos años.

Una nueva amenaza se cierne sobre nuestras cabezas: el aumento de casos de tos ferina y sarampión, ambas enfermedades consideradas erradicadas en México y que hoy tocan a las puertas de muchos hogares, sobre todo de las familias más pobres y donde las condiciones de salubridad no son las adecuadas.

De la primera, el número de casos aumentó en más de 1 mil % en las primeras nueve semanas del año en comparación con el mismo periodo de 2024. Es un brote activo, pues sólo en las últimas dos semanas de febrero el registro pasó de 120 a 288 enfermos, y los más afectados son los niños menores de seis meses de edad.

La Dirección de Epidemiología de la Secretaría de Salud ha emitido una alerta por esta infección provocada por la bacteria Bordetella pertussis, que causa ataques de tos violentos y es altamente contagiosa. En tan sólo una semana, el reporte de Vigilancia Epidemiológica contabilizó 78 casos detectados, de un total de 288 acumulados hasta este martes (El País, 11 de marzo de 2025).

En el caso del sarampión —en 1531, diez años después de la Conquista, ocurrió la primera epidemia descrita de tepitonzahuatl en la Nueva España—, a nivel nacional, hasta la semana epidemiológica 10 de 2025, el Sistema de Vigilancia Epidemiológica de Enfermedades Febriles Exantemáticas ha reportado 416 casos probables de sarampión o rubéola.

El Dr. Víctor Gómez, epidemiólogo de la Facultad de Medicina de la UNAM, atribuye el repunte de la enfermedad a la falta de vacunación:

“Durante décadas, las campañas de vacunación masivas contra la tos ferina, el sarampión o las paperas fueron exitosas hasta el punto de considerarse casi erradicadas de la población. Sin embargo, en los últimos años han tenido un repunte por la falta de vacunas atribuible al propio sistema de salud, que no está llevando a cabo las campañas de vacunación, y también por el aumento de personas antivacunas que no son conscientes de la necesidad de vacunar a sus niños”.

Los mexicanos debemos exigir un sistema de salud “como el de Dinamarca” y obligar a las instituciones a emprender una agresiva campaña nacional de vacunación contra la tos ferina, el sarampión y otras enfermedades que también se habían considerado erradicadas, pero que, ante la pobreza, la falta de vacunas y la ausencia de prevención, han vuelto a amenazar la salud de todos los mexicanos.

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