Como si no fuera suficiente por lo que están atravesando las familias rarámuris que viven en la Sierra Tarahumara, en el estado de Chihuahua, a la intensa sequía que acabó con sus cultivos de frijol y maíz, se suman la ola de violencia generada por la disputa del territorio por parte de grupos delictivos, la indiferencia de las autoridades federales y la falta de oportunidades para salir adelante. Pero además, se suma un problema de salud crónico y mortal para toda la población, pero en particular para los menores: la desnutrición.
Este problema de salud que presenta el 60 % de la población rarámuri, según datos de la Secretaría de Salud del estado, se ha agravado últimamente debido a la sequía que está presente en gran parte del territorio nacional y que acabó con las siembras de frijol, calabaza y frijol de las familias, siembras que son de autoconsumo y que, ante su pérdida, agravan aún más el problema alimenticio de la población.
La desnutrición se presenta en el 60 % de la población rarámuri, según datos de la Secretaría de Salud de Chihuahua, y se ha agravado últimamente debido a la sequía que está presente en gran parte del territorio nacional.
En el mes de octubre de 2023, lamentablemente, dos menores de edad de la comunidad La Hierbabuena del municipio de Balleza perdieron la vida debido a su grado de desnutrición, situación que la propia comunidad, a través de sus representantes, denunció y solicitó ayuda a la Secretaría del Bienestar, a cargo del entonces súper delegado Juan Carlos Loera de la Rosa. Este hizo caso omiso a la petición de ir o enviar a personal a su cargo para que atendiera estos y otros casos, pero su grito de ayuda fue omitido y ahora son las familias pobres las que están padeciendo las consecuencias mortales.
Este tipo de casos abundan en la Sierra Tarahumara, pero desgraciadamente lo hacen en silencio, por desconocimiento tal vez, y tratan de remediarlo mediante la espiritualidad o remedios caseros, pero que no surten efecto, pues el tratamiento debe hacerse con personal capacitado y bajo vigilancia.
Las consecuencias de la desnutrición se presentan mayormente en los menores de edad y en las madres. En los menores se puede notar en el bajo peso y la inflamación del estómago, además de las afectaciones a su desarrollo físico y mental.
En el caso de las madres, al no tener una dieta variada y nutritiva, no producen la leche suficiente para los primeros meses de lactancia, por lo que desde ese momento los infantes comienzan a padecer hambre y, por ende, a estar desnutridos.
Sin duda alguna, los indígenas sufren por todos los frentes. Los que viven en la Sierra se enfrentan a la sequía, a la falta de apoyo, a las inclemencias del tiempo, a la falta de empleo, a la violencia, a la falta de alimento.
Y las familias que viven en ciudades como Chihuahua, Cuauhtémoc, Delicias, Hidalgo del Parral y Ciudad Juárez sufren la indiferencia de la población en general, sufren la discriminación en los centros de trabajo y el tener que vivir en colonias sin servicios, hacinados y en condiciones poco humanas.
Esta situación debe acabarse, debe erradicarse por completo, pero desgraciadamente a nuestras autoridades poco o nada les interesa solucionar el problema, ya que siguen la política del primer mandatario federal.
Con los pobres uno va a la segura; es decir, sacarlos de la pobreza es perder votos seguros y eso no le conviene a Morena ni al presidente Andrés Manuel López Obrador.
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