La situación crítica por la que atraviesa México luce bastante grave y puede empeorar en el próximo sexenio, gane quien gane la Presidencia el próximo dos de junio. Esto debe ponernos a reflexionar, porque la inmensa mayoría de los mexicanos ya padece hambre, desempleo, inseguridad, violencia, falta de educación y múltiples enfermedades derivadas de la pobreza y marginación socioeconómica.
Los problemas de salud tienen mayor prioridad. Durante la celebración del Día Internacional de la Salud, el siete de abril, se informó que al menos 40 por ciento de la población (52 millones de personas) no tiene acceso al sistema de salud pública, y que la mayoría de ellos son los más pobres, porque viven en comunidades y pueblos rurales a donde jamás llega ningún servicio público.
La Megafarmacia del Bienestar solamente ha entregado 8.5 % de los medicamentos solicitados por los pacientes del IMSS, IMSS-Bienestar e Issste, con tiempos de espera de 15 a 65 días, a pesar de que AMLO se comprometió a que sería de 24 horas.
Además, en los últimos 20 años, el presupuesto del Gobierno Federal asignado a salud pública no ha rebasado el tres por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), la mitad del seis por ciento recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS); y cuatro o cinco veces menor al gasto sanitario de países como Estados Unidos, Alemania y Francia, cuyos gobiernos destinan entre 12 y 16 por ciento de su PIB.
En este sexenio, uno de los mayores problemas en el sector salud es el desabasto de medicamentos, provocado por el mismo Gobierno Federal en 2019. El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha intentado remediarlo con la Megafarmacia del Bienestar, inaugurada el pasado 29 de diciembre con la promesa de que tendría “todos los medicamentos del mundo”, pero que, en cinco meses, no ha provisto siquiera un millar de piezas.
Los resultados del nuevo invento de AMLO, según asociaciones civiles especializadas, han sido pésimos e infames. Por ejemplo, la organización Cero Desabasto revela que entre el 29 de diciembre del año pasado y el 23 de abril de 2024, la Megafarmacia del Bienestar sólo entregó 648 piezas de las siete mil 593 que se le solicitaron.
El Colectivo Salud y Bienestar de Nosotrxs advirtió que en ese mismo periodo únicamente entregó 341 piezas en respuesta a más de 90 mil solicitudes de fármacos realizadas vía telefónica.
Además, la Megafarmacia del Bienestar solamente ha entregado 8.5 % de los medicamentos solicitados por los pacientes del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), IMSS-Bienestar y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste), con tiempos de espera de 15 y 16 días (aunque ha habido otros de hasta 60 o 65 días), a pesar de que AMLO se comprometió a que el tiempo de espera promedio sería de 24 horas.
La “farmaciototota” únicamente surte en promedio 2.7 recetas al día; y esto evidencia cómo la prometida atención sanitaria de “primer nivel” de AMLO consiste en que el medicamento se retarde para que el enfermo “no viva para contarlo”. La Megafarmacia es otro engaño más del gobierno morenista: una mentira formulada a costa de los pacientes del IMSS, IMSS-Bienestar e Issste, porque los medicamentos fueron sustraídos de las unidades médicas públicas para rellenar los estantes de la “farmacia más grande del mundo”, como la denominó un funcionario de Birmex.
Esta misma interpretación evidenció que la bodega de Birmex-Megafarmacia en Huehuetoca, Estado de México (Edomex), tiene capacidad para almacenar 280 millones de piezas; que cuando se “abrió” al público únicamente disponía de dos millones 465 mil piezas; y que, desde entonces a la fecha, no ha incrementado sus existencias. Por ello, la Megafarmacia del Bienestar se encuentra muy lejos del objetivo de abastecer con medicamentos al pueblo mexicano.
¿Por qué la “farmaciototota” no funciona? Porque fue solamente un invento que al Presidente se le ocurrió en una de sus mañaneras; porque su gobierno nunca ha proyectado un plan de salud para atender realmente los problemas sanitarios de los mexicanos; porque todas sus políticas están hechas al vapor, “de lengua y saliva”; y porque su protagonismo mediático pone en el centro la politiquería electoral y la búsqueda frecuente de adulaciones que alimenten su inconmensurable megalomanía. Por el momento, querido lector, es todo.
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