El día 25 de febrero, el Movimiento Antorchista Nacional realizó en todos los estados del país una muestra de declamación en la que involucró a niños, jóvenes y adultos, algo que fue verdaderamente motivante y un gran esfuerzo de su Comisión Nacional Cultural por desarrollar la cultura en el pueblo de México.
Quisiera empezar diciendo que fomentar la declamación no es una tarea fácil, sencilla, a la que al primer llamado o convocatoria de nuestra organización rápidamente se integran o se suman los niños, jóvenes, estudiantes, campesinos o los trabajadores. No, no lo es, hay cierto rechazo o resistencia a declamar, es decir, a recitar en voz alta, con entonación y gestos apropiados, memorizando bien los versos o la prosa de la poesía, sintiendo y expresando lo que el poeta trata de decir en su poesía, el mensaje que se quiere transmitir.
Si se nota cierta resistencia a participar en algunas actividades es porque hemos sido educados no para ser críticos del sistema social sino para reforzarlo, por ello el joven en vez de apreciar la música popular mexicana, tan bonita, canta la música estridente y fea, acepta aquella que ensalza a ídolos del narcotráfico, alejándose de la que resalta el amor limpio, la belleza de nuestros pueblos, etcétera; y lo mismo pasa con la poesía, es muy poco lo que se le impulsa en el país, por lo que el resultado es que tenemos un pueblo poco cultivado en las bellas artes.
Por eso, la declamación busca educar a nuestro pueblo, hacerlo más sensible, reforzar su educación y cultura, la ampliación de los conocimientos ya que al recitar poesía se conoce a poetas, mexicanos y de otros países que nos describen el amor, las costumbres, sentimientos, concepciones del mundo, ideas y elogios a la patria para ensalzar el orgullo y la valentía del pueblo ante situaciones difíciles.
Y, hablando de situaciones adversas no debemos de olvidar que nuestro país vive momentos difíciles, dicen las cabezas de diferentes medios de comunicación del 21 de febrero que “9 de las 10 ciudades más violentas del mundo están en México y se encuentran asediadas por el narco”; en el medio Infobae del mismo día, una nota dice lo siguiente: “por sexto año consecutivo, una ciudad de México figuró como la más violenta del mundo en 2022. Los problemas generados por los cárteles del narcotráfico, extorsiones y robo de combustible forman parte del panorama de inseguridad que se ha impregnado en la vida cotidiana de los pobladores”.
Nuestra patria se desangra, hay, como nunca antes se había visto, escenas de terror, enfrentamientos armados entre bandas del crimen organizado y contra la policía, como el enfrentamiento suscitado hace unos meses en Culiacán, Sinaloa que obligó a la gente a enclaustrarse en sus casas por el miedo que sentían al salir a la calle y poder encontrase entre el fuego cruzado de estos enfrentamientos. ¿Qué significa esto? terror, miedo, ahora ya no se vive con tranquilidad, ni de día ni de noche, ya no hay un lugar donde el ciudadano se sienta seguro.
En algunos lugares como Chimalhuacán, Estado de México, hasta 16 homicidios en una semana, en Zacatecas seis desaparecidos en una semana, violencia en las escuelas, secuestros, etcétera.
Esto es la inseguridad, que no para. Pero también la pobreza sigue haciendo estragos en los mexicanos, al finalizar el 2022 se incrementa el número de pobres en 2.5 millones, llegando a 58.1 millones de mexicanos en pobreza. Datos del Coneval.
La obra social para las comunidades y colonias populares por parte del gobierno federal y estatal prácticamente ha desaparecido, lo que deja en el atraso y marginación a miles de familias; la inflación que no para, por lo que el aumento constante de los precios al transporte público y a los alimentos como el huevo, la tortilla, el aceite, etcétera, afecta principalmente a las familias más pobres al adquirir menos alimentos con lo poco que ganan.
Esta es la situación real del país, quien la niegue será porque está ciego o es un seguidor a ciegas del presidente Andrés Manuel López Obrador, que significa lo mismo, el negar la realidad, pero la verdad de las cosas es que vivimos una situación diferente, que está muy lejos de las condiciones de felicidad que el mandatario señala a diario en sus mañaneras.
Por eso, es muy importante que el pueblo conozca su realidad, se eduque y luche para cambiar este país. Y en ese sentido, la actividad cultural de Antorcha, en este caso la declamación, viene a preparar el terreno en la creación de un hombre nuevo, queremos que los mexicanos no perdamos la capacidad de asombrarnos, de sentir, de indignarnos ante hechos tan lamentables como la violencia, la pobreza, la falta de vivienda y muchos problemas más.
Los antorchistas siempre lo hemos dicho, somos un país grande y con muchas riquezas, a tal grado que actualmente estamos ubicados entre las 15 economías más grandes del mundo, pero también tenemos un sistema social muy injusto, desigual, que tiene en la pobreza a la mayoría de los mexicanos.
Una sociedad así no es la que se merece nuestro pueblo, por eso, el evento de declamación donde participaron cientos de mexicanos es reconfortante, alentador e impulsa a seguir fomentemos las actividades culturales y deportivas entre los niños y jóvenes, preparando al hombre nuevo que el día de mañana dirigirá a nuestro país.
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